Sociedad

Las promotoras de la Revuelta de Mujeres en la Iglesia invitan a sumarse a mujeres cristianas que quieran una Iglesia sinodal e inclusiva

Las impulsoras de esta red en la Región de Murcia, mujeres de Comunidades Cristianas de Base y de la HOAC, han celebrado varios encuentros y animan a alzar la voz para denunciar su discriminación en la Iglesia y trabajar por su reconocimiento

El grupo promotor de la Revuelta de las Mujeres en la Iglesia en Murcia ha hecho pública una declaración de los principios, denuncias y compromisos con la intención de sumar al mayor número posible de mujeres cristianas que apuesten por una Iglesia sinodal e inclusiva. Así lo ha manifestado Rosa Pérez Tomás, una de las representantes de esta red en la Región de Murcia, de la que forman parte mujeres de las Comunidades Cristianas de Base y de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC).
 
Hasta el momento ya han celebrado cuatro reuniones en las que han asumido el compromiso alcanzado el pasado año, cuando se organizó el ciclo de conferencias “Líneas Rojas” en el que participaron varias promotoras de la Revuelta de las Mujeres en la Iglesia de Madrid, Sevilla y Valencia. El próximo encuentro será el sábado 26 de octubre, con la participación de Montse Escribano, presidenta de la Asociación de Teólogas Españolas.
 
Somos mujeres creyentes. Vivimos con pasión el seguimiento de Jesús de Nazaret en muchos grupos, parroquias, organizaciones, movimientos eclesiales y congregaciones. Estamos comprometidas con la causa de Jesús y luchamos por la renovación de la Iglesia y la transformación social desde la perspectiva de las mujeres.
 
Alzamos la voz y nos manifestamos porque vivimos una profunda discriminación en la Iglesia y ha llegado el momento de decir “¡Basta ya!”. Ni podemos ni queremos callarnos.  Estamos cansadas de las incoherencias y autoritarismo que percibimos a diario, por eso:
 
Queremos denunciar las múltiples formas de injusticia e invisibilización que sufrimos en la Iglesia. La institución, con su estructura y organización, está quedando al margen de las conquistas sociales en igualdad y corresponsabilidad y está cometiendo un error. 
 
Nos duele lo poco que se oye la voz de la Iglesia para denunciar las múltiples formas de violencia, explotación y desigualdad que sufrimos las mujeres en la sociedad. Esa voz sería muy distinta si las mujeres cristianas pudieran aportar su punto de vista dentro de la institución.
 
Queremos una Iglesia donde todos los carismas y todos los espacios estén abiertos a mujeres tanto como a hombres.
 
Reivindicamos la necesidad de un cambio imprescindible: el acceso al diaconado y al presbiterado femenino, para atender a las comunidades cristianas. Denunciamos la desproporción entre el número de teólogas preparadas y los puestos que ocupan como docentes en las facultades de Teología y en otros puestos de responsabilidad
 
 
Queremos hacer visible nuestro trabajo incansable y gratuito. Las mujeres somos mayoría aplastante en el voluntariado, en las celebraciones religiosas, en catequesis, en pastoral, en la acción social con las personas más empobrecidas, en los movimientos eclesiales, en la enseñanza, en la vida religiosa… Somos las manos y el corazón de la Iglesia, pero se nos niega la palabra, tener voz y voto, la toma de decisiones y el liderazgo en los ámbitos oportunos.
 
Seguiremos trabajando en ella
 
*Para que podamos recuperar la comunidad de iguales que trajo Jesús. 
 
* Para que la Iglesia dialogue con los movimientos de liberación de las mujeres y reconozca la diversidad de familias, identidades y orientación sexual. 
 
 *Para que la Iglesia denuncie el sistema económico neoliberal que impide que las personas tengamos unas condiciones de vida acordes con nuestra dignidad, porque este sistema expolia a la tierra, fomenta la feminización de la pobreza y favorece la explotación laboral y sexual de las mujeres. 
 
Trabajamos y trabajaremos para recuperar una Iglesia donde las mujeres seamos reconocidas como sujetos de pleno derecho, con voz y voto en todas partes y valoradas por nuestros talentos y carismas.
 
Mientras tanto, colaboramos al camino sinodal, compartiendo y celebrando la palabra juntas, bendiciendo y compartiendo el Pan que alimenta la Esperanza en nuestras vidas
 
VENIMOS DE LEJOS---SOMOS MUCHAS---DECIMOS ¡BASTA! 
 

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