La endometriosis es una enfermedad que afecta a entre un 10 y un 15% de las mujeres en todo el mundo, lo que en España se traduce en más de dos millones de personas, según la Asociación de Afectadas de Endometriosis.

¿Cómo es posible que, aun habiendo tantas personas afectadas, sepamos tan poco sobre ella?

La endometriosis es una enfermedad inflamatoria crónica que se caracteriza por la implantación y crecimiento benigno de tejido del endometrio fuera del útero. Este tejido puede aparecer en la zona de la pelvis, los ovarios e incluso en el intestino o el estómago, entre otros órganos. El endometrio está estrechamente ligado al ciclo menstrual, ya que esta es la capa de tejido que se desprende cuando tenemos la regla.

Uno de los síntomas más claros de la endometriosis es el dolor durante la menstruación, que puede aumentar con los años a medida que avanza la enfermedad. La creencia generalizada de que la regla y el dolor siempre van de la mano hace que muchas mujeres convivan con él pensando que se trata de algo normal y que muchas tarden años en conseguir un diagnóstico (entre siete u ocho años de media según la Guía de atención a la mujer con endometriosis creada por el Sistema Nacional de Salud).

A día de hoy, todavía se desconocen las causas de la endometriosis –aunque se sabe que hay una cierta predisposición genética a ella– y las escasas opciones de tratamiento que existen están orientadas a paliar sus síntomas.

El dolor que provoca la endometriosis puede llegar a ser incapacitante y, en muchas ocasiones, impide a quien la padece hacer una vida normal. Al ser una enfermedad todavía tan desconocida, quienes viven con ella se enfrentan a menudo a la incomprensión en todos los ámbitos, desde el laboral hasta el social y familiar.

Con motivo del Día Mundial de la Endometriosis, que tiene lugar el próximo 14 de marzo, Freeda, la comunidad que da voz a todas las mujeres quiere mostrar su apoyo a las pacientes de esta grave enfermedad, que en el 50% de los casos puede ser también causa de infertilidad. Es necesario que hablemos más sobre ella para concienciar sobre su existencia, hacer presión para que se investiguen sus causas y sus efectos y, sobre todo, hacer llegar el mensaje de que el dolor de regla no debe normalizarse, especialmente si te impide hacer una vida normal.