El niño que lo hacía todo al revés, de Juan Carlos Prieto Martínez, cuenta la historia de Raúl Martínez, un niño de ocho años que presenta ciertas dificultades de aprendizaje, y que tras ser objeto de burla por parte de sus compañeros en reiteradas ocasiones, toma la decisión de hacerlo todo al revés, comenzando por su nombre.

Así, el protagonista pasará de tomar el sol en la playa a tomar la luna en el tejado de su casa.

O de dejarle galletas y leche a los Reyes Magos la noche de Reyes, a dejarles una barbacoa para que le echen el carbón, pues sabe que ese será su regalo ya que todo le sale mal.Un aspecto destacable de El niño que lo hacía todo al revés es que está escrita por un docente: "Aunque el mensaje que intento transmitir puede parecer un poco manido en la literatura infantil actual, por desgracia es tema muy necesario porque sigo viendo dentro del aula como todavía hay alumnos que se mofan de compañeros o compañeras a los que consideran diferentes. Este cuento habla de solidaridad, de empatía, de tolerancia y sobre todo de respeto, pues para mí es el principio de todo, y lo hago con versos porque tengo claro que la poesía es un arma de construcción masiva y debería de ser la única arma permitida dentro de las escuelas.".

 Adéntrate en esta historia de versos rimados ilustrada por Paola Molano, dedicada a todos los niños y niñas que hacen de este mundo imperfecto un perfecto uDiverso.

Juan Carlos Prieto Martínez

Juan Carlos Prieto Martínez, autor de El niño que lo hacía todo al revés, es un profesor de Educación Secundaria y escritor de Aspe (Alicante). Este libro es su primera incursión en la poesía infantil. Sus trabajos anteriores, Tontheridas (2020), Sintimiento (2021) y Todavida (2023), son poemarios destinados a un público más adulto. Además, es coautor de El profesor Aulatriste, un cuento juvenil donde las emociones son las verdaderas protagonistas.

Viajero incansable, con más de 70 países visitados, por trabajo ha vivido en lugares como Kentucky, Miami, Córdoba, Málaga, Almería y Murcia, donde imparte la asignatura de inglés en la actualidad. Comprometido con los colectivos más débiles, colabora todas las semanas con la revista LGTB+ Shangay. Su lema en la vida es no posponer ilusiones y hacer de "tizas" corazón.¿Qué piensas que puede llevar a un niño de ocho años a tomar la decisión de hacerlo todo al revés?

Raúl es un niño de ocho años que presenta ciertas dificultades a la hora hablar, escribir o leer. Tras recibir burlas y risas en reiteradas ocasiones por parte de sus compañeros de clase, un buen día toma la decisión de empezar a hacerlo todo al revés pues de esa manera piensa que el resultado será el que todos los demás esperan. Por este motivo, nuestro protagonista en lugar de tomar el sol tomará la luna, o en vez de dejarle a los Reyes Magos comida en el árbol de navidad la noche de Reyes, preferirá dejarles una barbacoa para que le echen el carbón directamente. Esta es la forma que Raúl tiene de mostrar su enfado con la sociedad y así, hacer ver que no todos somos iguales. Lo que no sabe Raúl es que aquello que hace que escriba o hable de manera diferente es algo bastante común que con ayuda no afecta en absoluto al día a día de quien lo padece.

Adéntrate en esta historia contada a través de versos rimados donde se abordan valores tales como la empatía, la solidaridad, el compañerismo, el respeto y sobre todo la diversidad. Porque ser diferente hace de este mundo imperfecto un perfecto uDiverso.

ENTREVISTA

Tras tres poemarios dirigidos a un público más adulto, ¿Qué te ha llevado a iniciarte en la poesía infantil?

Llevo veinte años dedicándome a la docencia y cuatro publicando libros. En este tiempo he tenido la oportunidad de dar clases y charlas a alumnos de todas las edades en colegios e institutos de España, Italia y Estados Unidos y aunque es cierto que se ha avanzado mucho en cuanto a aceptar y respetar lo diverso, todavía queda trabajo por hacer.

¿De qué va El niño que lo hacía todo al revés?

El niño que lo hacía todo al revés, cuenta la historia de Raúl Martínez, un niño de ocho años que presenta ciertas dificultades de aprendizaje, y que, tras ser objeto de burla por parte de sus compañeros en reiteradas ocasiones, toma la decisión de hacerlo todo al revés, comenzando por su nombre. Así, el protagonista pasará de tomar el sol en la playa, a tomar la luna en el tejado de su casa o de dejar leche y galletas a los Reyes Magos la noche de reyes, a dejarles una barbacoa para que le echen el carbón directamente, pues sabe que ese será su regalo, ya que todo lo hace mal. Piensa que haciéndolo todo al revés el resultado será el que todos los demás esperan.

¿Por qué has querido contar lo que cuentas en el libro?

Pues lo he querido contar porque creo que sigue siendo necesario recordar este tipo de mensajes a personas de todas las edades. Tengo la sensación de que todos tenemos muy clara la teoría, pero no tanto la práctica.

¿Te has dado cuenta de que hay una necesidad de visibilizar este tipo de 'trastornos'?

Totalmente. En primer lugar para que quien se vea reflejado en el personaje sepa que este tipo de condiciones es algo habitual en la sociedad actual y que con un diagnóstico a tiempo y la ayuda adecuada, se puede tener una vida como la de cualquier otra persona, pero sobre todo este mensaje va dirigido a las personas no neurodivergentes, son estos los que deben saber que lo más importante que se puede llegar a ser en la vida es buena persona y que el primer paso para conseguirlo es ser respetuoso con los demás.

¿Cuándo y por qué te diste cuenta?

Desde siempre. Yo he sido ese niño que un día decidió hacerlo todo al revés, en mi caso cambiando mi forma de sentir para continuar siendo aceptado por los demás. Todos en algún momento hemos sido ese niño y hemos fingido ser quiénes no éramos para encajar en algún grupo o lugar y esa no es la forma. Uno tiene que ser como es y los demás tienen que aceptarte y respetarte. No a todos se nos da bien todo, no somos robots, por eso este libro está dedicado a todos los niños y niñas que hacen de este mundo imperfecto un perfecto uDiverso.

Lo haces en verso... ¿Crees que así se llega mejor a mayores y pequeños?

Creo firmemente en el poder de la poesía especialmente en las nuevas generaciones. La poesía te enseña a jugar a adivinar, a ir un paso más allá, a buscar ese click dentro del poema que el autor ha escondido y sobre todo, a desarrollar la imaginación, algo bastante necesario en estos tiempos de móvil y tablet en mano. Considero la poesía un arma de construcción masiva en este sentido y de las única armas que deberían usarse dentro de las aulas. Ya lo dijo Gloria Fuertes: "un niño con un poemario entre sus manos no portará nunca un arma de mayor". La poesía se ha convertido en una especie de propósito de vida que ha llegado sin buscarla. Yo formaba parte de ese club de los poetas muertos sin saberlo. Digamos que yo la he recitado y ella me ha resucitado.

¿Qué te han dicho los lectores?

Pues veo que poco a poco está llegando el mensaje a más gente y también noto que queda muy claro en las charlas literarias que estoy haciendo en varios colegios de España e Italia. Próximamente empezaré a colaborar con asociaciones de personas neurodivergentes en presentaciones y talleres, así que espero que la historia de Zenítram Lúar llegue al mayor número de personas.