Comienza la cuenta atrás para rebajar la factura fiscal de 2019. Y, como cada año, la banca ha puesto en marcha toda su artillería comercial para promocionar sus planes de pensiones prometiendo a sus clientes un ahorro fiscal que, si se planifica correctamente, puede ser de varios miles de euros hasta el momento de la jubilación.
La fiscalidad de estos productos es su principal ventaja: permiten reducir la base imponible sobre la que se calcula el IRPF en un máximo de 8.000 euros anuales o el 30% de los rendimientos netos del trabajo y actividades económicas, la menor de las dos cantidades anteriores.
"Los planes de pensiones pueden suponer un ahorro fiscal elevado para nuestro bolsillo", aclaran los expertos del comparador financiero HelpMyCash. Sin embargo, no tienen por qué ser beneficiosos para todos los contribuyentes; dependerá de sus ingresos brutos anuales, de si planifican las aportaciones anuales adecuadamente y, en gran medida, de cómo rescaten el plan, aclaran.
La calculadora de fiscalidad de planes de pensiones que acaba de lanzar el comparador nos da las claves para entender el ahorro fiscal que suponen los planes para nuestro bolsillo. Podremos saber el saldo total que habremos acumulado en un plan de pensiones en el momento de la jubilación en función de la rentabilidad media obtenida, cuántos impuestos nos habremos ahorrado durante nuestra vida laboral y cuánto pagaremos en el momento del rescate, cuál será la mejor forma de recuperar el dinero y cuál será el beneficio con respecto a un fondo de inversión.
Así funciona la fiscalidad de los planes
A pesar de la preocupación generalizada en torno a la sostenibilidad del sistema público de pensiones (al 72% de los españoles le preocupa que la pensión estatal no sea suficiente para los mayores, de acuerdo con un estudio de VidaCaixa), los planes de pensiones tienen un peso reducido entre los activos de las familias. Para muchos españoles, sus características son un enigma. Una encuesta llevada a cabo por el comaprador en 2017 reveló que el 22% de los participantes no sabía que los planes de pensiones podían registrar rentabilidades negativas. Asimismo, el 49% de los españoles dice no conocer si tienen ventajas fiscales, de acuerdo con la última edición del informe Tendencias clave de los españoles ante la jubilación de ING. ¿Cómo funcionan realmente?
Los planes de pensiones permiten diferir el pago de impuestos. Las aportaciones, con un máximo de 8.000 euros al año, no están gravadas, por lo que mientras se ahorra, se reduce la base imponible sobre la que se calcula el IRPF. Resultado: se pagan menos impuestos.
Un ejemplo: supongamos que ganamos 40.000 euros brutos anuales y aportamos regularmente 5.000 euros brutos durante 20 años a un plan de pensiones con una rentabilidad constante del 1%. Según el resultado que arroja la calculadora de fiscalidad del citado comaprador, tras ese plazo nuestro plan de pensiones acumularía 111.196 euros brutos y nos habríamos ahorrado el pago de 33.648 euros en concepto de impuestos. Realizando exactamente el mismo esfuerzo sobre nuestro sueldo bruto, pero ahorrando con un fondo, tras 20 años habríamos acumulado 73.780 euros y no nos habríamos ahorrado los más de 30 mil euros en concepto de IRPF.
Ahora bien, diferir el pago de impuestos no es sinónimo de no pagarlos; el truco consiste en conseguir pagar menos. El capital rescatado de un plan se considera un rendimiento del trabajo y se suma a la pensión pública para calcular la base imponible sobre la que se paga el IRPF.
Generalmente, las rentas del trabajo obtenidas durante la jubilación son inferiores a las que se ingresan durante los años en los que nos encontramos en activo, por lo que el IRPF que se paga es menor. Así, si se rescata el plan de forma periódica de manera que la suma de los ingresos procedentes de este más la pensión pública sean inferiores a lo que se ganaba mientras se trabajaba, el IRPF que se pagará será menor al que se hubiese abonado mientras estábamos en activo.
Volviendo al ejemplo anterior, el capital disponible del plan tras pagar impuestos si se rescatase en 10 años sería de 86.537 euros, un importe superior al que se obtendría con un fondo con idéntica rentabilidad (14.197 euros más al ahorrar con un plan).
En el caso concreto de los impuestos, con el plan de pensiones pagaríamos 24.658 euros en concepto de impuestos, que se abonarían al rescatar el plan en 10 años, mientras que si se ahorrase con un fondo, se hubiesen pagado 35.088 euros sumando el IRPF pagado mientras se trabajaba más el impuesto sobre la plusvalía en el momento del reembolso.
El rescate, la clave para ahorrar
Los planes de pensiones nos permiten pagar menos impuestos durante nuestra vida laboral y, no solo eso, sino sacar beneficio sobre un dinero que, en realidad, debería estar en manos del Estado.
Para notar realmente el beneficio fiscal de los planes y que esta característica no se vuelva en nuestra contra, debemos planear cómo rescatarlo. Si el importe es medianamente elevado, lo más probable es que rescatar todo el saldo de golpe en el momento de la jubilación no nos permita ahorrar. Podría elevar demasiado la base imponible y acabaríamos pagando más impuestos de los que hubiésemos abonado mientras ahorrábamos.
En cambio, si el rescate se produce en forma de rentas periódicas, con el objetivo de mantener el tipo impositivo por debajo del que se pagaba mientras se trabajaba, se producirá un verdadero ahorro fiscal.
El beneficio fiscal de un plan de pensiones no solo dependerá de cómo se rescate, sino también de los ingresos brutos de cada contribuyente y del dinero que aporte cada año. Las ganancias también estarán condicionadas por la rentabilidad del producto y por las comisiones de gestión y de depósito que cobre la entidad.