La crisis sanitaria provocada por la COVID-19 y la declaración posterior del estado de alarma han revolucionado la economía española en la primera mitad de 2020. Jamás en la historia de nuestro país los indicadores económicos han evolucionado tan mal y tan rápido en el corto plazo.
Uno de los más afectados ha sido, como ocurre cada vez que hay una crisis, la tasa de desempleo. En el mes de mayo el paro registrado aumentó en 26.573 personas, lo que supone el mayor incremento en un mes de mayo de la historia, y sitúa el número total de desempleados en 3,85 millones de personas, según datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).
Aunque el aumento del número de desempleados es enorme, queda a años luz de los incrementos que se produjeron en los meses de mayor incidencia del coronavirus. En concreto, el repunte de marzo fue de 282.891 parados y el de abril de 302.265 parados, subidas históricas y sin precedente en la serie histórica que cada mes publica el SEPE.
Las cifras de paro no incluyen a los trabajadores que se han visto afectados por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). En España, más de 3 millones de personas, es decir, una cuarta parte de los afiliados a la Seguridad Social, están bajo la protección de esta fórmula que permite que no ingresen en la lista de parados.
Ante estos datos actuales, tampoco se espera una mejoría en las proyecciones . Las últimas previsiones del Banco de España apuntan a un escenario de máxima incertidumbre en el que la tasa de paro podría dispararse hasta el 24,7% en 2021.Lo que supondría volver a una situación semejante a la de 2012, cuando la tasa de paro alcanzó su punto máximo en el 26,94% de la población activa.
Ante este panorama tan desolador, no es de extrañar que el paro se haya convertido en un quebradero de cabeza para millones de personas. Según el CIS, es el problema número uno de los españoles (59,8%), por encima de los problemas de índole económica (28,7%) y de la sanidad (19,8%).
La fintech alemana N26, en un reciente estudio, también señalaba el paro como una de las principales inquietudes de los españoles (40%), solo superado por el aumento en el precio de los bienes de consumo de primera necesidad (44%) y por el ahorro (73%).
Si echamos la vista hacia el pasado, el incremento del desempleo y de la incertidumbre económica se ha asociado siempre con una mayor preocupación por el ahorro. Ocurrió en la crisis económica de 2008, cuando la tasa de ahorro de los hogares españoles aumentó del 7,9% de 2007 al 13,39% en 2009; y está ocurriendo de nuevo ahora.
Los españoles están muy preocupados por su salud financiera y prefieren tener su dinero cerca. Prueba de ello es que en marzo salieron 5.500 millones de euros de fondos de inversión con destino a productos de ahorro menos volátiles y más seguros. En este sentido, el efectivo y los depósitos bancarios europeos, como los del supermercado de depósitos Raisin, se han convertido en una opción a considerar desde principios del año, con interesantes tasas interanuales, riesgo mínimo y liquidez máxima.