La cardióloga Isabel Coma asistió un día a una sesión clínica en la que se expuso la extraña patología de un hombre que, de la noche a la mañana, se quedó en silla de ruedas. Lo que más le impresionó fue la manera de diagnosticar su enfermedad.
Fascinada por aquella historia la también escritora se dispuso a desarrollar el caso médico a través de una novela absorbente a la que tituló El marido de Carlota, publicada en el año 2019 a través de la Editorial Onuba.
"Venía de otro hospital, donde le habían hecho todo tipo de pruebas y le habían dado de alta al no encontrar una enfermedad que explicase la parálisis de la mitad inferior de su cuerpo. Después de repetir las mismas pruebas y hacerle otras más sofisticadas en la Clínica Universidad de Navarra (donde yo trabajaba), hicieron el diagnóstico de una forma que me pareció genial".
No era su primera incursión en el ámbito literario, ya que apareció en una antología de testimonios de pacientes trasplantados de corazón en el año 2014 (Editorial Plataforma) llamada Cambiando corazones y después en Dad palabra al dolor de la misma editorial.
El marido de Carlota se encuentra ambientada en Oviedo durante la posguerra, primera etapa de la dictadura franquista y en donde la mujer tenía un papel inapreciable en la sociedad. Esta idea, además, constituye uno de los temas destacables que tañe la escritora a través del elenco femenino que desempeña la trama esencial: la protagonista, su madre, su hermana Sara, su suegra Elvira y la sirvienta Concha.
Todas ellas componen el paisaje sobre el cual se desarrolla el personaje principal y que funcionan también como un engranaje para la evolución de Carlota.
"Quien más influye en Carlota es su madre. Además de ser una mujer inteligente y buena, le da unos consejos muy acertados sobre el matrimonio. Son sugerencias que Carlota va recordando a lo largo de la novela. Las admite como buenas, pero a lo largo del relato va recordando cada una cuando se da cuenta de que no la siguió. También influye en ella su hermana Sara, en la que más se apoya por vivir en la misma ciudad".
Aunque el título haga referencia al esposo de la protagonista, quien cuenta la historia es la propia Carlota. Enamorada de Javier y quien, tras la desaparición de este en la guerra, se ve presionada para casarse con su hermano Ramiro a quien apenas conoce y del cual se siente poco atraída.
Sin embargo, debido a las circunstancias de la época (la mujer no se ganaba la vida) y el apremio por verse soltera en una sociedad en la que los prejuicios y habladurías son constantes, accede a emprender una vida al lado de Ramiro.
Los lazos sentimentales entre ambos personajes tardarán en aparecer, pero la protagonista, haciendo acopio de comprensión, se esmera dentro del matrimonio por ser una persona atenta y dedicada, aunque con el recuerdo todavía latente de Javier. ´¿Y si todavía sigue vivo?´ ´¿Qué haría entonces?´
Pero todo da un giro inesperado cuando Carlota da a luz a su primer hijo, Jani, con el que siente una conexión especial, y que supone un punto de inflexión en la historia, pues su esposo comienza a padecer una cojera en la pierna derecha sin motivo aparente.
Y así seguirá durante un tiempo en el que el desconcierto de ambos protagonistas se arraiga en el matrimonio como un yunque. Por un lado, Carlota sigue mostrándose reticente, pero, por el otro, su marido está perdidamente enamorado de ella. ¿Cómo lidiar entre la voluntad de querer y el amor verdadero?
Las pruebas realizadas a Ramiro son normales, pero ¿se puede curar una enfermedad sin saber de qué se trata? Las incógnitas, los recelos, la actitud absorbente de Ramiro, la enfermedad aparentemente incurable de este y, sobre todo, la memoria de Javier en el corazón de Carlota, surcan la marea de la estabilidad marital entre ellos dos.
Además del papel de la mujer en la posguerra, Isabel Coma también habla de las dificultades de la convivencia en un matrimonio casi desconocido gracias a un texto narrativo muy bien compuesto en primera persona, a modo de autobiografía ficticia, y a los diálogos muy bien resueltos que ocupan casi toda la novela.
"Lo fundamental es tener en la mente la personalidad de cada uno. Yo pensé en dos personas reales, a las que conozco bien, y puse en su boca lo que creo que cada una de ellas diría si se encontrase en esta situación".
La escritora Isabel Coma demuestra una escritura resuelta y curtida que remata con un final tan inesperado que dejará a los lectores atrapados en la historia incluso tiempo después de terminar el libro.