Con la llegada de noviembre, nuestra localidad se llena de significados profundos. El otoño alcanza su esplendor, cambiamos de horario, y las ropas veraniegas se transforman en ropajes otoñales. Este mes comienza con dos efemérides muy destacadas: la Festividad de Todos los Santos y la Conmemoración de los Fieles Difuntos.
Para los cristianos en general, y para los totaneros en particular, estos primeros días de noviembre están impregnados de historia, de sentimiento, de tradición, de religiosidad y un sentido profundo de responsabilidad con el legado de los que nos precedieron. Este es un mes especialmente propicio para inspirarnos a vivir con gratitud, recordando que nuestras raíces son la luz que guía nuestro camino.
Pero no podemos hablar del Día de Todos los Santos, sin antes mencionar su víspera, y también la conmemoración que le precede.
1.- La Víspera del Día de Todos los Santos
Como ocurre con muchas festividades cristianas, antes de su celebración, hay un tiempo de preparación (un triduo, un quinario, una novena…). Así ocurría con el día anterior a la gran celebración del Día de Todos los Santos, en el que tenía lugar una preparación llamada, la Vigilia de Todos los Santos. Esta tradición tiene sus orígenes vinculados a la cristianización de los pueblos celtas, que celebraban el Samhain: una festividad en la que rendían culto a los muertos y al dios del más allá, y en la que realizaban crueles sacrificios humanos. Con el tiempo -gracias a la influencia del cristianismo-, estas costumbres paganas se abandonaron y transformaron en una celebración de víspera, que preparaba a los fieles para el Día de Todos los Santos.
Lamentablemente, en las últimas décadas, el sentido cristiano de esta vigilia ha sido eclipsado por celebraciones que enfatizan lo oscuro y lo “macabro”. En el mundo anglosajón a esta vigilia se le denominó como: "All Hallow’s Eve", expresión que fue cambiando hasta convertirse en "halloween", un fenómeno que distorsiona el verdadero espíritu de la festividad del día siguiente.
2.- La Fiesta de la Luz (holywins)
Desde hace unos años, muchas parroquias están promoviendo la celebración del llamado Holywins, que significa "la santidad vence". Y lo hacen con un término tomado del inglés, pues en los últimos tiempos parece que, si a cualquier acción le ponemos un término anglosajón, lo estamos poniendo en “clave moderna”… y esto es algo que considero que es un error, pues la riqueza de la Lengua Española es grandiosa.
Esta iniciativa busca rescatar la esencia de nuestra fe, alejándonos de la oscuridad y exaltando la vida. Nos recuerda la importancia de nuestras raíces y de seguir el ejemplo de aquellos que nos precedieron, pues los santos son una luz en la oscuridad, guiándonos en el camino de la vida.
3.- La Solemnidad del Día de Todos los Santos
El Día de Todos los Santos es una celebración instituida por la Iglesia cristiana (en el año 840 dC) para honrar a Todos los Santos, conocidos y desconocidos, que ha habido en la historia del Cristianismo. A menudo, los medios confunden esta festividad con el Día de los Fieles Difuntos, por lo que hay que recordar, que la celebración de cada uno de estos dos días, tiene un contenido distinto.
El Día de Todos los Santos es un día de alegría y de precepto (los sacerdotes visten de blanco), y en que los fieles somos llamados a participar en la Misa, para celebrar la memoria de aquellos que son ejemplos de vida cristiana, y para reflexionar sobre la grandeza de nuestra fe.
4.- Conmemoración del Día de los Fieles Difuntos
La costumbre de orar por los difuntos se remonta a los orígenes de la Iglesia, siendo formalmente documentada en el año 998 dC. por la Orden Benedictina. Este día, el 2 de noviembre, es una ocasión para recordar con nostalgia a aquellos que ya no están con nosotros. En Totana, como en el resto de localidades españolas, visitamos los cementerios y rezamos por las almas de los Difuntos.
El día de los Fieles Difuntos, a primera hora de la mañana, se ofician las llamadas: Tres Misas de Difuntos. Esta es una tradición litúrgica que se conserva en Totana (al igual que en otras muchas localidades) desde hace más de un siglo.
5.- Dichoso mes, que entra con Todos los Santos y acaba con San Andrés.
Este refrán popular que escuchamos cada mes de noviembre, resalta la conexión entre el tiempo y las celebraciones que marcan este mes.
La festividad de Todos los Santos, que nos invita a recordar y honrar a los Santos, se considera un momento de alegría y reflexión sobre la vida y la fe. Por otro lado, San Andrés, celebrado el 30 de noviembre, trae consigo la esperanza de la llegada del Adviento, y con él, un nuevo tiempo de preparación para la Navidad.
La expresión "dichoso mes", nos sugiere que noviembre es un período propicio para la espiritualidad y la unión familiar. En este contexto, el refrán también puede interpretarse como una llamada a valorar nuestras tradiciones y raíces, recordando que la vida cristiana está marcada por la celebración y la memoria. Así, noviembre se convierte en un mes de luz, esperanza y renovación espiritual, conectándonos con nuestra historia y nuestra fe.