Sociedad

El comunicador y actor Pedro Ruiz se solidariza en la causa contra el edadismo

"En realidad nadie es joven ni es viejo. La cuestión está en la actitud

Con estas palabras, el conocido comunicador introduce una bonita reflexión acerca del edadismo, en un vídeo que ha donado a la Asociación de lucha contra el edadismo +45 ACTIVOS.

Pedro Ruiz ha tenido una larga trayectoria profesional como comunicador y sigue en activo en producciones teatrales y diversos proyectos, demostrando así que los estereotipos que argumentan una menor capacidad de los senior, no solo son falsos, sino que no tienen en cuenta que la experiencia, en muchas actividades profesionales, sigue siendo un plus.

En este momento, 2.000.000 de personas de más de 45 años están en desempleo. De esa cifra, aproximadamente 1.000.000 tienen la consideración de desempleados de larga duración al llevar más de un año en el paro. El análisis de esa cifra nos confronta con la realidad de que la inmensa mayoría llevan más de 3 años en el desempleo y consideran que no podrán volver a trabajar, dadas las barreras que el mercado de trabajo, es decir las empresas, ponen a la contratación del talento senior.

Según la fundación Adecco, más del 80% de los directores de Recursos Humanos no han entrevistado ni contemplan entrevistar a nadie que tenga mas de 55 años, aunque según los datos recogidos por la asociación +45 ACTIVOS, esta exclusión empieza a los 45 años y se recrudece a los 50, momento en el que ya es prácticamente imposible volver al trabajo por cuenta ajena.

"Viejo tú, que me condenas, viejo tú, que no me escuchas. Viejo tú que vendes penas, viejo tú, que ya no luchas. La edad no tiene talento, el talento no tiene edad, si ahora no estás de acuerdo, el tiempo te lo dirá (…) No me hables de la edad, háblame de los proyectos, la vida sólo es verdad por los caminos correctos"

Con esta poesía, que hemos extractado, Pedro Ruiz plasma perfectamente las principales líneas de comunicación y reivindicaciones de +45 ACTIVOS, que en definitiva, reclama una sociedad realmente inclusiva, donde nadie se vea excluido del trabajo por razones de edad, lo cual supone una condena a una muerte civil y a una menor calidad de vida en una democracia que se dice moderna y madura, pero que empieza a mostrar fatiga en la minoración de derechos, que por mucho que existan sobre el papel, de facto, se están vulnerando.

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