El día 18, se realizaron los traslados correspondientes tanto en avión como por carretera, para alcanzar la ciudad de Zakopane, enclave turístico de montaña situado muy cerca de la frontera con Eslovaquia, pernoctando durante 4 noches en un coqueto y acogedor albergue, llamado Stara Polana.
En la segunda jornada, y más montañera de todas, se visitó el Lago de Morskie Oko, que en polaco quiere decir…”Ojo del Mar” y disfrutando de unos impresionantes y majestuosos paisajes, llenos de bosques de coníferas, y lagos de alta montaña, todo ello coronado por los picos más altos de la cordillera de los Tatras, entre los que cabe destacar el Monte Rishi, que con sus 2.497 metros de altitud, se alza como la montaña más alta de esta exuberante cordillera centroeuropea. Hasta esta cumbre, consiguieron llegar 7 miembros del club senderista, no sin antes tener que superar más de 1.500 metros de desnivel y zonas de trepada que existen en la cercanía de la cumbre.
El Lunes 19 tras disfrutar de las inolvidables vistas en el ascenso al collado de Rosdie, a través de un teleférico que supera los 1.110 metros de desnivel, se retorno andando a la ciudad de Zakopane, visitando por el camino multitud de lagos de montaña, bosques impenetrables y caminos de decenas de kilómetros empedrados con sabiduría y destreza por los habitantes de la zona.
Tras dos largas jornadas montañeras el tercer día se descendió el cañón de río Dunajec. Durante 18 inolvidables kilómetros, los integrantes de este viaje recorrieron en balsas de madera un espectacular tramo de este caudaloso río cruzando una larga garganta natural flanqueada de de altas paredes y naturaleza virgen.
El miércoles 22, se visitaba el campo de exterminio de Auswist, un recorrido por la historia reciente donde se perpetró gran parte del genocidio nazi a la raza judía, un lugar que estremece a todo el que lo visita y hace más palpable la crueldad con la que a veces han actuado los hombres a lo largo de la historia.
Los últimos días del viaje trascurrieron en la ciudad de Cracovia, disfrutando de su casco antiguo, su barrio judío y mamando esquina a esquina la historia de esta milenaria ciudad polaca así como de su cultura y gastronomía.
La semana concluía con la visita a las minas de sal, tremendo laberinto de más de 300 kilómetros de galerías subterráneas, declarado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1950
Gratificante e interesante viaje de verano donde la convivencia y el buen ambiente de estos viajeros estuvo en todo momento acompañando al club senderista de Totana.