Salud

Piel apagada, envejecida e inflamada: los efectos de la pandemia en la piel

Los expertos de NIVEA explican cómo recuperar una piel sana y bonita

La pandemia del coronavirus ha cambiado nuestras vidas en muchos aspectos. Los efectos del distanciamiento social en el último año están teniendo efectos significativos en nuestra salud. No solo a nivel psicológico sino también en nuestra salud física, y se están reflejando también en el bienestar de la piel. Las mascarillas, la distancia interpersonal o la poca exposición solar son algunos ejemplos de cómo nuestra piel se enfrenta a una nueva situación, desconocida para ella. Esos elementos, combinados durante meses, han terminado por dañarla. Y gran parte tiene que ver con la falta de estimulación de una importante hormona, la oxitocina, conocida como la hormona de la felicidad.

La oxitocina es un neuropéptido compuesto por solo nueve aminoácidos, que son los bloques de construcción de las proteínas. Esta hormona se produce en ciertas partes del cerebro y, después, se vierte al torrente sanguíneo. También se produce en pequeñas cantidades en otras partes del cuerpo, como los órganos reproductores o las células cutáneas.

Según se desprende del último informe científico de NIVEA  titulado "Los efectos positivos del contacto humano en la salud de la piel", la oxitocina contribuye al bienestar diario, ya que contrarresta el estrés (tanto psicológico como fisiológico), reduce la presión sanguínea, regenera los músculos, fomenta el sentimiento de apego y fortalece los lazos sociales. Los ensayos han desvelado que los receptores de la oxitocina están presentes en el tejido y las células de la piel. Esto demuestra, en primer lugar, que las caricias, los abrazos y el contacto físico con nuestros seres queridos están directamente relacionados con un mayor nivel de oxitocina en la sangre, ya que se activa a través del tacto con la piel. Pero, además, también han revelado que la oxitocina disminuye la inflamación y la sensibilidad de la piel.

Sin embargo, según datos de otro estudio de NIVEA sobre el estado actual del contacto humano en 12 países, en España el contacto físico dentro del círculo más cercano ha disminuido para un 71 % de las personas, muy por encima del 38 % de la media global. En otras palabras: la pandemia nos ha obligado a alejarnos de los demás y, por tanto, producimos menos oxitocina, lo cual impacta en nuestro bienestar y en nuestra salud.

Los expertos dermatólogos de NIVEA han recopilado los principales efectos de la falta de contacto físico en nuestra piel, muchos de ellos derivados de la disminución en los niveles de esta hormona en nuestro organismo:

Aparición más frecuente de enfermedades inflamatorias

Un buen nivel de oxitocina reduce las concentraciones de citoquinas, moléculas de señalización asociadas a enfermedades inflamatorias de la piel, como el eccema o la psoriasis. Está demostrado que la falta de esta hormona hace que las células sean más vulnerables a la inflamación. Así pues, la pandemia ha hecho que las pieles sensibles tengan aún más brotes de este tipo de dolencias.

Piel más envejecida

Las citoquinas, que intervienen en las enfermedades inflamatorias, también están relacionadas con la senescencia, es decir, con el envejecimiento. Cuando no hay suficiente oxitocina que regule las citoquinas, las células senescentes hacen que la piel parezca más envejecida. Esto no solo significa menos luminosidad, sino también menos firmeza y, a la larga, más arrugas.

Acné

En este caso, la culpa es de las mascarillas. Por un lado, producen una fricción continua que produce irritación. Pero, por otro lado, evitan que la piel respire con normalidad y hacen que se acumule el sudor y la humedad de la respiración. Todos esos elementos forman una combinación perfecta para que aparezca este nuevo tipo de acné, que se ha bautizado como mascné por este motivo.

Piel más apagada

La falta de oxitocina y las mascarillas favorecen la acumulación de células muertas y que se obstruyan los poros. Eso genera impurezas que van provocando un rostro menos luminoso y de aspecto cansado.

La buena noticia es que todos los efectos que el confinamiento y la distancia social están teniendo en nuestra piel se pueden contrarrestar. En algunos casos puede ser una tarea de más largo plazo o incluso requerir ayuda de profesionales, pero siempre se puede recuperar esa piel bonita y saludable. Los expertos de NIVEA nos dicen cómo:

1. Abrazarse más cuando sea posible

Es uno de los consejos más difíciles de seguir en este momento, pero también el más efectivo. El coronavirus aún no nos permite abrazar a todas las personas que quisiéramos. Por ello, la clave está en aprovechar los momentos con las personas con las que convivimos.

Según los datos del informe de NIVEA, el 87 % de los encuestados en España afirmó que el aislamiento durante la pandemia le había hecho darse cuenta de lo importante que es el contacto físico para la salud. La producción de oxitocina es indispensable para nuestro bienestar, pero también para una piel sana y joven, por lo que las caricias y los abrazos en el círculo más cercano deben ser una prioridad para conseguirla. Además, el contacto humano disminuye la sensación de soledad, reduce los síntomas de la ansiedad y la depresión y fortalece el sistema inmunitario. Un 93 % de las personas entrevistadas en España afirmó que la falta de contacto físico puede hacernos sentir soledad, y nueve de cada diez desearía recibir más abrazos.

2. Dejar que la piel respire

Las mascarillas reducen la ventilación del rostro durante horas. Es muy importante que la piel respire correctamente, por lo que es necesario hacer una limpieza profunda al final del día. Igualmente, una o dos veces por semana, hay que retirar las células muertas que taponan los poros con una exfoliación con productos suaves pero eficaces.

3. Dejar que se absorban todos los productos antes de ponerse la mascarilla

Tras aplicar la rutina de belleza por la mañana, hay que dejar que el rostro absorba los productos por completo. De lo contrario, estará húmedo debajo de la mascarilla, lo que propiciará que se acumule aún más humedad y sudor que la que provoca la propia respiración con la mascarilla y que aparezcan granitos o irritación.

4. Cuidar aún más las pieles sensibles

Un bajo nivel de oxitocina y las mascarillas afectan especialmente a las pieles más sensibles y propensas a las enfermedades cutáneas. Por ello, hay que controlar qué productos se utilizan, deben ser fórmulas suaves y compatibles con la piel, y evitar todo lo que pueda irritar. Por ejemplo, es mejor no frotar la piel con una toalla para secarla, sino hacerlo con ligeros toques.

5. Extra de hidratación

Puesto que es necesario limpiar la piel en profundidad y exfoliarla con frecuencia, también hay que hidratarla y nutrirla. Durante estos meses, se puede optar por productos que complementen las rutinas de cuidado, como sérums, mascarillas o ampollas concentradas, y también productos más untuosos e hidratantes que los que se usan habitualmente, especialmente durante la noche.

6. No olvidar los labios

Están en contacto directo con la mascarilla durante varias horas y eso los va irritando y resecando. Cuando el rostro quede al descubierto, hay que aprovechar para hidratar los labios con un bálsamo labial y, por supuesto, también durante la noche.

7. Si es necesario, acudir al dermatólogo

Hay diversas dolencias de la piel que solo debe tratarlas un especialista. Muchos de los factores mencionados anteriormente agravan ciertas enfermedades cutáneas o propician su aparición, y requieren tratamientos especializados. Si es el caso, siempre hay que acudir a un profesional.

8. Vigilar el estrés

La pandemia ha disparado los niveles de estrés de los españoles. No solo por la incertidumbre de los últimos meses, sino también por la falta de contacto físico con los demás. Sin embargo, un exceso de estrés continuado puede perjudicar seriamente la salud, y no solo de la piel. Si la situación perdura, lo mejor es pedir ayuda a un profesional. 

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