El parque fotovoltaico que están empezando a construir en las proximidades del Parque Regional de Calblanque, una de las joyas naturales que tiene Cartagena, tiene inquietos a muchos de los habitantes de Los Belones, Las Barracas, Los Corralones y Los Patricios.
El jueves por la tarde, fueron convocados por vecinos de las zonas más afectadas.
Uno de estos vecinos, nacido en la esa zona, puso en valor la tierra, el paisaje del entorno y la sabiduría de los hombres de campo de antaño que, sin llamarse ecologistas, cuidaron de ese tesoro que la naturaleza ha puesto en este rincón de Los Belones, entre Calblanque y el Mar Menor.
Una riqueza paisajística y agrícola, ahora arrollada por la llamada energía ecológica, las placas fotovoltaicas.
Una vecina informó de los perjuicios que están ocasionando las obras de estos parques próximos al Parque Regional de Calblanque y a viviendas de la zona, porque incumplen las distancias de impacto ambiental, están alterando tanto el paisaje, como la flora (hay palmitos medios secos) y la fauna.
Han actuado sobre vías pecuarias cambiándolas, han retocado márgenes y variado la orografía afectando a bajadas naturales del agua de escorrentía.
Otro de los problemas que tienen estos Parque de fotovoltaicas es su impacto negativo sobre el entorno socioeconómico.
En los lugares que hay este tipo de parques las viviendas se han devaluado más del 5%.
Y en la zona en la que están éstas, puede afectar al complejo turístico resort de La Manga Club: Les rompen el paisaje.
La vida del pueblo de Los Belones, muy ligada laboralmente a este complejo turístico, se puede resentir si este proyecto sigue adelante.
Los vecinos decían que no estaban contra la tecnología, sino por el lugar donde se implanta.
Es un sin sentido utilizar 20 has, próximas al parque Regional de Calblanque (a unos 100 m), entre un pequeño núcleo de población, la Rambla de la Carrasquilla, La Manga Club y a pocos kilómetros el Mar Menor, un sitio lleno de naturaleza que, si no se para, estará con 12.000 placas fotovoltaicas.
Informaron desde ACCOIF todo lo que quedará tras estos parques: suelos compactados, poco útiles para labores agrícolas, y las placas y estructuras convertidas en chatarra.
Porque las empresas de estos parques, los últimos años de su concesión, acaban desapareciendo y dejando esos espacios llenos de residuos.
Un desastre.
La mayoría de los vecinos del pueblo desconocían las actuaciones que se están haciendo y en que les podía afectar.
No han sido informados debidamente, solo un escrito en el tablón de anuncios del Local Social durante los 10 días que marca la ley.
Una concejal del ayuntamiento de Cartagena, vecina de Galifa, contó como los habitantes del Distrito 1, Cartagena oeste, habían logrado parar la construcción de estos parques: mucha unión y manifestación de los vecinos, eso hizo que, el ayuntamiento, declarara una moratoria y dejara libres de fotovoltaicas esa zona por su alto valor paisajístico.
Nosotros, vecinos del Distrito 7, con el Parque Regional de Calblanque al sur, el Mar Menor Menor al nordeste y la reserva marina Islas Hormigas al este, increíblemente, no tenemos reconocido ese valor paisajístico y no se ha aplicado la moratoria de los parques fotovoltaicos.
Éste es el momento de revindicar ese derecho para Calblanque.
Los vecinos de la zona pedimos un campo libre de parques fotovoltaicos.
¡SALVEMOS CALBLANQUE!