Totana

Un nazareno comprometido: Bartolo Ibáñez

Cuando vine a Totana conocí a Bartolo porque era cliente de mis suegros y le compré algunos electrodomésticos. Con el paso del tiempo llegué a apreciarlo según lo iba conociendo, pero fue en la Hermandad de La Posá en la que era no solamente el presidente, sino el alma mater de la misma con la entrega y el entusiasmo que requiere la vocación nazarena donde  conocí toda su calidad humana.

Con el paso del tiempo la amistad se agrandó, conocí a sus hijos Carmen, mi enfermera,  y Pedro y la relación con toda la familia es altamente cordial. Pero él tenía un aire especial, una percepción de la vida desde la generosidad, el desinterés y la vocación de buen servicio, que fueron el santo y seña de su negocio.

Nació en Totana Bartolomé Ibáñez Sánchez el 6 de agosto de 1946 y mostró interés por la electricidad formándose en la tienda y servicio de reparaciones del conocido Andrés García, donde destacó como verdadero especialista entre los años 1970 hasta 1985, donde lo conoció todo el pueblo.

Cuando la empresa en la que trabajaba se fue a pique, Bartolo le echó valor y acompañado de su esposa, Carmen Aznar Navarro, con la que contrajo matrimonio el 1 de enero de 1972, abrió su propia tienda atendiendo personalmente las reparaciones mientras Carmen lo hacía con los clientes en el establecimiento.

El negocio se fue ampliando gracias a su buena gestión, hasta instalarse de forma definitiva en la Plaza de Martínez Palao, conocida como el Ramblar, mejorando el servicio a sus clientes hasta ser el primer establecimiento del ramo en Totana, como ahora lo continúan su esposa y su hijo Pedro.

Con independencia de su categoría profesional fuera de toda duda, lo reseñable de Bartolo Ibáñez fue siempre su amor a la Semana Santa y a su Hermandad de La Posá, que es como se conoce popularmente la Hermandad de la Oración en el Huerto, Nuestra Señora de la Caridad y Nuestra Señora de la Fe, con raigambre y afección popular.

Bartolo y su familia siempre fueron hermanos de la Posá y él fue elegido presidente en 1997, dejando su cargo por culpa de la puñetera enfermedad en 2014, diecisiete años, con gran sentimiento de todos y mereciendo un cálido homenaje de sus hermanos. Era el incansable al servicio de la vocación de la Semana Santa, el que nunca mostró pereza en su trabajo, logrando mejoras evidentes y añadiendo una nueva imagen, la de Nuestra Señora de la Fe, mejorando los desfiles y marcando un estilo propio que aún mantiene la Hermandad.

Su presidencia fue vital, pues durante ella se hizo la obra de acondicionamiento y ampliación de la Hermandad, se compró el nuevo trono de la Caridad y la imagen y trono de la Fe. Pero si hay una circunstancia que lo hizo diferente es que en todas las elecciones a Presidente salió electo por unanimidad de todos los hermanos.

Pero la terrible enfermedad hizo presa en él, intentó aguantar como un jabato luchador que era, pero el enemigo era demasiado poderoso y el día de Navidad del año 2014 se instaló en los brazos de Nuestra Señora de la Caridad a la que tanto amó y fue acogido como hijo predilecto.

Gloria a él y a la Semana Santa a la que se entregó por completo.

Juan Ruiz García 

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