La Comisión Europea continúa posponiendo la  propuesta de etiquetado nutricional en la parte frontal de los envases. Este proyecto que forma parte de la estrategia “De la Granja en la Mesa” apunta a establecer un único modelo de etiquetado que se implantará de manera obligatoria y armonizada a lo largo de la Unión Europea. Sin embargo, la elección del modelo no está resultando sencilla. Principalmente debido a que existe poco consenso con respecto a cuál es el sistema más adecuado para lograr alcanzar el ambicioso objetivo de ayudar a los consumidores a tomar decisiones alimentarias más saludables y sostenibles. 

Como paso previo a la introducción del etiquetado nutricional de alimentos, la Comisión lanzó a finales del año pasado una consulta pública. A través de la misma, se invitó a los ciudadanos y partes interesadas a compartir sus opiniones sobre los modelos de etiquetado. Una vez terminado el período de consulta, la Comisión publicó las contribuciones recibidas que están actualmente disponibles en el sitio web oficial. Algunos de los comentarios dejados por consumidores, ponen de manifiesto las dudas que existen con respecto al modelo de etiquetado francés, NutriScore. 

“​​Nutriscore tal y como está planteado lleva a error al consumidor, ya que va en detrimento de productos catalogados como saludables como el aceite de oliva virgen”, escribió un consumidor español. Mientras que otro comentó que el modelo francés “crea mucha confusión” y “complica aún más la lectura del etiquetado”. 

Pero los consumidores no han sido los únicos en expresar su oposición al etiquetado NutriScore. También lo han hecho expertos, dietistas-nutricionistas, científicos y también representantes de los principales sectores afectados por las malas calificaciones que le otorga el etiquetado a productos tradicionales españoles como el ya mencionado aceite de oliva, jamón ibérico, queso manchego, entre muchos otros. Es por ello que expertos como el investigador del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC), Francisco Pérez Jiménez, consideran que el sistema ignora la dieta mediterránea y por ende, dudan del buen impacto que podría tener a la hora de promover la alimentación saludable. Asimismo, expertos alertan sobre la falta de ensayos clínicos que confirmen cómo repercutirá la adopción de dicho sistema. 

Ante la exposición de las limitaciones del sistema, el comité a cargo de las coordinación para la implantación de NutriScore decidió que el algoritmo que determina las puntuaciones del etiquetado. debía ser modificado. Para ello, se abrió un plazo para la recepción de propuestas y recientemente se comunicaron los cambios. Entre los más destacados se encuentra el nuevo cambio de categoría del aceite de oliva. Como bien lo explica el científico titular del CSIC, Javier Sánchez Perona, “el caso del aceite de oliva es un despropósito ya que le vuelve a conceder una excepción para que alcance la calificación B”. Cabe recordar que no es la primera vez que se modifica la calificación del aceite de oliva, que inicialmente, obtenía una nota D. 

A diferencia de lo que se podría pensar, la etiqueta NutriScore B al aceite de oliva, no ha sido bien recibida por el sector. Así ha quedado demostrado en las declaraciones de varios referentes como es el caso de José Manuel Bajo Prados, Secretario Ejecutivo de la Sectorial Nacional del Aceite de Oliva Virgen con Denominación de Origen Protegida. “Seguimos con el problema”, explicó Bajo Prados al medio Mercacei y agregó que “el hecho de seguir igualando en categoría estas grasas con los aceites de oliva vírgenes y vírgenes extra es un fraude al consumidor”. Esto debido a que otros aceites con bajo contenido en ácidos grasos saturados, como el aceite de colza, nuez y de girasol, se encuentran en la misma categoría. Es por ello que considera que España debe “alinearse con aquellos países, como Italia, que defienden una información al consumidor acorde con los parámetros saludables de la Dieta Mediterránea, demostrados científicamente”. 

“Italia está siendo más valiente y tajante que nosotros”, opina el director de la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO), José María Penco. Tal y como lo explica Penco, Italia ha presentado un sistema alternativo, Nutrinform Battery, que es más acorde con la Dieta Mediterránea. Al mismo tiempo y tras una larga investigación, la Autoridad Italiana de Competencia (AGCM) anunció la prohibición del NutriScore en Italia al considerar que el etiquetado podría inducir a error a los consumidores. Como consecuencia, obligó a Carrefour y otros distribuidores a retirar el etiquetado de los productos comercializados en el país. Lo mismo sucedió en Rumanía, donde la Autoridad Nacional de Protección del Consumidor (ANPC) anunció días atrás la prohibición de venta de alimentos que contengan una etiqueta NutriScore a partir del 1 de noviembre.  

Ante las crecientes críticas al sistema, la Comisión Europea ha ido dejando cada vez más indicios de que el NutriScore está fuera de carrera. Lo que a priori, es una excelente noticia para los consumidores, los pequeños y medianos productores, entre tantos otros actores que se verían afectados por su adopción. 

“NutriScore es tan solo uno de los sistemas de etiquetado nutricional y hay varios”, declaró Roser Domenech Amado, Jefa de la Unidad “One Health” de la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria (DG SANTE) durante la mesa redonda de debate organizada por la Representación Permanente de Italia ante la UE en el Parlamento Europeo. Se trata del segundo gesto en pocas semanas por parte de representantes de DG SANTE en contra de NutriScore. Semanas antes, la directora del organismo, Claire Bury, evaporó las esperanzas de los desarrolladores del modelo francés al anunciar durante un evento que “la Comisión no propondrá NutriScore como el etiquetado nutricional del bloque”. 

La tendencia hacia una nueva alternativa que está marcando la Comisión debe ser celebrada. No debemos volver a tropezar con la misma piedra. Cuántos cambios de algoritmo más se deberán tolerar hasta que alguien se de cuenta que es hora de dejar de lado un sistema imperfecto, para darle lugar a una alternativa. Si bien asumir errores es siempre un gesto positivo, las constantes modificaciones al etiquetado NutriScore reafirman que el sistema nunca ha sido el indicado. Pero sobre todo, las actualizaciones reafirman que la salud de los consumidores no debe ser dejada al azar del funcionamiento de un algoritmo.