Salud

Salvan una vida gracias al desfibrilador de la estación de Atocha RENFE

El sábado un hombre de 77 años que salía del metro y se disponía a acceder a la estación de tren de Atocha Renfe salvó su vida tras sufrir un paro cardiaco gracias a la rápida actuación del personal de seguridad RENFE y Metro y al uso de un desfibrilador DOC de la estación

La víctima también recibió reanimación cardiopulmonar (RCP) hasta que fue atendida por el SAMUR

La cardioprotección en la estación Renfe Atocha que cuenta con dos desfibriladores de la empresa B+SAFE a disposición de viajeros, y trabajadores de la estación y personal de seguridad formados en RCP fue determinante a la hora de salvar su vida.

“Cada año son más las personas que sobreviven a la parada cardiaca gracias al incremento de desfibriladores en nuestro país, aunque aún queda mucho por hacer”, comenta Nuño Azcona, CEO de B+SAFE (Grupo ALMAS INDUSTRIES).

Al año se producen 30.000 muertes por paro cardíaco en nuestro país fuera del ámbito hospitalario, y es fundamental disponer de desfibriladores en lugares de gran afluencia de personas como ha implantado Renfe en sus estaciones para revertir estas paradas y salvar muchas vidas.

Espacios cardioprotegidos conectados

La cardioprotección es una tendencia emergente orientada a la protección del corazón en caso de episodios cardíacos. El gran número de muertes por paro cardíaco en la población ha animado a gobiernos, empresas, entidades y asociaciones a concienciar a la población y tomar medidas que permitan revertir la situación gracias a la creación de zonas o espacios cardioprotegidos.

Estas zonas cuentan con, al menos, un desfibrilador, con mantenimiento garantizado y con personas adecuadamente formadas para poder garantizar una rápida actuación en caso de paro cardíaco repentino (para conseguir que vuelva a latir el corazón de la persona afectada), hasta la llegada de los servicios médicos de emergencia.

Para que las posibilidades de supervivencia ante un paro cardíaco repentino sean óptimas, se debe realizar de forma inmediata una resucitación cardiopulmonar (RCP) que permita mantener el flujo necesario de sangre oxigenada al cerebro hasta que se restablezca el ritmo cardíaco normal mediante la descarga eléctrica suministrada por un desfibrilador. El tiempo máximo para aplicar la desfibrilación a una persona que ha sufrido un paro cardiaco repentino es de un máximo de 5 minutos.

Hay identificados cuatro pasos críticos para tratar el paro cardíaco repentino, denominados:

  • Cadena de Supervivencia:
  • Reconocimiento y llamada al servicio de emergencia.
  • Una rápida resucitación cardiopulmonar (RCP).
  • Desfibrilación temprana.
  • SVA y cuidados post-resucitación

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