Investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) hacen compatibles la producción energética, la producción agrícola y la protección climática con el proyecto SOLARCAP ('Visera solar').
Apoyado por la convocatoria del Programa regional de Transferencia de Conocimientos la Fundación Séneca, de la Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor, de ayudas destinadas a pruebas de concepto, un grupo de investigadores, liderados por el profesor Javier Padilla, está desarrollando estructuras agrovoltaicas dinámicas para la adaptación climática en viñedos.
"Este proyecto pone en armonía el uso del suelo para producción agrícola y la energía fotovoltaica, adecuándose a unas condiciones climáticas que cada vez son más severas y dificultan la sostenibilidad de la producción agrícola", dijo JM.
Una de las posibles soluciones es la denominada agrovoltaica, que plantea un doble uso del suelo en el que puedan convivir, o incluso beneficiarse mutuamente, la producción agrícola y la energética. Este concepto viene desarrollándose con éxito a nivel mundial, en los últimos años, para diferentes tipos de cultivo y de ahí surge SOLARCAP ('Visera solar').
Los investigadores han desarrollado con éxito la integración de estructuras agrovoltaicas en un cultivo concreto como es el viñedo en espaldera. Se ha identificado este cultivo como especialmente adecuado para desarrollar este concepto al contar ya con estructuras metálicas iniciales para guiar las cepas durante su desarrollo. De este modo, los paneles fotovoltaicos pueden integrarse verticalmente por encima de la cepa sin generar efectos adversos (sombra) entre calles adyacentes.
La Región de Murcia cuenta con una extensión de 29.000 hectáreas de viñedos, lo que permitiría generar entre 6.000-9.000 MW de energía fotovoltaica, lo que equivale a varias veces la potencia instalada en toda la Comunidad, sin requerir ningún uso de suelo adicional al que ya existe como explotación agrícola.
"En este proyecto, se pretende dar un salto cualitativo en la utilidad de estas estructuras, no sólo aumentando la capacidad de generación de energía, sino permitiendo que los paneles fotovoltaicos puedan proteger al cultivo frente a condiciones meteorológicas adversas (especialmente la alta irradiación solar que se viene registrando en los últimos años, y ante la previsión de que sea cada vez más intensa)", argumentó.
Este doble beneficio, mayor producción energética-protección climática, se consigue con estructuras motorizadas dinámicas (viseras solares), mediante las cuáles el viticultor puede controlar el porcentaje de sombra sobre el cultivo en función de las condiciones ambientales.
La inclinación de los paneles permite aumentar el rendimiento energético, a la vez que la adaptación a las condiciones climáticas correspondientes. Por otro lado, la sombra generada sobre el suelo permite reducir el consumo de agua necesario para el cultivo. Esta solución permite, además, realizar las tareas agrícolas pertinentes mediante el repliegue de los paneles a su posición vertical.
El objetivo último es, por tanto, el doble uso del suelo (agrícola-energético), donde la producción energética no sólo sea respetuosa con las producciones agrícolas existentes, sino que sea capaz de proporcionar una mejor adaptabilidad a las condiciones climáticas, permitiendo así un beneficio mutuo entre ambos usos.