Un tercio de los casos de bajo rendimiento académico está directamente relacionado con problemas visuales que no se han identificado a tiempo.
El uso excesivo de las pantallas y la limitación de las actividades al aire libre en la era COVID han contribuido a la aparición y agravamiento de algunos defectos visuales en menores.
El Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas de España (CNOO) recomienda a padres y madres acudir con sus hijos a un establecimiento sanitario de óptica para realizarles una revisión visual al inicio del curso escolar con objeto de detectar a tiempo problemas oculares que puedan afectar negativamente al rendimiento académico. Según datos del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, uno de cada tres escolares padece defectos visuales que están directamente relacionados con un bajo rendimiento escolar.
Asimismo, el CNOO aconseja evaluar el sistema visual de los menores con más frecuencia cuando ya se han identificado defectos refractivos (miopía, hipermetropía y astigmatismo), ambliopía (ojo vago), estrabismo o alteraciones de la relación acomodación-convergencia.
"Una visión adecuada en edades tempranas es fundamental para garantizar un adecuado rendimiento escolar y el correcto desarrollo de los niños, ya que el canal de entrada de la información es mayoritariamente visual", advierte el decano del CNOO, Juan Carlos Martínez Moral. Y es que durante la edad infantil "es más fácil la prevención y la rehabilitación de cualquier alteración relacionada con el desarrollo visual", asegura.
Además, Martínez Moral indica que "existe una alta prevalencia de problemas binoculares (alrededor del 62%) en niños diagnosticados con dificultades en el aprendizaje por otras profesiones, condición que puede dificultar aún más su rendimiento escolar".
Síntomas para detectar la presencia de problemas visuales en niños
La identificación temprana de los problemas visuales en la infancia puede ser primordial, ya que, si no se tratan a tiempo, pueden afectar a la habilidad del menor para aprender y a su adaptación al colegio. En este sentido, desde la entidad colegial se ha elaborado una lista de consejos que permiten a padres y madres sospechar de la existencia de alguna anomalía visual en sus hijos.
Prestar atención si el niño se acerca mucho a los libros o a la televisión.
Observar si se distrae mucho al leer o muestra baja comprensión lectora.
Ver si se fatiga frente a los estímulos visuales que requieran atención.
Presenta una mala escritura a mano.
Se pierde entre líneas cuando lee o usa el dedo para guiarse por el texto.
Se frota los párpados con frecuencia.
Cierra un ojo para leer, ver la tele o enfocar mejor.
Dolores de cabeza o cansancio en los ojos, sobre todo después de realizar tareas de cerca.
Sensibilidad a la luz o lagrimeo excesivo.
Ladea la cabeza para ver mejor.
Malos resultados académicos.
COVID-19 y pantallas como factores perjudiciales del sistema visual
La era COVID ha traído consigo el uso excesivo de pantallas y la limitación de las actividades al aire libre, factores que, en conjunto, pueden generar y agravar algunos de los signos y síntomas visuales anteriormente citados. En este sentido, una de las afecciones más comunes es el Síndrome Visual Informático (SVI), que puede provocar visión doble y/o borrosa, dolor de cabeza, sequedad ocular, ojos rojos o mareos, entre otros síntomas.
Para evitar las consecuencias de un uso abusivo de los dispositivos electrónicos, como el ordenador, necesarios durante la etapa escolar para estudiar y realizar determinadas tareas, el CNOO aconseja adecuar los espacios de estudio de tal manera que faciliten una buena ergonomía visual.
Entre las indicaciones para este fin se recomienda configurar los monitores para que tengan una buena iluminación, con un contraste óptimo y evitando los reflejos en la pantalla; relajar la vista cada cierto tiempo mirando objetos o puntos lejanos; mantener una postura correcta mientras se lee, estudia o se siguen sesiones online y ubicar el monitor ligeramente por debajo de la altura de los ojos.
Además, la utilización de la regla 20/20/20 ayuda al descanso de la vista. Esta consiste en que cada 20 minutos se descanse durante 20 segundos mientras se observa cualquier objeto a más de 20 pies (poco más de 6 metros). De esta manera se relaja tanto la acomodación como la convergencia, dos sistemas visuales implicados al realizar tareas cercanas.