La Consejería de Agricultura y Agua, a través de la Dirección General de Patrimonio Natural y Biodiversidad, realizará mañana una plantación de especies de flora autóctonas en las dunas del Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar, con el objetivo de reforzar las poblaciones de algunas de las plantas más amenazadas que tienen su hábitat en el cordón dunar de dicho Parque.
Esta actividad se enmarca en el Programa de Voluntariado Ambiental de la Consejería y contará con la participación de los voluntarios del proyecto de acción ‘Artemia’ y del proyecto ‘Eusimonia’.
Entre las especies que se van a plantar figuran la sabina costera (Juniperus turbinata), especie arbustiva de gran porte que se encuentra en peligro de extinción, lentisco (Pistacia lentiscos), arbusto típico que juega un importante papel en la fijación de las arenas y el desarrollo del suelo, Teucrium dunense, planta aromática característica de arenales costeros, que se distribuirá por las zonas más abiertas, y algodonosa (Otanthus maritimus), una especie que está declarada como extinta en la Región de Murcia, aunque se ha citado recientemente en las dunas de la zona de El Mojón. Todas estas especies a plantar proceden de los viveros de la Comunidad Autónoma y de la Asociación de Naturalistas del Sureste.
Proyecto ‘Artemia’
El director general de Patrimonio Natural y Biodiversidad, Pablo Fernández, destacó al respecto “el importante papel que juegan las actividades de voluntariado en el marco de las acciones de conservación de los parques regionales”.
En este sentido, apuntó que el Proyecto de Acción ‘Artemia’ es uno de los ocho programas de Voluntariado Ambiental de la Región, que centra sus esfuerzos en el Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar. Además de la plantación de especies autóctonas en ambientes dunares, el equipo de voluntarios realiza otra serie de actividades, tales como censos y anillamientos de aves, y el seguimiento de la flora protegida, así como de reptiles y anfibios, entre otras.
Fernández señaló que “los voluntarios desarrollan estas actividades de manera totalmente desinteresada los fines de semana de febrero a noviembre y la importante labor que llevan a cabo no pasa desapercibida, sino que se la considera una herramienta más de gestión”.