Cultura

Exposición Valencia Urvan

Del 15 diciembre al 15 enero 2022 en Two Art Gallery

En los años ochenta la ciudad de Valencia fue uno de los focos de la revolución cultural de aquel momento, punto de referencia para todos los creadores del país, una época dorada para el arte español que hoy, cuatro décadas más tarde, vuelve a retomar su posición con una nueva generación de artistas que viven y trabajan en  la capital del Turia.

Lolo Camino, Juan Chica y Pablo Ruiz, son los protagonistas de esta nueva exposición en la galería Two, tres perspectivas muy distintas que ahora toman el testigo de aquella generación de dibujantes, ilustradores y pintores que sentaron las bases del arte contemporáneo español.

El primero de ellos es Lolo Camino (1983) pintor abstracto de origen sevillano que se estableció en Valencia hace años.

Aunque comenzó marcado por las líneas de la figuración, poco a poco su obra se ha ido revelando y ha buscado la manera de desprenderse de esos contornos que parecían estar en una lucha constante por alcanzar la libertad. Los rostros, cuerpos y miembros se han ido desdibujando hasta fundirse casi con el fondo, ahora de colores segmentados y brillantes, ellos le han ido quitando el protagonismo a las formas hasta llegar a desfragmentarse en una solución de marcas cromáticas entre las que todavía parece adivinarse alguna pequeña forma que trata nuevamente de surgir, de sobrevivir..., de repente un ojo, una mano, una pequeña cabeza parece asomar temerosa entre la amalgama de colores y masas para perderse en la inmensidad de estos nuevos trazos. Un nuevo tipo de expresionismo abstracto en el que todavía se perciben algunas de aquellas primeras formas de criaturas antropomórficas que ahora han dejado paso a un grafismo orgánico de colores primarios fragmentados. además recientemente ha incorporado la escultura como parte de su discurso por medio de la impresión 3D, dándole así una tercera dimensión a su trabajo, obras también presentes en la exposición.

El segundo de los artistas participantes en “Valencia Urvan”, es el más claro representante de las últimas tendencias pictóricas, the digital painting, la pintura digital.

En realidad se trata de la aplicación de las últimas tecnologías fotográficas e informáticas utilizadas con criterios pictóricos para la obtención de imágenes determinadas, una mezcla de diferentes conceptos, técnicas y elementos tecnológicos, cuyo resultado son imágenes a medio camino entre la fotografía, la pintura y la infografía.

En el caso de Juan Chica (1990), el lenguaje que utiliza es una figuración realista con referencias al cómic y a la ilustración literaria, siendo imágenes mucho más complejas y detalladas que las de la línea clara de los ochenta, en algunos de sus personajes no pueden venir a la memoria algunos de los dibujos del ilustrador Daniel Torres.

Técnicamente son obras muy complicadas, se parte de una idea materializada como un dibujo que posteriormente se dibuja digitalmente con diferentes programas informáticos, la imagen resultante se positiva en aluminio aplicando una como tratamiento final con una capa de resina o silicona transparente que potencia el efecto visual de la imagen.

El lenguaje utilizado por este artista se puede incluir en las corrientes de Dark art e incluso Bizarre Art, dos tendencias que proceden de la cultura sajona pero que Juan es capaz de imprimir un aporte personal con la calidez del color y la luz mediterránea, aunque la mayor parte de sus obras, personajes femeninos idealizados, las integra en un contexto plagado de connotaciones siniestras.

Las protagonistas están más cerca de una realidad virtual que de un espacio físico concreto, poseen la capacidad de transmitir una sensación de misterio al espectador.

Cada una de sus obras son como grandes ventanas que nos invitan a soñar entre sus pequeñas protagonistas de grandes ojos, a inventar historias para cada una de ellas, a creer que otro mundo es posible, la fantasía todavía duerme en cada uno de nosotros y él es capaz de despertarla.

El tercero de los artistas seleccionados es un claro heredero de la más pura tradición del cómic y la ilustración pictórica de los años ochenta. Pablo Ruiz (1976) traslada a la tela imágenes que podrían ilustrar perfectamente las mejores publicaciones del cómic actual convirtiéndolas en pinturas de gran formato. La ironía y el sentido del humor son una constante en sus trabajos, reinventa actitudes y miserias humanas dotándolas de una visión caricaturesca de la realidad. El sexo, la violencia, los alienígenas, el mundo del circo, matones, prostitutas y seres monstruosos protagonizan una serie de historias imaginarias capaces de sorprender al espectador con un exceso de veracidad adaptada a la imaginación de su creador. Su pintura es totalmente narrativa, ésa es realmente su intención, generar una secuencia de pequeñas historietas que en su conjunto cuentan las mil y una batallas de opulentas mujeres, poderosas no sólo en su exagerada fisonomía sino también en su atrevida actitud, encuentros amorosos cuyos protagonistas no dejan nada a la censura y sí mucho a la imaginación, o una recreación del origen del mundo como resultado de un difícil parto al que todos asistimos con gran expectación.

Tres artistas muy diferentes con diferentes maneras de entender y concebir el arte con un nexo de unión para un concepto único, Valencia. 

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