Según el estudio, realizado a 9.000 mujeres de 15 países entre marzo y abril -los meses más duros del confinamiento en España y en Europa-, el principal motivo que impulsa el emprendimiento femenino en España es la posibilidad de convertirse en su propia jefa (62,5%). Las mujeres entre 24 y 39 años son las más motivadas para emprender por cuenta propia, una actividad que, según las encuestadas, ayuda a impulsar la paridad de género en el entorno laboral
Las mujeres españolas tienen un destacado espíritu emprendedor. Según un estudio sobre emprendimiento femenino, realizado entre marzo y abril por One Poll para Herbalife Nutrition, 45,2% de las encuestadas señalaron que -aunque no cuentan con un negocio propio- aspiran a montar uno en los próximos años, 13,2% dijeron disponer ya de un negocio y querer abrir otro próximamente, mientras que 30,6% no tienen negocio y no aspiran a tenerlo nunca.
En este estudio -que se realizó en el marco del confinamiento más severo y en medio de procesos de regulaciones de empleo en muchas empresas en España- las mujeres jóvenes, de entre 24 y 39 años, se manifestaron como las más proclives a iniciar una actividad emprendedora (50,5%), seguidas de las que tienen entre 18 y 23 años (50%).
Las motivaciones para iniciar un negocio son muchas. Las españolas se centran en tres estímulos básicos, como son: el anhelo por convertise en su propia jefa (62,5%), la pasión por lo que les gusta (48,4%) y aspirar a una mayor flexibilidad (47,8%).
El emprendimiento es percibido también como una actividad que aporta beneficios potenciales al trabajo por cuenta ajena, a veces intangibles: el aumento en la satisfacción laboral (43,8%), la posibilidad de incrementar los ingresos regulares (39,6%), la confianza en el producto que se está creando y en el trabajo que se está haciendo (36,4%) o la posibilidad de mantener a la familia (31%) se encuentran entre los principales.
Esta voluntad emprendedora de las españolas jóvenes se ve, sin embargo, truncada por múltiples obstáculos, entre los que se encuentran: el coste inicial de la inversión para emprender (53,6%), la poca rentabilidad del negocio (46,8%), la falta de apoyo financiero (44%) y el miedo al fracaso (39,4%).
Un 40,4% de las encuestadas afirmaron no dar el primer paso para emprender por las barreras para iniciar una trayectoria empresarial, el 33,7% no desean enfrentarse al estrés que supone empezar un proyecto propio, el 25,5% respondieron no tener una idea que les permita embarcarse en un proyecto y casi un cuarto de las encuestadas aseguraron que emprender supone mucho esfuerzo.
A ello se suman aspectos que desmotivan a la hora de emprender, como los asociados al riesgo de no obtener ingresos estables (56,8%), el estrés que genera el trabajo por cuenta propia (46,6%), el tener que trabajar horas adicionales (35,2%), contratar y despedir gente (32,2%) y, por último, tener que tomar decisiones y actuar como un líder (29%).
Diferencias entre hombres y mujeres
Aunque se han hecho esfuerzos en pro de la igualdad entre hombres y mujeres en el entorno laboral, todavía existe una percepción de disparidad entre los sexos, incluso al momento de lanzar su propio negocio. Más de la mitad de las mujeres encuestadas (56,4%) se mostraron de acuerdo o muy de acuerdo en que hombres y mujeres se enfrentan a distintos retos al momento de emprender.
El emprendimiento femenino es visto como una oportunidad para efectuar cambios positivos que lleven a las mujeres a tener salarios más equitativos (52,2%), a ser tomadas más en cuenta por parte de jefes o compañeros (46,8%), a disminuir la discriminación de género en los entornos profesionales (43,2%), y a dar a las mujeres modelos positivos a seguir (41,2%).
De hecho, 8 de cada 10 españolas encuestadas empezaron o quieren empezar un negocio propio para convertirse en un modelo a seguir por mujeres jóvenes. Y 7 de cada 10 han lanzado su carrera independiente o quieren hacerlo porque han sido tratadas de forma injusta en experiencias laborales previas.
Más ambiciosas pero menos pasionales que las rusas y las italianas
Los datos de los países europeos no distan mucho de los de España, aunque con algunos puntos divergentes. En cuanto al espíritu emprendedor, las italianas que, teniendo un negocio propio apostarían por lanzar otro, bajan al 6,4%, mientras que las rusas no pasan del 8%, lejos del 13% que alcanzan las españolas.
Otro dato curioso se encuentra en las motivaciones a la hora de emprender un negocio, ya que para las mujeres rusas la pasión (68,7%) es el elemento esencial para emprender, al igual que para las italianas (55,1%), por encima de convertirse en su propia jefa, como ocurre con las españolas. Un 66,6% de las rusas, además, opina que el emprendimiento femenino es una forma de estimular que las mujeres sigan sus pasiones, frente a solo un 40,6% de las españolas y un 44,4% de las italianas.
Al comparar con las estadounidenses, el espíritu emprendedor de quienes no han emprendido aún baja al 27% (en comparación con el 45,2% de las españolas), mientras que se duplica entre las estadounidenses que ya poseen un negocio y aspiran a abrir otro (29,65% frente al 13,2% de las españolas). Al igual que con las españolas, la principal motivación de las estadounidenses para emprender un negocio es ser su propia jefa (51,61%).