Economía

Entrevista a José Garcia Balibrea

Presidente del Comité de Gestión de Murcia y miembro de la Junta Directiva de ANEFHOP

Hablemos un poco de usted y su relación con el mundo del hormigón

Mi relación con el mundo del hormigón viene de hace 51 años, dado que nací en 1968, el mismo año que la empresa familiar, así que se podría decir que nací entre cemento, áridos y camiones.

Mi padre, con una mentalidad empresarial inquieta, decidió poner en marcha una industria totalmente innovadora en aquellos años. Hay que tener en cuenta que en los años sesenta el hormigón se fabricaba en su totalidad a pie de obra, sin garantías reales de calidad o de trazabilidad de los materiales. Fuimos de las primeras centrales de España y la primera de nuestra región y evidentemente esa tradición ha marcado mi vida profesional en este sector.

Tras terminar la universidad me uní definitivamente a la empresa, hace ya más de 25 años, y de forma inmediata a las diferentes asociaciones sectoriales de aquellas actividades que desarrollamos.

Desde prácticamente el principio de su existencia nos integramos en ANEFHOP. Nuestra creencia en la necesidad de unión de los empresarios siempre ha sido firme y sostenida en el convencimiento de que pertenecer a un colectivo que defiende los intereses comunes es positivo para la empresa en particular y el gremio en general.

Haciendo una visión retrospectiva del mundo del hormigón y mi relación con él, tengo que decir que el sector ha evolucionado desde entonces, aunque menos de lo que me hubiera gustado, en gran parte, impulsado por la propia asociación, en una búsqueda continua de la mejora de los estándares de calidad y en la certificación de esa calidad.

Recuerdo los años del Sello INCE, precursor de los DOR actuales, donde apenas una treintena de empresas en toda España lo obtuvimos, con la esperanza de que podía ser un signo distintivo, pero que no llegó a tener la transcendencia deseada. Posteriormente, ya con la llegada y afianzamiento de los DOR se extendió mucho más su uso y se ha premiado más dentro de las instrucciones que nos regulan, como la actual EHE-08. Por eso y por las exigencias de la modernidad, nuestro producto ha sufrido un incremento en la demanda de sus estándares de calidad.

Lo cierto es que me habría gustado una evolución mayor en la tecnología de los hormigones durante todos estos años, pero creo que la normativa nos encorseta y sólo el arrojo de algunos directores de obra y el afán investigador de algunas empresas nos permite evolucionar. Si bien es cierto que han ido surgiendo hormigones con nuevas tecnologías como autocompactantes, aligerados, drenantes, de alta resistencia… echo de menos un salto mayor que hubiera colocado al sector en otros estándares de prestigio ante el mercado, permitiendo diferenciar a las empresas innovadoras de las que no lo son, como pasa en otros ámbitos del mundo empresarial. Pero, por desgracia el hormigón es un producto sin atributos, al que se le pide en muchos casos simplemente que cumpla con la resistencia, lo que lo convierte en un producto excesivamente competitivo sin elementos diferenciadores en un mercado muy dinámico.

¿Cómo impactó la crisis en Murcia y cuál ha sido la evolución de las empresas de hormigón en estos últimos años?

La crisis de 2007 fue brutal en nuestra región. Hay que tener en cuenta que en los años anteriores también fue de las comunidades autónomas que más evolucionaron en positivo y por ello quizás la caída también fue mayor. Nuestra región tiene muchos kilómetros de costa y el clima favorece la segunda residencia y actividades al aire libre como el golf. De hecho, fueron los años de las urbanizaciones ligadas a este deporte, que creciendo mucho y que se orientaron a un público en su mayoría extranjero. Cuando estalló la crisis, la demanda de este tipo de viviendas se derrumbó, pasando de construirse 65.000 viviendas a 15.000 en dos años y a partir de 2012 prácticamente a cero. La caída de las ventas se acercó al 90% entre 2007 y 2015, cifras realmente increíbles, tan increíbles como la capacidad de aguante de los empresarios, que a pesar de la tremenda bajada de ventas pudieron capear en su mayoría esta crisis y mantener la supervivencia de sus empresas. Por eso yo siempre digo que cualquier empresario que mantenga su empresa a flote en estos días tras la crisis es un héroe.

Sí es cierto que hubo una gran reducción en la estructura de las empresas, adaptándose a los nuevos niveles de actividad, disminuyendo la flota de vehículos drásticamente a la par que las plantillas y externalizando parte de los servicios, todo en aras de capear el temporal y sobrevivir, decisiones drásticas que a ningún empresario le gusta tomar pero inevitables en esos momentos.

No podemos tampoco olvidar de aquellos años la morosidad sobrevenida ante los concursos y quiebras en cadena de las empresas constructoras y que también afectó a nuestro sector de forma directa. Los aplazamientos de pago mucho más allá de lo que la ley permite y la caída en picado de los límites crediticios asegurados por las compañías de caución dejaron a nuestros empresarios al descubierto. Probablemente, si hubiéramos tenido otros usos en el mercado respecto a los periodos de pago, la crisis no habría sido tan aguda.

De aquellos tiempos oscuros a estos días se ha producido una evolución en las empresas fabricantes de hormigón, claramente marcada por lo aprendido a base de mucho sufrimiento. Hoy las empresas son muy cautas a la hora de hacer crecer sus estructuras, lo que ha llevado a externalizar en gran medida el transporte de hormigón, o la logística en el suministro de materias primas. Somos todos mucho más prudentes en la concesión de crédito a nuestros clientes y mucho más férreos en los plazos de cobro y creo que todo esto nos sitúa en mejor posición para afrontar los nuevos tiempos pos-COVID que se avecinan.

¿Cómo está viviendo el sector la crisis actual provocada por la COVID19?

Como todos sabemos, nuestras industrias estuvieron sólo cerradas durante los quince días del famoso "Permiso Retribuido Recuperable" al igual que la mayoría de obras, cuando todo el sector de la construcción fue forzado a cerrar. Teniendo en cuenta ese escaso periodo de clausura y que la región de Murcia ha sido de las menos afectadas por la COVID, hasta ahora no hemos sentido una especial influencia en la marcha de la actividad.

Es cierto que la incertidumbre de esos días de crecimiento desbocado de la pandemia todos temíamos lo peor, un cierre más prolongado, el derrumbe de empresas, la llegada de los impagos… pero, realmente, hasta la fecha eso no ha llegado a producirse en nuestro mercado. Las obras volvieron a reabrir a distinto ritmo tras el periodo de clausura de los quince días y ahora mismo se desenvuelven a ritmo completamente normal, aunque nuestra preocupación va más orientada al futuro inmediato. La licitación se ha detenido al cien por cien y tememos que no se reactive, a pesar de que el Gobierno y los agentes sociales no paren de decir que la construcción será uno de los motores de la recuperación y absorberá los puestos de trabajo destruidos en otros sectores. Ahora mismo, la iniciativa privada es muy cautelosa y creo que hasta dentro de unos meses no retomará el brío necesario. A ello se ha de sumar la preocupación de los rebrotes y el temor a un nuevo confinamiento que esperamos fervientemente nunca llegue.

Si las administraciones no invierten en obra pública de manera firme, podemos enfrentarnos a un año difícil. Tengo la esperanza de que el dinero inyectado a la economía acabe dando sus frutos y los inversores se animen a mover capitales y ello nos devuelva a niveles de actividad aceptables, aunque, en mi modesta opinión, no será antes del segundo semestre de 2021. Esperemos que el Gobierno entienda que es estrictamente necesario licitar la mayor cantidad de obra pública posible.

No podemos menospreciar un dato contundente: cada millón de euros invertido en obra pública genera diez puestos de trabajo directos y cinco indirectos, pero además, conlleva un retorno fiscal del 49 por ciento, es la inversión más rentable que podemos realizar en este momento y que materialice un impulso en el corto plazo, que es justo lo que necesitamos ahora, ahora, no dentro de seis meses.

¿Por qué es importante para la Industria del Hormigón, pertenecer a una asociación como Anefhop?

No es importante, es imprescindible.

La tan manida frase de "la unión hace la fuerza" es absoluta y rotundamente cierta, y más en un sector como el nuestro, sometido a una ingente y cada vez más farragosa legislación en calidad, seguridad laboral y cuestiones ambientales.

Antes, cuando hablábamos de cómo había evolucionado el sector en los últimos años hablábamos de tecnología e innovación, pero donde realmente se ha producido una revolución en nuestra sociedad es en estos tres aspectos. Las empresas tenemos que estar concienciadas y llevar a la práctica una mejora continua en estas tres variables.

La asociación ha llevado a cabo una tarea excelente en marcar el camino de nuestras empresas en este sentido, concienciando, asesorando y decidiendo, a través de sus órganos de gobierno, el camino a seguir.

"Fuera hace mucho frío" es una expresión que me gusta utilizar cuando me refiero a esto. Estar en la asociación te da acceso a una gran cantidad de información sobre los cambios legislativos, las tendencias y el camino común que todos llevamos al pertenecer a un mismo sector. El que no pertenece a su asociación sectorial está desprotegido y en muchos casos desorientado.

Yo siempre he creído en el asociacionismo y tengo que decir que ANEFHOP es una gran asociación, con una diversidad de tipos y tamaños de empresa que la enriquece, que además en los últimos años ha sabido reformarse y acercarse aún más a los asociados, que informa, forma, ilustra y asesora ostentando ya un marchamo de prestigio ante los agentes del sector y la administración que la hacen respetada y que nos permite influir en los continuos cambios legislativos que nos afectan.

Hace unos años se implantó el Hormigón Expert como medida para salir reforzados de la crisis financiera del 2008. En su opinión, ¿de qué manera ha contribuido al desarrollo del sector en su región?

No me atrevería a legitimar esa causalidad. Creo que el EXPERT es una buena iniciativa, incluso necesaria, en un sector que necesita evolucionar y exigir cada vez mayores estándares de cumplimiento de las tres variables que ya comentaba antes: calidad, seguridad y sostenibilidad. Esos son los tres ejes del EXPERT y, de hecho, creo que cualquier empresa que se precie debe evolucionar en estos tres aspectos, pero no considero que la puesta en marcha del EXPERT haya contribuido al desarrollo del sector, es una apuesta a largo plazo, muy debatida dentro de la asociación, pero necesaria si queremos prestigiar al sector y elevar los mínimos estándares de una industria que merece ser respetada, por la importancia y la responsabilidad inherente al producto que aporta a la sociedad.

Habrá que esperar unos años para recoger los frutos del esfuerzo que los asociados estamos haciendo para cumplir y mantener este sello. Creo que es imprescindible seguir impulsándolo porque al final sí derivará en un desarrollo del sector y de sus empresas.

En julio de 2019 se aprobó el Real Decreto 163/2019 que obliga a la certificación del control de producción de las plantas de hormigón. ¿Cómo están afrontando las empresas de la comunidad esta nueva legislación? ¿Existe suficiente concienciación acerca de la importancia de cumplir estas nuevas exigencias?

A través de nuestro Comité de Gestión hemos hecho mucho hincapié en la trascendencia de esta nueva reglamentación que se nos aplica -ya- y que lo hará de forma completa a partir de la primavera del próximo año, pero aun así, tengo la sensación de que muchas empresas no han asumido la obligatoriedad y el alcance de esta norma. En algún caso, están gestionando la modernización de sus programas informáticos, pero la inviolabilidad de los mismos es algo que todavía no está implantado. Desde la asociación, tenemos previsto un calendario con un itinerario formativo para nuestras empresas, tanto en el Real Decreto como en próximo Código Estructural que se aprobará en breve, precisamente con la idea de que los asociados se vayan adaptando al cumplimiento del primero y a la implantación del segundo. Las empresas que tienen DOR son las más concienciadas de la obligación de cumplir los preceptos del real decreto, dado que las entidades de certificación están adaptando sus reglamentos a éste y, en consecuencia, encaminando a sus auditados a adecuarse.

Es verdad que en estos momentos los empresarios están más preocupados por lo que puede venir tras la COVID que ante legislaciones de cualquier tipo, pero no es menos verdad que su cumplimiento es obligado y algunas empresas llegarán con prisas a entregar el examen en el último minuto.

No quiero dejar de aclarar que si bien el Real Decreto no me convence plenamente, no es menos cierto que puede marcar un antes y un después en nuestro sector, si sirve para luchar contra la competencia desleal y todos cumplimos a rajatabla sus preceptos.

¿Existe el problema de intrusismo en Murcia? ¿Podría ayudar el RD163 a mejorar la situación en este aspecto?

Existe como en todos lados, más que intrusismo, competencia desleal.

Cuando las leyes imponen preceptos de los que no se puede verificar su cumplimiento, ello beneficia al infractor y perjudica al cumplidor. Por eso siempre he criticado la famosa tabla 37.3.2 de la EHE-08, que obliga a unos contenidos que nadie sabe cómo controlar y recomienda unas resistencias que no obliga a los proyectistas a prescribir y, por lo tanto, fomenta el engaño. Eso coloca a las empresas serias en desventaja respecto a las que simplemente incumplen sistemáticamente y no son castigadas por ello en el mercado, disfrutando de una impunidad absoluta.

Por otro lado, seguimos luchando contra las centrales que se implantan de forma ilegal, ayudadas generalmente por las administraciones locales o autonómicas, que permiten la instalación de plantas de hormigón en suelos no planeados para ello, en clara competencia desleal con aquellos que han tardado años en obtener los parabienes necesarios para cumplir escrupulosamente con la legalidad.

Otro modo de competencia desleal son las centrales en obra, muy de moda en las grandes infraestructuras y claramente desleales, no ya por el innecesario coste ambiental frente a plantas autóctonas ya implantadas que tienen la capacidad suficiente para suministrar estas obras, sino por el dudoso control de calidad de sus hormigones. Si bien es cierto que la EHE-08 considera a estas centrales como de segunda, aplicando criterios muy estrictos en la interpretación de resultados del control de calidad, no lo es menos que las direcciones facultativas no aplican estrictamente estos criterios, sin nombrar el abanico de posibilidades de fraude que una planta de obra tiene al conocer puntual y previamente el momento y lugar de los muestreos. Esto coloca en desventaja a nuestros asociados, máxime si están en posesión de un DOR, en auditoría y control continuo de su proceso productivo.

Estas centrales de obra sólo deberían autorizarse en lugares donde no existiera la posibilidad de suministro por plantas preexistentes, dada su lejanía o los excesivos tiempos de entrega.

Efectivamente, la aplicación del Real Decreto 163 puede empezar a poner coto a gran parte de la competencia desleal, sobre todo, la que se apoya en el incumplimiento sistemático de los contenidos de cemento, dada la obligatoriedad de certificar un software en planta inviolable, que asegure los contenidos y cantidades que dice la norma. Con esta medida, acabaríamos con el fraude que existe en el mercado de incumplimiento de la norma en contenidos de cemento, el suministro de hormigones con cementos sulforesistentes (que luego carecen de ellos) y, no menos importante, la mala praxis y lo que considero una estafa en toda regla, el cubicaje a la baja en los metros de hormigón.

Sé que no nos gusta oír que estas prácticas existen en el mercado, pero lo cierto es que hay un número de plantas que las utilizan para competir deslealmente con las empresas serias del mercado y el Real Decreto nos brinda una oportunidad histórica para acabar con ello, lo que aumentará el prestigio de nuestro sector.

A las dificultades económicas que venían sufriendo las empresas del sector se van a sumar las vinculadas a la crisis provocada por la Covid19. ¿Qué medidas se han de tomar ya para evitar la desaparición de fabricantes y la pérdida de puestos de trabajo?

Obra, obra y más obra. Como he dicho antes es imprescindible la licitación de obra pública, generar demanda pública y confianza en los inversores privados para que despierten su iniciativa y construyan viviendas.

Para lo segundo tiene que haber seguridad jurídica y financiación para las familias que les ayude a comprar una vivienda.

La política de impulso de los alquileres está muy bien, pero también es necesario que la gente obtenga financiación para comprar vivienda, para eso tiene que haber actividad económica y estabilidad en el empleo. Una cosa lleva a la otra. Ya entramos en política macroeconómica que se sale del objeto de lo que tratamos aquí hoy.

Simplificación administrativa para que las industrias no tarden años en poner en marcha un proyecto y celeridad en las administraciones locales y autonómicas para la tramitación de planes parciales y concesión de licencias. Es necesario agilizar la puesta a disposición del suelo en el mercado. En fin, son muchas las cosas que se podrían hacer, aunque evidentemente la inyección de liquidez al sistema por parte de la Comunidad Económica Europea es la más inmediata y necesaria.

Y algo con lo que llevamos luchando años: el cumplimiento de la Ley de Morosidad en las Operaciones Comerciales, recortando al máximo los plazos de pago, cosa que a pesar de ser de obligado cumplimiento, todo el mundo incumple, con las administraciones de toda índole a la cabeza. Sería conveniente que la administración cumpliera con la ley estrictamente y además obligara a toda la cadena de agentes que participan en sus licitaciones a cumplir a su vez con los mismos preceptos.

Hay que decir que en esto ANEFHOP ha sido incansable desde hace muchos años defendiendo el cumplimiento de los plazos de pago, y parece que tras tanto esfuerzo -poco a poco- se va consiguiendo.

9. ¿Qué retos considera los más importantes que ha de hacer frente el sector en los próximos años? ¿Qué mensaje enviaría a los asociados de Murcia?

Evidentemente los más próximos son la adaptación y cumplimiento del Real Decreto 163 y la puesta en marcha del nuevo Código Estructural que venga a sustituir a nuestra ya anciana EHE-08, pero si miramos al medio y largo plazo tenemos que modernizar nuestras industrias, como el resto de empresas del entorno económico, basándonos en la digitalización y cumplir la demanda social de reducir al mínimo nuestra huella ambiental.

Creo firmemente que tenemos mucho que hacer en la digitalización, a la hora de controlar los procesos productivos y la trazabilidad de nuestros hormigones, la logística y el suministro a obra, los pedidos y la gestión comercial. Tocamos de oído cuando hablamos del Internet de las Cosas, la robotización, el blockchain y el big data, pero lo cierto es que tenemos que ir implementándolos en nuestras empresas.

Y para que nadie piense que estoy soñando pongo ejemplos sencillos: aún no podemos ir en nuestros camiones con albaranes digitales, porque la legislación no lo permite, gestionamos los pedidos por teléfono en lugar de hacerlo por entorno web, la trazabilidad de las materias primas respecto a nuestros lotes de fabricación es aproximada, no existe un control de las condiciones ambientales (temperatura, humedad, lugar de conservación, arpillera, sombra) de nuestras probetas durante su estancia en obra ni seguimiento verificable de su periplo desde obra al laboratorio, a la cámara de curado y posterior rotura, no existe de manera estricta un control de las condiciones y manipulación del hormigón en el transporte y vertido, y un largo etcétera de ideas que podrían implementarse en un entorno digital. Se aceptan sugerencias…

Me pide un mensaje para los asociados de Murcia: Prudencia, calma y unión.

Prudencia en las políticas crediticias de cara a los posibles malos tiempos que puede traernos esta pandemia y el más que probable incremento de la morosidad.

Calma cuando en los meses venideros disminuya el volumen de actividad, lo que puede llevar a las empresas a políticas erróneas de venta basadas en el nerviosismo, cuando lo recomendable es adaptar las estructuras a las necesidades de la demanda.

Y unión porque en los malos tiempos siempre tendrás más fuerza, información, criterio y perspectiva si cuentas con compañeros de viaje que pueden ofrecerte todo eso, apoyados en una institución como es ANEFHOP que va a estar ahí para asesorarnos, defendernos y cuidarnos.

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