Totana

Proponen dedicar el año 2017 a la figura del compositor y músico totanero Juan Miguel Marín Camacho

La concejal de Cultura, Eulalia Moreno, ha elevado una moción al pleno de enero en la que propone dedicar el año 2017 a la figura del compositor y músico totanero Juan Miguel Marín Camacho, de forma que a lo largo de este ejercicio se realicen diversas actividad, en colaboración con la Orquesta de la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores.

A tal efecto, se propone, en la moción de la edil, crear una comisión que llevará a cabo la propuesta de las diferentes actividades y que coordinará la realización de las mismas.

Según la moción, son muchas las ocasiones en las que determinadas figuras que deberían ser célebres pueden llegar a pasar desapercibidos por la mayoría de la población. Este es el caso de Juan Miguel Marín Camacho, un extraordinario músico totanero de finales del siglo XIX y principios del XX

Biografía músico totanero

Juan Miguel Marín Camacho Totana, 24 de junio de 1867, Totana 13 de mayo de 1929. Sus padres fueron Francisco Javier Marín Vera y Águeda Camacho Pallarés. Sólo tenía una hermana mayor, Casilda.

Comenzó sus estudios musicales con el maestro Casamitjana y Peyró que por entonces era el director de la Banda Municipal de Música de Totana. Siendo aún muy joven ocupó el puesto de organista en el convento de San Buenaventura, regentado por los Padres Capuchinos. Más tarde se trasladó a Madrid para ampliar sus estudios musicales en la Escuela Nacional de Música (hoy Real Conservatorio), donde cursó la carrera de piano, armonía y composición.

A la muerte de su padre regresó a Totana para cuidar de su familia. El 22 de abril de 1904 casó con Genara Cayuela Aledo, con quien tuvo dos hijos: Águeda y Francisco Marín Cayuela. Amigo y compañero del otro gran músico totanero de la época, Don Marcos Ortíz. (en los libros que se rescataron de la Dolorosa, se puede ver como se turnaban la dirección de la banda municipal en los desfiles de Semana Santa)

Al poco tiempo fue nombrado organista de la iglesia arciprestal de Santiago el Mayor y director de la Banda de Música Municipal y a su vez ejerció la docencia en los colegios de las Tres Ave Marías (San Buenaventura) y de La Milagrosa (Hijas de la Caridad).

A pesar de tener importantes ofertas de trabajo tanto en Madrid como en varias ciudades españolas, que posiblemente le hubieran hecho alcanzar una posición de relevancia en el mundo de la música, prefirió desarrollar su labor musical en su ciudad natal.

Juan Miguel Marín Camacho cultivó especialmente las composiciones de índole religiosa y las marchas fúnebres, sin olvidar la música de cámara. Participó en importantes certámenes, en los que obtuvo numerosos laureles. Gracias a esto su prestigio traspasó las fronteras locales y provinciales.

Compuso una gran cantidad de pasodobles, marchas, minuetos, tangos, fox-trots, chotis, cuplés, mazurcas, one-step, polcas, valses, marchas fúnebres y, sobre todo, música religiosa.

En 1890 fundó la Orquesta de la Hermandad de la Dolorosa, componiendo para ella célebres marchas pasionarias que, aún hoy, se interpretan tanto en la Semana Santa de Totana como en otras localidades.

Entre su extensa producción cabe citar: Berceuse, Elevación, Oración, Crucifixión, Martirio, La Samaritana, El Cántaro, La Dolorosa, La Magdalena, Verbum-Caro, Preghiera, Stabat-Mater, Salve, Gozos a San José y a la Virgen, Matilde, Ideal, María, Rondinella, Por una pieza, Espirit, La murmuración, Conchita, Colombia, Aguedita, El Mazarronero, Clementina, El Vaso, Maruja, Los Legionarios y Petit two step.

Su composición Flor de las flores, obtuvo el premio de la Asociación de Profesores de Música de San Sebastián. En 1912 ganó el certamen celebrado en Murcia en honor del Conde de Floridablanca, con el pasodoble Floridablanca, para banda y sexteto.

En 1913 el Círculo de Bellas Artes de Murcia le premió por su Minueto para cuarteto de cuerda. Cuatro años después, con el pasodoble para banda Héctor y Aquiles, ganaba el certamen del Consejo de Exploradores. En 1920 se alzó con el premio único del certamen de Teruel, celebrado con motivo de unos Juegos Florales, por una obra titulada Marcha triunfal.

A pesar de todo lo anteriormente expuesto, Don Juan Miguel Marín no ha tenido la relevancia o el reconocimiento que, sin duda, se merece; y es por lo que se presenta esta moción para dedicar este año a su figura.

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