Salud

Perejil, brócoli y jengibre, un trio infalible para reforzar las defensas comiendo

OBBIO, espacio especialista en alimentación para la salud, junto con su equipo de nutricionistas, han elaborado una serie de consejos prácticos para contar con una hoja de ruta donde la alimentación puede ayudar a reforzar el sistema inmune, la salud en general y propiciar un estado de ánimo positivo.

"Las defensas son importantes cuando hay que luchar contra un enemigo externo. La primera pauta, en cualquier circunstancia, es la actitud mental. Si es negativa disminuirá las defensas. Si en cambio, es positiva, ayudará a crear más mecanismos de ataque", comenta Vanessa Bordas nutricionista de OBBIO.

¿Qué más se puede hacer? La vitamina C: si bien es bien conocido que los cítricos -naranjas, limones, lima, pero también kiwi- contienen esta vitamina tan necesaria para incrementar las defensas naturales del cuerpo, hay muchos otros alimentos que la contienen. Hasta incluso en mayores cantidades que en los cítricos. Así algo tan sencillo como el perejil, el bulbo de hinojo o el brócoli nos pueden aportar altas dosis de vitamina C.

Perejil: estas humildes ramitas que hasta hace poco se regalaban en las verdulerías constituyen una de las fuentes más abundantes de vitamina C, calcio, hierro y vitamina A que existen. Basta tomar 50 g de perejil fresco para cubrir las necesidades diarias de vitamina C, gran parte de las necesidades de vitamina A y bastante calcio. Destaca por sus propiedades diuréticas, digestivas, remineralizantes y como protector de los vasos sanguíneos.

Bulbo de hinojo: el hinojo es una poderosa planta medicinal que destaca por su fuerza para equilibrar las funciones del sistema digestivo, aunque también es expectorante y antiinflamatorio.

Brócoli: quien diga que el brócoli es aburrido no lo cocina bien. Sus cualidades gastronómicas y los estudios que prueban sus beneficios para la salud lo han convertido en uno de los grandes emblemas de la alimentación sana moderna. Una ración de brécol cubre con creces las necesidades diarias de vitamina C de un adulto, ya que aporta casi el cuádruple de la que se necesita. También satisface enteramente los requerimientos diarios de ácido fólico y dos terceras partes de los de vitamina A.

La vitamina C se necesita para el crecimiento y reparación de tejidos en todas las partes del cuerpo. Se utiliza para formar una proteína importante utilizada para producir la piel, los tendones, los ligamentos y los vasos sanguíneos, sanar heridas y formar tejido cicatricial. Es clave para el sistema inmunológico, ya que ayuda a prevenir infecciones y combatir enfermedades. Pero el cuerpo humano no la produce sola, de modo que debemos obtener este nutriente a través de la dieta diaria.

Además, ayuda a mantener el ánimo en alza y a la absorción del hierro. Tomarse un zumo de naranja después de comer un plato de lentejas nos ayudará a absorber el hierro de esta legumbre mucho mejor.

"Otra arma para ayudar a nuestro sistema inmune son los antiinflamatorios y antibióticos naturales" subraya Bordas.

Los más fáciles de tener en casa o de encontrar en el súper más próximo son la cúrcuma, jengibre, pimienta de cayena y alimentos con alto contenido de omega3, como el pescado azul y los frutos secos principalmente.

Cúrcuma: la cúrcuma es una de las especias más saludables. Tiene un aroma intenso, amargo y algo picante, y un color amarillo dorado. Se ha comparado su poder antiinflamatorio con el de medicamentos tan potentes como la hidrocortisona y la fenilbutazona, pero a diferencia de los fármacos, la cúrcuma carece prácticamente de toxicidad.

Jengibre: está considerado un remedio eficaz para el alivio de problemas intestinales, náuseas, vómitos… Aparte de resultar un buen antiinflamatorio y antiséptico. Sus gingeroles, principales componentes activos del jengibre y responsables de su sabor picante, son aceites volátiles con propiedades antiinflamatorias muy potentes.

Pimienta de cayena: este condimento se utiliza desde tiempos inmemoriales gracias a sus propiedades medicinales. Un valor que reside en la capsaicina, que estimula la circulación y motiva la producción de saliva y enzimas digestivas. Además, induce al cerebro a fabricar endorfinas y calma los dolores de la artritis.

Omega3: Los ácidos grasos omega 3 son sustancias que el cuerpo necesita para muchas funciones, desde la actividad muscular hasta el crecimiento celular. Este componente se encuentra en el pescado azul, los pescados grasos como el salmón, la caballa y la trucha, y los mariscos, como los mejillones, las ostras y los cangrejos. Algunas nueces, semillas y aceites vegetales contienen también ácido omega 3, un arma útil para el sistema inmune.

Por el contrario, también conviene reducir el omega 6. Este tipo de ácidos grasos son un tipo de ácido graso poliinsaturado comúnmente encontrados en los alimentos grasos o la piel de animales. Niveles excesivos de omega 6, comparado con omega 3, incrementan el riesgo de contraer diferentes enfermedades. Cabe subrayar que el cuerpo necesita tanto omega 3 como omega 6, pero deberemos tener en cuenta la proporción entre el consumo de uno y otro para que hagan su función correctamente dentro del cuerpo. La descompensación entre estos ácidos grasos provoca inflamación, el gran mal del mundo moderno, y es una de las principales causas del deterioro de nuestra salud. Lo contienen el aceite de girasol, de maíz y de coco, el aguacate, el atún en aceite vegetal, la soja, las pipas de girasol, los huevos y las aves.

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