Las previsiones dicen que este año el Black Friday seguirá sumando adeptos y aumentando los ingresos: según el III Informe de resultados y previsiones para Black Friday 2019 realizado por CupoNation, las ventas del comercio electrónico aumentarán el 10,11 % con respecto al año pasado, lo que se traduce en 1.710 millones de euros. Un crecimiento progresivo desde que en 2012 se liberalizaran las fechas de las rebajas y se importara esta campaña, que comenzó en Estados Unidos en el siglo pasado. Gigantes como Amazon ya vendieron durante el Black Friday de hace tres años más de 10 productos por segundo. Y en España, en la edición del año pasado, el gasto medio en línea fue de 149,24 euros, lo que supone un 45 % más con respecto a la edición anterior.
Estas cifras son las que incrementan la actividad del sector logístico hasta niveles que no se alcanzan en el resto del año: las empresas de paquetería y logística prevén el mayor pico de trabajo en estos días, cuando la patronal del sector de UNO Organización Empresarial de Logística y Transporte estima que se repartirán, de media, unos 2,5 millones de paquetes diarios. Eso durante las semanas posteriores al 29 de noviembre, porque solo el lunes siguiente al Black Friday calcula que moverán 3,5 millones de paquetes. Y cada uno de esos movimientos tiene efectos sobre el planeta.
«Toda campaña que promueva el consumo desmedido, y especialmente de productos que no son de primera necesidad sino complementos, tiene un fuerte impacto sobre el medioambiente», explica Eduard Josep Álvarez Palau, profesor del máster de Ciudad y Urbanismo de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). «Por defecto, el consumismo afecta negativamente al medioambiente, porque implica una conversión de recursos naturales o materias primas en productos elaborados que quizá en algunos casos no esté justificada, ya que el uso que se hace de ellos no es lo suficientemente intensivo como para compensar todo el coste ambiental. Pero además, en eventos especiales como el Black Friday, el sistema de distribución de estos productos se ve muy presionado y eso genera impactos en la ciudad», señala Eduard J. Álvarez Palau.
Neus Soler Labajos, profesora también de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, está de acuerdo en que, tal como está organizado el sistema actual de distribución de ventas en línea, estas están afectando al medioambiente. Y si tenemos en cuenta que el Black Friday es el día del año en el que se producen más ventas por internet, este evento le sale caro al planeta. «Se puede considerar que globalmente resulta más ventajosa la venta por internet, porque se evitan los desplazamientos personales en vehículo a los centros comerciales y, en consecuencia, la emisión de gases contaminantes está más controlada y resulta más eficiente por parte de las empresas de transporte. Sin embargo, la imposibilidad de poder agrupar los pedidos, entre otras razones porque se efectúan muchos envíos pequeños; el uso de gran cantidad de envases de cartón y plástico para enviar el pedido; la dificultad de poderlo entregar en un único viaje porque la persona no siempre está en casa para recogerlo, y el transporte internacional —cuando el producto viene de China, por ejemplo— contrarrestan la ventaja que supone que el comprador no tenga que desplazarse», afirma la profesora Neus Soler Labajos. «Las ventas en línea son menos ecológicas cuando no se exige una compra mínima que pueda compensar el poner en marcha toda la operativa. Si nos referimos solo a los envíos y al mayor número de devoluciones que se efectúan, podemos afirmar sin ninguna duda que las ventas en línea son menos sostenibles».
¿Es posible compensar el daño que se hace al medioambiente?
Para combatir la contaminación generada por el mercado de la moda, el segundo sector, tras la tecnología, con más ventas en línea durante el Black Friday según el informe de CupoNation, han surgido recientemente movimientos como no buy year, que anima a los consumidores a no comprar ropa durante un año. Es una muestra de que la conciencia ecológica está cada vez más presente en todo el mundo y, según los expertos, podría acabar afectando a campañas como la del Black Friday.
Sin embargo, las previsiones de ventas para el próximo 29 de noviembre en España muestran que, de momento, la revolución verde no tendrá efectos. «En nuestro país la conciencia ecológica no ha arraigado lo suficiente como para afectar negativamente al Black Friday», explica Neus Soler Labajos. «El consumidor empieza a pedir ya a las empresas que asuman una responsabilidad mayor con respecto al medioambiente, pero son demandas que no tienen por qué afectar al Black Friday. En países con mayor conciencia ecológica, en cambio, como los países nórdicos, sí podría aprovecharse la jornada para activar alguna acción de lucha contra el hiperconsumismo», señala la profesora de la UOC.
En el resto del mundo, el planeta parece haber perdido la batalla contra el Black Friday, salvo en el caso de que la Administración se decidiera a intervenir. «Las políticas públicas pueden promover el respeto al medioambiente estableciendo una serie de condiciones que aseguren que campañas como esta no generen un gran impacto en el entorno», explica Eduard J. Álvarez Palau, quien añade que usar vehículos para las entregas como las bicicletas o los ciclomotores o patinetes eléctricos no es la única solución para garantizar menor daño al entorno. «Además de esas acciones, hay otras mucho más sencillas. Por ejemplo, ampliar los plazos de entrega. Si el consumidor facilita al vendedor que pueda hacerle entrega de la mercancía comprada con más margen, le dará suficiente margen temporal como para dejar de presionar la cadena de suministro. De esa forma, se atenuaría la presión que sufren los almacenes, que dispondrían de más tiempo para aprovisionarse, almacenar y distribuir, y a su vez el transportista podría organizarse mejor para hacer una entrega de productos más eficiente, llevando los vehículos más cargados», afirma.