Según la doctora Mercedes Gil, coordinadora de la Unidad de Metabolismo del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, e investigadora del IMIBIC y CIBEROBN, una incorrecta hidratación "puede alterar la función de los tejidos y, en casos graves, provocar dolor de cabeza, mareo o cansancio".
Un estudio elaborado por prestigiosas universidades norteamericanas sostiene que contar con una adecuada hidratación antes, durante y después de la actividad física no solo mejora el rendimiento deportivo, sino que tiene efectos beneficiosos para la salud.
La Copa COVAP, iniciativa deportiva y educativa infantil promovida por la Cooperativa Ganadera del Valle de los Pedroches (COVAP), y el Hospital Universitario Reina Sofía (HURS) de Córdoba, destacan la importancia de llevar a cabo una hidratación adecuada antes, durante y después de la práctica deportiva para mejorar el rendimiento físico y evitar problemas ocasionados por la pérdida de agua corporal (hipohidratación), como dolores de cabeza, mareos, confusión o cansancio.
Y es que, según una investigación de la Universidad Complutense de Madrid, el 51,7% de los niños de entre 7 y 12 años que practica deporte no consume la cantidad necesaria de agua, que rondaría los "dos litros al día", según recomienda la coordinadora de la Unidad de Metabolismo del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, Mercedes Gil.
Como en todas las actividades, la ingesta de agua es fundamental, ya que esta contribuye a reponer la pérdida de líquidos en el cuerpo, provocada por el sudor y/o por la orina, y a mantener un mejor estado físico para practicar ejercicio. "Con una pérdida de un 1% de agua corporal sentimos sed y esto nos indica que las células han comenzado a acusar este déficit de agua, afectando a ciertas funciones metabólicas. Cuando este porcentaje aumenta al 2%, se percibe una falta de rendimiento y resistencia, ausencia de concentración y coordinación", advierte la profesora Mercedes Gil.
El estado de preservar el agua corporal dentro de su rango óptimo es una recomendación que también desarrolla un estudio reciente elaborado por varias universidades norteamericanas. En él no solo se concluye que la merma de líquidos afecta a la tensión fisiológica y a la resistencia, sino que también la ingesta excesiva puede generar problemas de salud. En este sentido, una hidratación adecuada también "va a depender de la edad, de la composición corporal y del ejercicio que se esté realizando", matiza la doctora.
La hidratación es un aspecto fundamental que la Copa COVAP viene inculcando a lo largo de sus ocho ediciones mediante una importante campaña educativa que ha llegado a más de 25.000 niños y niñas de 10 y 11 años y 50.000 familiares. Los asistentes a las distintas sedes de la Copa COVAP reciben charlas pedagógicas en torno a hábitos saludables, impartidas por un equipo de psicólogos y nutricionistas en paralelo a las competiciones deportivas de fútbol y baloncesto, entre las que destacan la alimentación equilibrada y la correcta ingesta de líquidos.
Recomendaciones para una correcta hidratación en la práctica deportiva
La cantidad de agua corporal que pierden los niños y niñas mientras hacen deporte depende de una serie de factores, como la edad, la duración e intensidad del ejercicio y si este se realiza al aire libre o en un recinto cerrado, la estación del año o la temperatura y humedad del ambiente. Aunque, por otro lado, existen mecanismos autorreguladores en el organismo que se perciben a través de la sensación de sed o saciedad, siempre es conveniente recuperar la cantidad de agua que se pierde. Para ello se recomienda:
Asegurar una adecuada ingesta de agua al menos media hora antes de realizar ejercicio, pequeñas dosis durante la actividad física y al menos dos horas después de la actividad se debe seguir consumiendo líquidos.
Los niños deben acostumbrarse a llevar agua a las actividades que realizan, evitando el uso de envases de plástico y sustituyéndolos por otros menos contaminantes.
Tener disponibilidad de agua en lugares cercanos, como fuentes o baños.
Evitar la exposición prolongada al sol y en las horas centrales del día, además de eludir los cambios bruscos de temperatura.
No tomar líquidos fríos y utilizar ropa ligera en jornadas calurosas para prevenir el incremento de la pérdida de líquidos en el organismo.
Promover en los entornos educativos el consumo de agua en los descansos, y fomentar momentos para acudir al servicio y orinar, ya que muchos niños dejan de beber al no poder ir al baño, por lo que aumenta el riesgo de hipohidratación o deshidratación.