Ciencia

Ni 29 de febrero, ni 366 días: la razón de que 2020 sea bisiesto está en las divisiones matemáticas

Aunque los motivos que la mayoría de las personas conocen hacen referencia a los calendarios juliano y gregoriano, las matemáticas están detrás de que en la actualidad tengamos un bisiesto cada cuatro años.

Los expertos de Smartick recomiendan seguir entrenando la mente cada día para maximizar nuestras habilidades de cálculo y comprender las razones de lo que ocurre a nuestro alrededor que, en muchos casos, tienen un trasfondo matemático.

Las matemáticas están detrás de casi cualquier explicación científica y el porqué de los años bisiestos no iba a ser menos. En el imaginario popular las razones más conocidas y extendidas son las relacionadas con el calendario juliano y su posterior adaptación por parte del Papa Gregorio XIII (calendario gregoriano), pero pocos conocen los motivos matemáticos que determinan si un año va a ser bisiesto o no.

Con la inminente llegada de 2020, que será año bisiesto, no está de más conocer las curiosidades en torno a este hecho y las supersticiones respecto al día 29 de febrero, que, en muchos lugares del mundo, se equipara a una fecha de mal agüero, como el viernes 13 para los estadounidenses o el martes 13 en su versión española. 

Sea como sea, lo cierto es que para saber si un año tendrá 365 o 366 días hace falta activar las habilidades aritméticas y, evitando sacar la calculadora, prepararse para hacer cuentas con decimales o sin ellos. Para los expertos de Smartick, método online de aprendizaje de matemáticas para niños de 4 a 14 años, “es fundamental estar siempre entrenado en estas lides para entender mejor nuestro entorno y, de una manera más global, comprender cómo funciona nuestro universo”.

De hecho, casi con toda probabilidad, a un niño que practique Smartick a diario le resultará más fácil entender las razones que motivan que un año sea bisiesto que a un adulto ‘oxidado’ en matemáticas. No en vano, gracias a este método online de aprendizaje, los menores ven incrementadas su capacidad de cálculo y agilidad mental en un 94%.

Llegados a este punto, veamos por qué el próximo 2020 tendrá 366 días, después de 3 años de 365 días de duración:

  • Los años bisiestos son todos los divisibles entre 4.  
  • Los años que sean divisibles entre 4, pero no entre 100, serán bisiestos. 
  • Los años que sean divisibles entre 100, pero no entre 400, no será bisiestos.
  • Los años que sean divisibles entre 100 y también entre 400 serán bisiestos.

Así pues, al ser 2020 un año que se puede dividir entre 4 pero no entre 100, se constituye como un año bisiesto y, por tanto, tendrá 29 días en febrero y 366 en el cómputo total.

“Se trata de simples operaciones de división, pero con una mente despierta, acostumbrada a realizar ejercicios matemáticos -enmarcados sobre todo en situaciones reales como ésta- y entrenada para la agilidad en la resolución, así como para razonar y tener un pensamiento lógico, resultará mucho más fácil calcular si, por ejemplo, el año 2530 será bisiesto o no”, apuntan los fundadores de Smartick, Javier Arroyo y Daniel González, quienes además animan a realizar el ejercicio*.

Pero… ¿a qué se debe esta forma de determinar si un año será bisiesto o no podrá serlo? Según el movimiento de la Tierra alrededor del sol, un año dura en realidad 365 días, 5 horas, 48 minutos y 56 segundos. Para recuperar este tiempo que contamos de menos en un año normal, al emperador Julio César se le ocurrió crear el año bisiesto, de forma que cada cuatro años añadiéramos un día al calendario, el famoso 29 de febrero. Pero, aún con este método, seguía existiendo un desajuste y fue el Papa Gregorio XIII el que propuso una serie de excepciones a los años bisiestos (las descritas anteriormente) para corregir el desfase del calendario juliano. Es por ello por lo que las estaciones no acabarán descompensadas de aquí a 700 años y la Navidad seguirá celebrándose en invierno en el hemisferio norte y no en verano, como ocurre ahora en el hemisferio sur.

*Solución para vagos: NO lo es.

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