Estos días próximos Ursula von der Leyen está moviendo los hilos de un "toma y daca" espectacular para formar la Comisión paritaria que tanto desea aunque lo tiene algo difícil, sobre todo cuando la llamada "Unión Europea", de "Unión" ya le va quedando poco. Vean ustedes un ejemplo en el ramo de industria: la Alemania que agoniza defendiendo el mundo del gas, Francia con sus centrales europeas y España con sus estrategias de las renovables. A ello habría que sumarle mucho más donde precisamente no es un jardín plagado de flores que crean esperanza.
Somos bastantes los que seguimos considerándonos europeos y amamos a nuestra Europa, otro tema es si nos fiamos del personal que anda por aquellos lares: los de hoy, los anteriores y los posteriores. Cada día que pasa van ganando boletos para que muchos ni le miren a la cara y es que "la confianza, el ingrediente mágico de las relaciones" sigue teniendo mucho que decir en un campo repleto de mentiras y medias verdades, faltos de ética y moralidad. Cada vez nos cuesta más ponernos en manos de otros, fiarnos de los que se denominan expertos, asumir riesgos, ya que la confianza lleva años de crisis. Se acordarán ustedes de Confucio, el cual hablaba de que los reyes necesitaban tres cosas para gobernar: armas, comida y confianza.
No hace falta ser rey para constatar la intuición de este filósofo asiático, donde la comida o las armas podrán equipararse a las diversas ventas de una empresa, situación laboral de una pareja, etc. Tenemos claro que, en las diversas agrupaciones, las relaciones atraviesan siempre por circunstancias favorables o adversas, altibajos o crisis, que forman parte de la vida diaria; pero, si falta la confianza, empeñarse en construir algo juntos deja de tener sentido. Sí por el contrario, cuando poseemos la esperanza de que el otro/a cumplirá las expectativas pactadas, aunque no tengamos certeza de tal anhelo, progresaremos con más agilidad, eficacia y satisfacción. La agencia global de comunicación Edelman en 2021 ya nos apercibía de ello.
No siempre somos conscientes de que la confianza está presente en las operaciones del día a día: tomar un café en el bar sin dudar del camarero, subir al autobús que seguirá la ruta prevista, tomarnos el medicamento dictado por la doctora, y así, la confianza ata o une nuestra voluntad incierta a una certeza que aún no poseemos. Más aún, nuestra relación con el mecánico al que llevamos nuestro vehículo. Al final de este periplo, la confianza, como la energía, se puede modificar. Es posible, tal como está el panorama hoy ¿inspirar confianza? ¿hasta dónde?
Nos imaginamos que, aunque estemos hablando de un valor lejano, repleto de crisis, es necesario y nunca debería desaparecer. Para contribuir a su fortalecimiento, opinamos que las siguientes propuestas podrían ayudarnos, partiendo de Aristóteles. 1°. La competencia: tener la seguridad que nuestras obras preceden a nuestras palabras. 2°. La benevolencia. Desear sinceramente el bien de la otra parte y saber demostrarlo con hechos. 3° y el más importante: Integridad o coherencia: la fidelidad a las ideas en las que se cree y que se asumen como guía y límite de nuestra propia actividad y, para cultivar o ser coherente hemos de evitar la mentira o medias verdades. Nietzsche, también explicaba sus consecuencias devastadoras: "lo que me molesta no es que me hayas mentido, sino que a partir de ahora no podré creerte". Ortega y Gasset, desde su sentido más común diría: "la belleza atrae, la inteligencia encanta y la bondad retiene". En definitiva, el atractivo de las diversas organizaciones o personas que las dirigen y ponen por obra, sin duda, están comunicando esos grandes valores occidentales que tanto echamos de menos, sus talentos y sus deseos de servir.
Con ellos, y las dosis que nos puede dar la vida en paciencia, ese aceite de virgen extra de la confianza nos podría ayudar de nuevo a engranar las relaciones en pequeñas y grandes . ¿Podemos seguir fiándonos? Dios lo quiera.
MARIANO GALIÁN TUDELA
Partido Político VALORES