Salud

El lado oscuro de la "dulce Navidad"

Nerviosismo, irritabilidad o ansiedad, consecuencias del estrés

Multitud de compromisos sociales, compras compulsivas o aglomeraciones, el caldo de cultivo perfecto para disparar los niveles de estrés.

Las claves para evitar su impacto: alejarnos de la autoexigencia, gestionar expectativas, evitar los excesos y tratar de planificar compras y compromisos.

Para muchas personas, la multitud de compromisos sociales, compras compulsivas o aglomeraciones que se suceden en Navidad son el caldo de cultivo perfecto para disparar los niveles de estrés en el organismo. Esto puede llegar a tener un impacto en la salud física y mental, causando problemas para conciliar el sueño, mayor nerviosismo e irritabilidad, falta de concentración o ansiedad, entre otras consecuencias.

En este sentido, según el estudio realizado por Cigna, ‘360º Wellbeing Survey 2019: Well and Beyond’, los españoles consideran que las finanzas personales (24%) y los problemas familiares (14%) son las principales causas de estrés, en segunda y tercera posición respectivamente, tras el trabajo. Dado que el gasto y los encuentros familiares toman un especial protagonismo durante las fiestas navideñas, el riesgo de vivir situaciones que puedan desembocar en estrés se incrementa exponencialmente.

Además, la Navidad es una época cargada de expectativas: divertirse, disfrutar con la familia, relacionarse con los demás, hacer regalos… Sin embargo, hay personas que no llevan bien todos estos estímulos externos, y además de ver incrementados sus niveles de estrés, pueden experimentar estados de ánimo negativos. Es lo que se conoce como depresión blanca, un desequilibrio anímico cuyos síntomas se identifican con niveles de estrés elevados, tristeza, nostalgia, falta de apetito, alteraciones del sueño y ansiedad.

Teniendo todo esto en cuenta, la clave para sobrellevar el estrés navideño está en priorizar, trazar objetivos factibles, adaptarse a los distintos escenarios y conocer qué factores podemos controlar y cuáles no. Pero, además, existen una serie de pautas que pueden ser muy útiles para limitar el impacto del estrés navideño en nuestra salud y bienestar:

· Evitar bebidas alcohólicas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) fija los límites de consumo de alcohol diarios entre cero y dos unidades de bebida estándar (UBEs) para las mujeres, y entre cero y cuatro en el caso de los hombres. Lo ideal es evitar el consumo de bebidas alcohólicas, ya que además de su impacto negativo en la salud física, ejerce un efecto depresor del Sistema Nervioso Central, inhibiendo progresivamente las funciones cerebrales.

· Salir a caminar. Dedicar tiempo a practicar cualquier tipo de ejercicio es una buena opción para relajarse y disfrutar del tiempo libre durante los días festivos. Con tan sólo un paseo de una hora, nuestro cerebro incrementará la producción de serotonina, mejorando nuestro estado de ánimo.

· Respetar las suficientes horas de descanso. Los compromisos sociales pueden causar una reducción de las horas de descanso necesarias. Esto puede causar una disminución puntual de la capacidad de concentración y aumentar los niveles de ansiedad. Por eso, es fundamental asegurarnos de que descansamos lo suficiente y de manera adecuada.

· Planificar las compras. Dado que las finanzas son una de las principales causas de estrés, una buena idea es pensar con antelación qué vamos a regalar, qué presupuesto tenemos para ello y dónde vamos a ir a comprarlo. Así, una buena medida para evitar que el estrés se dispare, es conveniente pensar bien  lo que buscamos con antelación.

· Hacer un balance de año positivo. Una de las cuestiones que más estrés puede llegar a generar es ver que no se han cumplido con todos los propósitos que se habían marcado 12 meses atrás, lo que puede terminar por generar decepción, desilusión y negatividad. En este caso, hay que ser objetivos y tener en cuenta que, a veces, no es posible cumplir con todos los propósitos marcados por factores externos ajenos a nuestro control.

· Mantener los hábitos saludables. Las rutinas saludables de nuestro día a día, como pueden ser comer de manera equilibrada o ir al gimnasio, pueden verse afectadas por los diferentes compromisos navideños. Para evitar que esto sea detonante de estrés, la mejor opción será tratar de mantener, en la medida de lo posible, un equilibrio entre los compromisos sociales y las rutinas saludables. Esto se podrá realizar con una buena planificación previa.

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