Sociedad

Mons. Francisco Gil Hellín celebra su 25 aniversario episcopal junto al pueblo de la Diócesis de Cartagena

«La familia ha sido mi vocación desde mis inicios»

Entre aplausos concluía ayer la Eucaristía que presidió el arzobispo emérito de Burgos, residente en la Diócesis de Cartagena, Mons. Francisco Gil Hellín, en conmemoración de sus 25 años de episcopado. El prelado fue acompañado por el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes y el obispo auxiliar de la Diócesis, Mons. Sebastián Chico Martínez.

A la celebración acudieron sacerdotes y amigos de toda la Región en agradecimiento y cariño al arzobispo, respetando el aforo pertinente según la normativa sanitaria.

Durante la homilía, Mons. Gil Hellín destacó en sus palabras la importancia que ha tenido la familia en su trayectoria: «La familia ha sido mi vocación desde mis inicios. Si hoy estamos todos aquí, es gracias a aquellos que supieron entregarse plenamente en el matrimonio y pudieron transmitir la vida como fruto de esa mutua donación en el amor. Yo insisto en que sepamos defender, no ya como cristianos sino como valor fundamental humano, la estructura natural con la que Dios ha creado al hombre». De igual modo alentaba a los matrimonios a perseverar: «Nunca está todo perdido. Todos los matrimonios podéis intensificar y mejorar, crecer y desarrollar, la semilla que Dios ha puesto en vuestros corazones, porque esa capacidad de amor y de entrega procede de Dios. Si la acogéis y la fecundáis, seréis santos en medio de las realidades humanas».

«El Señor me quiso al lado del Santo Súbito»

El arzobispo emérito recordó durante su intervención su etapa en Roma como secretario del Pontificio Consejo para las Familias y como integrante de la Secretaría de Estado, destacando del trato con el santo Papa Juan Pablo II que «era un hombre enamorado del hombre, porque él era un hombre enamorado de Dios. El Señor me quiso en Roma y me quiso al lado del Santo Súbito, precisamente en estos tiempos en los que se está torpedeando ideológicamente la estructura esencial - de la familia -  que fundamenta todo bien social».

De su etapa como arzobispo de la Archidiócesis de Burgos, confesaba guardar con cariño «el fervor contenido de los burgaleses» deseoso de «manifestar tantos buenos sentimientos que tienen en su corazón». Así mismo, añadía: «Recuerdo especialmente al Santo Cristo de Burgos, y aquel Sábado Santo en el que se inició la representación del descendimiento de nuestro Señor; el momento del desclavamiento, dejando a Jesús en los brazos de María».

En su discurso no olvidó mencionar a la comunidad de religiosas de Iesu Communio, el instituto religioso femenino de derecho pontificio que «nació, de alguna manera, en mis manos episcopales». Sobre esta comunidad, Gil Hellín afirmó que «tenía claro que era una realidad marcada con grandes signos sobrenaturales, y no podía hacer otra cosa que llamar a la Iglesia para que deliberara sobre esta realidad». Iesu Communio fue aprobado por la Sede Apostólica el 8 de febrero de 2010 y, a día de hoy, «está siendo una realidad vivificante para jóvenes y mayores».

«La última etapa de mi vida al servicio de mi tierra natal»

Como colofón, no olvidó el prelado dedicar unas palabras a su tierra natal: «Llego a Murcia a vivir mis últimos años, y me encuentro con un obispo con altas facultades de responsabilidad; me acoge, me trata y me corresponde con el cariño con el que yo me siento especialmente identificado y gozoso. Junto a él, también hay un clero maravilloso que me ha hecho renovar mi realidad de murciano», confesando previamente que «el Señor ha querido traerme en la última etapa de mi vida a Murcia para vivir al servicio de mi tierra natal». Finalizaba la homilía con palabras de agradecimiento y solicitando una oración: «Damos gracias a Dios por todos estos años. Son muchas las obras que habría podido mejorar en mi vida, y pido que vuestra oración ayude a reparar mis faltas. Así como pido gracias para que sepa corresponder la generosidad recibida en estos años y pueda entregarme a vosotros».

Al término de la liturgia, el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, agradeció al homenajeado su «gran testimonio de amor eclesial entregado en estos 25 años», y a Dios por «regalarle a esta Diócesis tenerle aquí, con nosotros». Desde la Santa Sede, el Papa Francisco envió a Mons. Gil Hellín una bendición especial con motivo del XXV aniversario episcopal del arzobispo.  

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