Agnes, de 20 años, abraza a su hijo Filex, de 9 meses, que está sano y sin signos de malnutrición gracias a la formación que ha recibido de promotoras de salud formadas por Acción contra el Hambre.

© Peter Caton para Acción contra el Hambre

Cuando un bebé es amamantado por su madre, se reducen las posibilidades de que muera durante los cinco primeros años de vida entre un 12% y 20%; más que con cualquier otra medida preventiva.

La lactancia materna exclusiva ha aumentado en todo el mundo en los últimos años: el 44 % de los bebés de menos de seis meses ya se alimentaban de esta forma en 2019, siete puntos porcentuales más que en 2012.

Acción contra el Hambre ofrece cinco perspectivas de cinco países diferentes en los que madres, bebés y personal humanitario luchan para acabar con la malnutrición a través de la lactancia materna.

Madrid, 3 de agosto. La lactancia materna es una de las maneras más eficaces de asegurar la salud y supervivencia de un bebé, lo que a la larga significa una salud más robusta para toda la comunidad y, además, protege a las madres frente a ciertas enfermedades como la diabetes y problemas cardíacos. Con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, desde Acción contra el Hambre aprovechamos para destacar cinco perspectivas desde cinco países con contextos muy diferentes, sobre la importancia de extender esta forma de alimentación..

Aunque la lactancia materna exclusiva se ha incrementado en todo el mundo en los últimos años, con el 44 % de los bebés de menos de seis meses alimentados de esta forma en 2019, esta cifra aún está por debajo del objetivo del 50 % para 2030, según el último informe ‘El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo’, elaborado por Naciones Unidas.

La OMS advierte que, en muchas regiones, el riesgo de mortalidad es 14 veces mayor en los niños y niñas que no son amamantados, en comparación con los que sí se alimentan de leche materna. Sin embargo, las dificultades para dar el pecho son muchas y variadas según el contexto.