Totana

Rincones de Totana. El arco de San Pedro

Tal vez Totana no ha valorado debidamente a algunos de sus hijos, algo que me doy cuenta con el mayor conocimiento de su historia y personajes gracias a los magníficos trabajos de los historiadores locales. Uno de ellos, según mi modesto criterio, ha sido Silvestre Martínez Teruel, por haber nominado durante muchos años a la Fuente de la Plaza como Fuente de Juan de Uzeta, escultor lorquino que solamente realizó el escudo que la corona, y no con el suyo por dos fundamentales razones: Martínez Teruel hizo la extraordinaria obra de la traída del agua de La Carrasca hasta dicha fuente, lo que supuso para la época una gran obra de ingeniería, siendo además la fuente diseño suyo aunque no su ejecución.

Son conocidos de todos los hechos y circunstancias que obligaron al Consistorio a emprender la enorme obra de ingeniería que contó con una perfecta ejecución y que, a pesar de salir tan cara, aportó la necesaria agua al suministro del barrio de Sevilla y a las alfarerías que eran en su momento una parte importante de la vida económica totanera. En el recorrido el anhelado líquido cae por su peso sin que ningún accidente geográfico se le opusiera al inteligente hombre que la estudió y diseñó.

Martínez Teruel nació en Totana, experto pintor, arquitecto, ingeniero y diseñador de obras de forma autodidacta, si bien su afición, dedicación y estudio son patentes en sus obras, así como en su descendencia pues tuvo dos hijas que fueron notables pintoras. Según el muy documentado libro "La Fuente de Totana del siglo XVIII" de Ginés Rosa, el recorrido del agua desde su nacimiento hasta el arco llamado de la Rambla, de San Pedro, del Prado Mayor o de las Alfarerías, es de 16.718 metros con veintitrés arcos o arquillos, siendo mencionables el acueducto de La Carrasca, el de Hoya Bermeja, el de El Perdiguero, el de Yéchar, el de los Picapedreros y el de la Lágrima, así como el que nos ocupa. Si bien el agua es ligeramente salobre y dura, es muy adecuada para la cocción de las legumbres entre otras cosas. La aprobación de la obra tiene fecha de junio de 1747.

Se construyó entre los años 1750 a 1753 siendo diseñado y trazado por el citado Silvestre Martínez Teruel, su construcción fue dirigida por Pedro de Mora Cánovas y ejecutado por Javier Molino, que como podemos comprobar por sus apellidos todos ellos eran totaneros. Su función era la de salvar la rambla para conducir el agua hasta la calle Mayor Sevilla y de allí y ya intubada a la fuente de la plaza.

Está construido con piedra de sillería y ladrillo y fue presupuestado en 20.509 reales de vellón, con una longitud de 108 metros, una altura de diecisiete metros y un arco de luz de 22 metros. (En construcción se llama luz es el espacio abierto desde los pilares de sustentación).

Ahí tenemos al gallardo y airoso arco soportando el paso de centenares de años y aportando durante todo ese tiempo el agua a Totana, siendo además un elemento decorativo en el paisaje urbano muy a tener en cuenta, y digno de enorgullecernos por una obra hidráulica de esa importancia hecha en el siglo XVIII y por un totanero.

El arco se encuentra en un perfecto estado de conservación, si bien con frecuencia es revisado y se ha hecho obras de acondicionamiento para ayudarle a soportar su vetustez y esperamos que el Ayuntamiento siga cuidándolo como la obra merece.

A sus pies se encuentra la llamada Fuente de San Pedro que en estos momentos no presenta precisamente un estado de conservación ideal, más bien padece de abandono y suciedad.

Cuentan que durante la guerra incivil hubo un piloto que pasó con su avión por el ojo del arco, lo que demostraba la pericia del militar. Desconozco si es o no cierto y como me lo contaron lo narro sin que pueda dar fe de su veracidad, pero cierto era que en Totana estuvieron los mejores pilotos del bando republicano.

Fijémonos al pasar y mirémoslo con el respeto y admiración que merece esa gran obra plena de belleza, sencillez y elegancia que es orgullo de la ciudad y homenaje a un gran totanero llamado Silvestre Martínez Teruel.

Juan Ruiz García 

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