Tras la comprobación de seguir llamando a la unidad y al diálogo, tras su lema de este año "Recuperar la Confianza" hemos comprobado que entre el contexto geopolítico que marcan los tiempos y el mundo geoeconómico, los desafíos globales a los que aspiran deben asumir que hacer reformas de alto calado es lo que toca ahora.
Demasiada palabrería hueca y demasiados ausentes para un foro global que habrá costado una millonada donde una vez más no ha habido asiento para lo único esencial: el ser humano.
La batalla, una vez más, sigue siendo desconfianza, las soberbias de las distintas nacionalidades y la avaricia constante.
Todo se basa en la economía que parece querer seguir siendo la gran invitada al baile y las diferentes geopolíticas globales que desbaratan tal posible clima económico.
Una vez más, la miseria humana ha estado de lleno sobre el mantel.
Si existe un mundo fragmentado , si falta cooperación entre los pueblos, da que pensar que los Derechos Humanos y las garantías que siempre nos han ofrecido los organismos internacionales han ido ¡.
Tres esperanzas para ser son posibles: el cuidado de la naturaleza que sigue a buena marcha, una innovación pero poniendo trabas a los jóvenes investigadores en las diversas áreas, aunque las grandes multinacionales parece ser optimistas y las buenas expectativas de las economías regionales que, por supuesto no serán las españolas hoy por hoy.
Muchas han sido las propuestas.
Nos alegra que Argentina haya realizado un homenaje al mundo empresarial llamándoles héroes: hambre, indigencia y pobreza siguen marcando las grandes pautas globales frente a un Pedro Sánchez plagado de adoraciones a Maduro deseando ser el gran interventor de los gobiernos hacia los pueblos.