Sociedad

Pareja, social network y traición online

Como las nuevas tecnologías afectan a la relación

Cada vez más conectados, más activos online, a menudo nos olvidamos de lo que sucede offline y de las personas que están a nuestro lado, incluidas las parejas. Y buscamos alternativas.

Los profesionales de Mundo Psicologos nos ayudan a entender en qué dirección vamos y cuáles son las consecuencias del chat y el cibersexo en las relaciones de pareja.

¿Podemos considerar traición una relación exclusivamente virtual?

La traición es el acto de no cumplir con los compromisos asumidos en términos de lealtad y honestidad hacia la pareja. Vivimos en una sociedad de consumo. La relación erótica se ha convertido en un medio de intercambio y mercantilización inmediata. Las razones de la traición pueden ser múltiples, y hoy en día tenemos acceso a tecnologías que a su vez ofrecen acceso inmediato al contacto interpersonal. Además del acto físico en sí, es posible traicionar a nivel de imaginario mental. El cibersexo, cada vez más extendido, surge de la necesidad de evasión de la vida cotidiana y el aburrimiento. En general, no se percibe como una traición, sino como un juego, a veces haciendo que la pareja participe, otras en gran secreto, aumentando el nivel de emoción, a menudo dentro de una relación apagada. Algunos datos estadounidenses muestran que las mujeres experimentan la sexualidad de una manera más desinhibida gracias a internet. Alrededor del 30% concluye la conexión online y offline con una relación sexual: internet en este sentido favorece la traición (Escuela de Salud Pública de la Universidad de Texas). La frontera entre la traición virtual y la traición real es fugaz y fácil de cruzar. Cuando el nivel de participación es alto y el sexo cibernético se practica continuamente, es probable que se trate de traición también desde el punto de vista mental.

¿Cómo las nuevas tecnologías están poniendo en crisis a la pareja?

Hoy las parejas experimentan numerosos momentos de crisis y estancamiento, debido a la complejidad de la vida cotidiana: compromisos, estrés, ansiedades, cargan el menaje romántico. La pareja entra en crisis, las razones de la disputa son sencillas pero no se sabe cómo manejar las emociones. Habría que reducir la velocidad pero las emociones intensas dominan, como la ira, la soledad, el miedo, el rechazo. Deberíamos escucharnos, mirarnos a los ojos, dejar de lado el orgullo y perdonar, pero cuesta demasiado. Una vía de escape indolora está representada por las nuevas tecnologías de fácil acceso, que permiten tener todo y ahora, sin frustraciones y enfrentamientos. La amplia disponibilidad de relaciones interpersonales, la ausencia de límites espacio-temporales, hacen que internet sea un terreno fértil para coquetear, charlas eróticas, encuentros ocasionales. Se establece un mecanismo de evasión, evitando una relación estable. La pareja moderna está sujeta a múltiples estímulos y oportunidades online, que pueden convertirse en verdaderas traiciones o enredos en relaciones más o menos peligrosas.

¿Las redes sociales aumentan la necesidad de control de la pareja?

Ciertamente, las redes sociales pueden aumentar la necesidad de control de la pareja cuando existe sospecha de traición hipotética. Los celos de la pareja se manifiestan a través del control de mensajes, chats u otros. El miedo a perder a la pareja y la ira al pensar que está interesada en otra persona puede generar un alto grado de sufrimiento emocional. Las afirmaciones de que se trata de un juego inocente no valen nada: el amado ha perdido la confianza fundamental en la relación de pareja. Tranquilizar, mostrando el chat erótico, en muchos casos, aumenta el nivel de ansiedad, desconfianza, celos patológicos. Todos queremos ser amados, y descubrir que nuestra pareja desvía su mirada de una manera sistemática y recurrente hacia lo que la red ofrece, a nivel emocional es duro. Además, para aquellos que sufren celos patológicos, las redes sociales suponen una amenaza que impide el control completo del otro.

¿Las redes sociales aumentan la posibilidad de traición?

La persona que busca contactos en Internet no siempre está satisfecha con su relación o no invierte emocionalmente en ella por varias razones. Hay personalidades más propensas a la traición, por ejemplo, inmaduras y egocéntricas, narcisistas o con rasgos de perversión. Todos, en ciertos momentos de nuestra vida (situaciones de estancamiento, soledad, etc.), podríamos ser atraídos por la red para encuentros virtuales o reales en los que consumar una traición. En este sentido, las redes sociales ciertamente aumentan la posibilidad de traición, ya que ofrecen un número infinito de posibles relaciones, sin límites ni fronteras. Estar detrás de una pantalla también permite estar desinhibido y sin restricciones, experimentar a nivel sexual lo que nunca has experimentado. El uso de palabras, imágenes y videos en las redes sociales representa escaparates en los que seducir y ser seducido.

¿Las redes sociales favorecen el conocimiento mutuo o dificultan la comunicación profunda?

En una fase inicial, las redes sociales pueden ser útiles para intercambiar información, experiencias y sentimientos mutuos. Se comunica de forma rápida e inmediata. Sin miedo. Hay personas inseguras que necesitan aceptación y reconocimiento, aunque virtuales. Publicar fotos podría ser un intento de afirmar la propia identidad o mejorar aparentemente la autoconfianza en la interacción y superar la timidez. A través de las webs de encuentros, nacen múltiples relaciones, y tan pronto como se lanza una nueva plataforma, no faltan las altas. Existe una comunidad específica diseñada para encontrar a la persona adecuada para una historia duradera dirigida por un equipo de psicólogos, en la que se suministran pruebas de personalidad para reunir al tipo más cercano de personas. Otros se dirigen a usuarios que buscan sexo y encuentros casuales, mientras que otras se especializan en traición. Sin embargo, se pueden correr riesgos graves, como violaciones de privacidad, perfiles falsos, acoso, acoso cibernético...

Con todo ello, una relación virtual no permite una comunicación profunda. Entre uno mismo y la otra persona, hay una distancia impuesta por la propia pantalla. Todo puede ser ficción o ilusión, porque falta el aspecto emocional, corporal y relacional. En un hipotético encuentro real, se corre el riesgo de descubrirse perfectos desconocidos.

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