Las sesiones presenciales de este proyecto de investigación se retoman tras un periodo de casi dos años en los que, debido a la pandemia, la actividad tuvo que interrumpirse y realizarse en modo virtual
Este programa actúa como un tratamiento terapéutico que sirve para disminuir los niveles de dolor, ansiedad y miedo de los pacientes, debido a las experiencias emocionalmente positivas que generan estos animales
La Cátedra Animales y Sociedad de la URJC y el Hospital Universitario 12 de Octubre, en colaboración con la asociación de expertos PsicoAnimal, han retomado este verano de forma presencial Huellas de Colores, el primer programa de actividades terapéuticas en el que se incorporan desde el año 2019 las Intervenciones Asistidas con Animales (IAA) para niños ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos y Reanimación Pediátrica -UCIP-REA-. Esta nueva etapa se inicia tras un periodo de casi dos años en los que la actividad tuvo que interrumpirse y realizarse de manera virtual debido a las restricciones derivadas de la pandemia por Covid-19.
Así, Huellas de Colores es un proyecto de investigación que tiene como objetivo principal la humanización de las estancias hospitalarias de los niños y adolescentes a través de las terapias asistidas con perros, estudiando su impacto en la salud de los pacientes y sus familiares. La iniciativa, pionera en las unidades de cuidados intensivos pediátricos de España, ha demostrado que este apoyo al tratamiento clínico disminuye significativamente los niveles de dolor, miedo y ansiedad de los menores que han sido intervenidos quirúrgicamente o han tenido complicaciones en la evolución de su enfermedad, debido a las experiencias emocionalmente positivas que generan estos animales.
"En esta nueva etapa de Huellas de Colores, las sesiones se realizan con Alma, una perra de tres años que visita la Unidad cada quince días para interactuar con los niños ingresados, seleccionados previamente por los profesionales sanitarios. Durante dos horas, y supervisados en todo momento por técnicos y psicólogas de PsicoAnimal especializadas en intervenciones asistidas con animales, los niños y sus familias reciben un estímulo novedoso que les permite expresar sus emociones y olvidar el motivo de su ingreso", explica Nuria Máximo, directora de la Cátedra Animales y Sociedad de la URJC.
De esta forma, el esfuerzo conjunto de ambas instituciones confirma la evidencia científica de que las intervenciones asistidas con animales producen claros beneficios en el ámbito físico, social, motor y cognitivo del paciente, por ser una fuente especial de motivación.
Experiencia antes de la pandemia
Desde 2019 y hasta el inicio de la pandemia, el proyecto Huellas de Colores llevó a cabo más de 100 visitas presenciales a niños y adolescentes ingresados en la UCIP-REA de este Hospital. En esas sesiones participó Zenit, un perro rescatado de situación de abandono, recuperado y posteriormente entrenado, que realizó una visita inicial de reconocimiento de la Unidad antes de iniciar la terapia, para comprobar su adaptación al medio, comportamiento e implicación en estas circunstancias.
Durante la etapa marcada por las restricciones intrínsecas a la pandemia, el proyecto tuvo que interrumpirse y, por ello, en enero de 2022 se retomó de forma virtual, pero esta vez dirigido a los niños ingresados en plantas de hospitalización, ya que los que permanecían en cuidados intensivos o de reanimación no podían realizarlas en este formato por cuestiones derivadas de su estado de salud. Ahora, el proyecto retoma su formato original presencial en la unidad en la que se inició, cumpliendo también estrictamente con el periodo de adaptación de Alma, la perra que ha sustituido a Zenit, jubilado de esta actividad debido a su avanzada edad. Además, se mantienen las llamadas a los niños y niñas de la planta de oncología que, por su estado, no pueden recibir visita presencial.
El interés del Hospital 12 de Octubre y la Cátedra Animales y Sociedad por retomar la presencialidad de estas sesiones se justifica por los resultados conseguidos en la primera etapa, que evidenciaron diferencias significativas positivas tanto antes como después de la intervención. Así, en la primera fase pudo cuantificarse que los menores ingresados en situación de gravedad experimentaban disminución del dolor de hasta tres puntos -según las escalas habituales de medida de esta variable-, así como una reducción del nivel de ansiedad y otros síntomas asociados a la patología tras la visita del perro. Además, una encuesta de satisfacción sobre el proyecto lo valoró como muy positivo por las familias, con una puntuación de 9,71 puntos sobre 10.