En España, 400.000 personas tienen un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) y se espera que aumente durante los próximos años.
1 de cada 20 adolescentes españoles sufre Anorexia, Bulimia o Trastorno por atracón, según datos de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.
La asociación TCA Andalucía informa de que en la comunidad autónoma hay unas 70.000 personas con un Trastorno de la Conducta Alimentaria
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria son trastornos mentales con graves consecuencias para la salud física y psicológica de las personas que los padecen y para sus familiares.
En España, 400.000 personas tienen un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) y se espera que aumenten en los próximos años. Los distintos trastornos de la conducta alimentaria, siendo los principales la Anorexia, la Bulimia y el Trastorno por Atracón, tienen en común la alteración del peso, la obsesión por la imagen corporal y la dieta.
La asociación TCA Andalucía señala que, en Andalucía hay aproximadamente 70.000 personas con uno de estos trastornos de salud mental. 1 de cada 20 adolescentes españoles sufre Anorexia, Bulimia o Trastorno por Atracón, según datos de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia. Adrián Perea, Psicólogo y Director del centro de Ita Torre del Mar, explica que "la adolescencia es momento de cambio, creación de identidad, exploración y búsqueda de fronteras que amenazan la libertad personal". Este período de cambios y de incertidumbre hace que los adolescentes puedan sentirse inseguros con su imagen corporal y desconcertados acerca de su identidad. "La vulnerabilidad que se experimenta en esta etapa vital va de la mano de la propia estima, en otras palabras, la estabilidad emocional pende de un hilo", señala el profesional.
El adolescente puede sentir que el control de su imagen corporal le da estabilidad emocional entre tanta confusión e incertidumbre, y esa conducta puede acabar volviéndose una obsesión y, finalmente, el desencadenante de un Trastorno de la Conducta Alimentaria.
También es importante tener en cuenta que, aparte de la edad que pueda tener una persona, hay ciertos rasgos de la personalidad que incrementan la posibilidad de desencadenar un TCA, como la autoexigencia: "Cuando hablamos de personas autoexigentes, estamos haciendo referencia a un patrón comportamental que forma parte de la personalidad. La autoexigencia sin duda es más común en personas que padecen un trastorno de la conducta alimentaria, ya que tienen mayor capacidad de sacrificar otras áreas de sus vidas, incluida la salud, a favor de una conducta patológica, como puede ser la restricción de ingestas o el ejercicio extenuante", comenta Adrián Perea.
La autoexigencia, es un factor común en los TCA, puesto que estas personas buscan la perfección en la mayoría de los ámbitos de su vida, siendo uno de ellos su imagen corporal: "uno de los factores asociados al desarrollo de un TCA es la relevancia otorgada a la imagen corporal. De otra manera, se podría afirmar que la sensación de bienestar queda supeditada a la percepción que tengo de mi propia imagen corporal, en la mayoría de los TCA distorsionada de la imagen real. Por tanto, todo esto hace que la autovaloración junto con la importancia concedida a la opinión del otro afecte directamente a la autoestima", explica el director de Ita Torre del Mar, quien señala también los factores que pueden generar una imagen corporal negativa en las personas autoexigentes: "la distorsión corporal, la obsesión por mirarse, pasar horas preocupándose por "defectos" del propio cuerpo, una dedicación constante al aseo y estética excesivo…"
Es sumamente importante estar alerta para detectar si una persona perfeccionista puede estar sufriendo un TCA: "En personas perfeccionistas, se puede observar la rigidez en los comportamientos relacionados con las comidas, lentitud y rituales delante de un alimento, discurso monotemático en torno a la comida y al cuerpo, entrando en comparaciones con las demás personas de su entorno y desconocidos del mundo de la fama o las redes sociales", explica Adrián Perea. Cuando una persona tiene un Trastorno de Conducta Alimentaria, independientemente de si es exigente o no lo es, es muy importante que empiece un tratamiento especializado: "No se trata de reeducar únicamente, cuando hablamos de un TCA hablamos de una enfermedad de salud mental. Hay que hacer un tratamiento y nunca es un trabajo breve, aunque se pretenda", añade.
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