San Javier

San Javier acogerá la nueva planta para el tratamiento del residuo orgánico a través del futuro quinto contenedor

- El consejero de Medio Ambiente y el alcalde de San Javier presentan el proyecto de adaptación y ampliación del Centro de Gestión de Residuos del municipio, que dará servicio a 155.283 habitantes

- La futura planta supondrá una inversión de más de 3,3 millones y podrá tratar casi 20.000 toneladas al año de biorresiduos de origen doméstico

- Se espera que el contenedor marrón quede implantado en 2025 tras la nueva concesión del servicio de recogida de residuos sólidos urbanos y de limpieza viaria que se realizará durante el años 2024.

El Gobierno regional impulsa la creación de una nueva planta en San Javier para contribuir a la gestión y el tratamiento de los biorresiduos o residuos orgánicos biodegradables de origen doméstico, que serán recogidos a través del futuro quinto contenedor, también conocido como contenedor marrón.

La futura planta “garantizará un correcto tratamiento de 19.330 toneladas anuales de residuos sólidos urbanos y beneficiará a una población de 155.283 habitantes residentes en los municipios de San Javier, San Pedro del Pinatar, Los Alcázares, Torre Pacheco, Fuente Álamo y La Unión”.

Así lo expuso el consejero de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor y presidente del Consorcio de Residuos de la Región de Murcia (COREM), Juan María Vázquez, junto al alcalde de San Javier, José Miguel Luengo, durante la presentación el proyecto de adaptación y ampliación del actual Centro de Gestión de Residuos del municipio, que se transformará en una planta puntera para el tratamiento de este residuo.

Vázquez destacó que la futura infraestructura “demuestra el compromiso del Gobierno regional con el fomento de la economía circular y el medio ambiente y el apoyo que la Comunidad presta a los municipios en la gestión de sus residuos”.

El objetivo de la obra es, destacó, “mejorar y optimizar el tratamiento de biorresiduos, consiguiendo de esta forma el aumento de la calidad y cantidad de productos reciclables, el aumento de la circularidad y la reducción de los residuos eliminados en vertedero y de emisiones gases de efecto invernadero. La futura planta podrá tratar casi 20.000 toneladas al año de biorresiduos”, manifestó Juan María Vázquez.

José Miguel Luengo, alcalde de San Javier quiso destacar las ventajas que tendrá en el municipio la acogida de esta nueva planta como “favorecer la contratación de personal y el ahorro en el traslado de residuos” convirtiendo a San Javier en un ejemplo más de “economía circular como ya lo somos en el tratamiento del agua con la nueva depuradora”.

Se espera que el contenedor marrón quede implantado en 2025 tras la nueva concesión del servicio de recogida de residuos sólidos urbanos y de limpieza viaria que se realizará durante el año 2024 con la salida a licitación pública de la misma.

Más de 3,3 millones

Las actuaciones más destacadas de las obras de adaptación y ampliación son la ejecución de un nuevo acceso con reubicación de báscula de pesaje y control de entradas, la construcción de zonas de acopio de poda, biorresiduos y producto terminado y naves de pretratamiento y fermentación, la adecuación de la nave de afino y la instalación de la balsa de lixiviados.

La construcción de las nuevas instalaciones supondrá una inversión total de 3.331.550 euros, de los que la Comunidad aporta 2.462.539 euros, es decir, el 74 por ciento del total del proyecto, y los 969.011 euros restantes son aportados por el Consorcio de Residuos, del que forma parte el Gobierno regional y 40 municipios de la Región. El Ayuntamiento de San Javier ha aprobado la cesión de los terrenos al Consorcio, para que licite la redacción del proyecto y más adelante la ejecución de obra.

En ella se tratarán los biorresiduos que se recogerán a través del contenedor marrón. Por ejemplo, los restos de fruta y verdura, restos cocinados de carne, pescado y marisco, frutos secos, infusiones, posos de café, cáscaras de huevo y otros restos de comida, tapones de corcho, cerillas, serrín, servilletas usadas, papel de cocina sucio y papel y cartón sucios de aceite o restos de alimentos, así como pequeños restos de poda y jardinería como plantas, hojarasca o ramos de flores.

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