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¿Cómo adaptar nuestro entorno para mejorar la accesibilidad?

12 de mayo, Día de la Accesibilidad

Es necesario tener en cuenta el acceso cognitivo, sensorial y físico de todas las personas

La accesibilidad busca permitir que cualquier persona pueda hacer uso de edificios, productos o servicios en igualdad de condiciones. Aunque esta se suele relacionar con salvar las barreras físicas, es cierto que no solo hace referencia a la mejora de la movilidad, sino también a una mejor comunicación y comprensión de un entorno concreto.

Con la intención de concienciar sobre la necesidad de adaptar el entorno para favorecer la equidad, cada 12 de mayo tiene lugar el Día de la Accesibilidad. Aprovechando esta efeméride, Stannah España, fabricante líder mundial en movilidad, quiere resaltar la importancia de adecuar los espacios, productos y servicios a todas las personas, sin importar su condición.

Por ello, la compañía propone primero conocer todos los tipos de accesibilidad -cognitiva, sensorial y física para, con todas ellas, conformar un entorno universal que mejore la inclusión de todas las personas:

Accesibilidad cognitiva. Se trata de hacer el mundo más sencillo de comprender. Para ello, es necesario que los textos, carteles y tecnología cumplan ciertas condiciones que mejoren su comprensión. Así, una de las iniciativas más extendidas para la mejora de la accesibilidad cognitiva es la lectura fácil, aunque no la única. Utilizar simbología simple y clara, así como una tipografía grande y sencilla, puede ayudar a mejorar la comprensión en señales o carteles. La accesibilidad cognitiva está especialmente pensada para personas con discapacidad intelectual, ancianos y niños.

Accesibilidad sensorial. Adaptar el entorno a los criterios de accesibilidad sensorial permite que personas con necesidades específicas de visión o auditivas puedan utilizarlos en equidad. Así, además del conocido sistema Braille, para mejorar la comprensión de carteles para personas ciegas, también se pueden adaptar ciertos espacios con vídeos con subtítulos o 'traducidos' a la lengua de signos. Un gran ejemplo de accesibilidad sensorial son los semáforos. Con el pitido alertan a las personas con problemas de visión y permiten cruzar con seguridad, mientras que aquellas con dificultades auditivas se valen de los colores y formas.

Accesibilidad física. Aunque sea el más conocido de estos tipos de accesibilidad, se entiende por accesibilidad física la que permite un fácil acceso, sin depender de las limitaciones físicas. Estas barreras no solo afectan a personas en silla de ruedas, si no también a mayores de 65 años que, a causa de la edad, ven reducida considerablemente su movilidad. Para salvar desniveles y facilitar el acceso, existen diferentes alternativas. En ese sentido, Stannah diseña y fabrica soluciones de accesibilidad, como las sillas salvaescaleras o los ascensores unifamiliares, que ayudan a evitar desniveles, haciendo foco especial en las viviendas privadas. En cuanto a espacios públicos, además de estos productos, una solución sencilla para salvar los desniveles es una rampa no muy inclinada.

"Menos del 1%, de los casi 10 millones de viviendas en España, cumple con los criterios de accesibilidad universal. Siendo conscientes de la necesidad de apoyar la igualdad en el acceso, se hace todavía más patente la importancia de abogar por mejorar estos datos y apostar por soluciones que contribuyan a una mejor accesibilidad cognitiva, sensorial y física, esta última cada vez más integrada gracias a soluciones que permiten salvar desniveles como ascensores, sillas salvaescaleras o plataformas elevadoras, que están ya muy democratizadas", concluye Alberto Badás, marketing manager de Stannah España. 

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