Sociedad

FADEMUR reclama atención a la agenda feminista rural por el 8M

La organización de mujeres rurales FADEMUR denuncia, con datos, las discriminaciones que sufren por vivir y trabajar en su entorno.

Para atajar la problemática, FADEMUR demanda la aprobación de un Estatuto de las Mujeres Rurales que garantice unos derechos mínimos a todas las mujeres independientemente de la región en la que se encuentre su pueblo.

Con motivo del Día Internacional de las Mujeres mañana, 8 de marzo, desde la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR) denuncian las consecuencias de la doble discriminación que sufren por ser mujeres y vivir y trabajar en el entorno rural.

Además de aportar las cifras detrás de las desigualdades, desde FADEMUR piden “pasar a la acción”. Tal y como explica Teresa López, presidenta de FADEMUR: “Nos preocupa las diferentes velocidades a las que avanza la igualdad en toda España, mientras en algunos territorios disponemos de un Estatuto, en otros estamos viendo pasos hacia atrás”.

Para luchar contra esto, la organización demanda la aprobación de un Estatuto que sirva de paraguas para todas independientemente de la región y el color del partido que gobierne. FADEMUR pide que este Estatuto de las Mujeres Rurales recoja, al menos, cinco puntos mínimos que garanticen un avance en las desigualdades en los pueblos:

Que asegure que todos los Gobiernos autonómicos llevan a pie de campo la primera PAC que busca la igualdad. Y es que la PAC que entra en vigor este 2023 es la primera con perspectiva de género y contiene ciertas medidas dirigidas a las mujeres que, sin embargo, ahora tienen que implementar las Comunidades Autónomas.

Que facilite la Titularidad Compartida para continuar visibilizando el trabajo de las mujeres del sector agrario. Las diferencias de número de explotaciones con esta figura jurídica es muy notable entre algunas regiones (la C. de Madrid e Islas Baleares continúan teniendo 0 explotaciones en su registro) y es un claro ejemplo de los desequilibrios del mundo rural en materia de igualdad.

Que profesionalice los cuidados, que las mujeres que los ejerzan obtengan una remuneración y vean reconocidos sus derechos, a la vez que dé garantías de que los servicios llegan a las y los habitantes de los pueblos.

Que mejore la participación de las mujeres rurales en la esfera pública y privada, para lo que FADEMUR propone tomar el ejemplo del Estatuto de las Mujeres Rurales que ya existe en Castilla-La Mancha, el cual vincula la obtención de presupuesto público a la participación equilibrada de las mujeres en las entidades.

Que dedique más atención y recursos para evitar la violencia machista en los pueblos, que ayude a extender la red de espacios seguros contra esta lacra y que impulse la sensibilización del conjunto de la sociedad y las empresas.

Un contexto masculinizado

El medio rural ocupa el 84,5% del territorio de España, una superficie de más de 426.000 Km2. Son 6.694 municipios, el 83% del total. En ellos vive el 17,6% de la población total española, el 51% son hombres y el 49% mujeres.

La masculinización de la población rural es mayor según crece el grado de ruralidad. Además, es pronunciada en franjas en edad de trabajar. Sin embargo, las tornas cambian en los grupos de edad superior a los 65 años.

Discriminación laboral

Según los datos más recientes publicados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación el pasado mes de julio, las mujeres rurales están sobrecualificadas. En este sentido, ellas están más de 7 puntos por encima de los hombres entre los 35 y los 49 años, y más de 14 entre los de 20 a 34 años.

A pesar de su alta preparación, su acceso al mercado laboral es menor. En el entorno rural, poco dinámico y marcado por la segregación horizontal y vertical del trabajo por razones de sexo, las mujeres soportan un 38,4% de tasa de inactividad frente al 15,1% de los hombres.

Aquellas mujeres rurales que trabajan tienen peores condiciones, están sobrerrepresentadas en los ingresos entre 400 € y 1.000 €, en los contratos temporales, los fijos-discontinuos y en las jornadas parciales, mayoritariamente presentes en las posiciones inferiores de la jerarquía laboral. Además de ver mermado su crecimiento por fuertes techos de cristal, también están concentradas en el sector servicios, el cual emplea al 78,5% de las que trabajan.

Con este panorama se entiende que las mujeres rurales sean cada vez más emprendedoras puesto que construir el trabajo propio se convierte, en muchas ocasiones, en la única salida. A pesar de que el empresariado rural también es predominantemente masculino, ellas suponen el 23,8% de las y los trabajadores autónomos de los pueblos.

Otras discriminaciones

Las mujeres también sufren las deficiencias de oportunidades y servicios de sus pueblos. Ausencias como líneas de transporte público, conexión a internet de calidad, servicios de atención a personas dependientes, centros educativos suficientes, servicios sanitarios y alternativas de ocio y cultura, terminan impactando frontalmente en la vida de las mujeres, provocando una sobrecarga de tareas de cuidados y limitando su acceso a trabajos o formación.

Las mujeres de los pueblos dedican más tiempo al cuidado familiar que los hombres (un 60,64% frente a un 39,36%), al igual que invierten casi el triple de tiempo que ellos en realizar tareas domésticas (un 67,13% frente a un 32,87%).

Asimismo, las mujeres rurales son más vulnerables a la violencia machista en un entorno en el que en más ocasiones se asocia ésta a la esfera privada y, por tanto, es más invisible. Este fue uno de los descubrimientos del primer, y único, estudio sobre esta lacra realizado en los pueblos de nuestro país, precisamente, por FADEMUR. El informe, ordenado por el Ministerio de Igualdad por encomienda del Pacto de Estado, también reveló que en el medio rural las relaciones de maltrato se prolongan más que en las ciudades, y en todo ello tiene mucho que ver, además del arraigo de los estereotipos, la menor disponibilidad de recursos de atención y ayuda en los pueblos.

El 8M rural

Por todas estas razones, las mujeres rurales alzan la voz este Día Internacional de las Mujeres para demandar atención sobre la agenda feminista rural y la aprobación del Estatuto de las Mujeres Rurales mencionado, un esfuerzo trasversal que implique a todos los Gobiernos y agentes sociales.

Además, FADEMUR también quiere hacer un llamamiento para que toda la sociedad rural salga a las calles y plazas de sus pueblos y participe en las numerosas actividades, concentraciones y manifestaciones que se celebran en ellos esta semana con motivo del 8M. 

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