Estamos sufriendo en carne propia los envites sin paliativos de una Emergencia Climática Global.
Hay quien durante la última década ha tenido la tentación de negarlo, pero ese momento ya pasó. La realidad que estamos enfrentando en los últimos meses, y que durante décadas han vaticinado multitud de estudios científicos, no deja lugar a dudas. Sus predicciones se cumplen e incluso, por desgracia, se manifiestan antes de lo previsto y con una mayor intensidad.
La Región de Murcia se encuentra oficialmente en estado de Emergencia Climática declarado por el Gobierno Regional en junio de 2020. Una declaración institucional que se convierte en papel mojado si no viene acompañada de medidas de mitigación que contribuyan a reducir los eventos climáticos extremos cada vez más frecuentes, y nos ayuden a adaptarnos y a tolerar los que ya estamos sufriendo. No olvidemos que una EMERGENCIA, por definición, es una situación de peligro o desastre que requiere una acción inmediata.
Como madres, las Madres por el Clima somos pacientes y sabemos que los cambios necesitan tiempo. Sin embargo, lo cierto es que cada vez tenemos menos y nuestro instinto de protección nos lleva a preocuparnos y a activarnos ante la falta de información y desarrollo de la Estrategia de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático de la Región de Murcia aprobada en 2020. Nos preguntamos: ¿Qué medidas se están tomando para proteger a la población y a su medio de vida de las olas de calor, de las pérdidas de cosechas por sequías y/o por eventos climáticos extremos? ¿Se están reorganizando los planes urbanísticos para dar protagonismo a las zonas verdes y para proteger los entornos naturales de esta región a la que llaman la Huerta de Europa? ¿Se están articulando medios de financiación para superar el modelo agrícola actual e introducir prácticas agrarias que reduzcan el estrés hídrico, ajustando las épocas de siembra a las pautas de temperatura y precipitación y utilizar variedades de cultivos resistentes al calor y a la sequía que nos espera?.
Necesitamos que todos los gobiernos, incluido el regional, den respuesta a estas y otras preguntas, y establezcan como prioritarias y críticas las actuaciones de adaptación y mitigación al cambio climático.
Insistimos, la emergencia requiere acción urgente. El tiempo corre en nuestra contra. Estamos tardando en adaptar nuestras ciudades, crear refugios climáticos, acelerar la transición hacia una economía verde y justa.
Por ello demandamos, que, con la máxima celeridad, el Gobierno Regional aborde de forma inmediata la Emergencia que ha declarado, que informen a la ciudadanía del avance de la Estrategia aprobada y de otras medidas que tengan previsto ejecutar, así como de los medios humanos asignados a su desarrollo que, hasta ahora, son alarmantemente escasos.
También nos gustaría hacer un llamamiento a la movilización ciudadana. Los que más vamos a sufrir los efectos del cambio climático somos los ciudadanos de a pie. Somos nosotros, y nuestros hijos e hijas, a quienes nos costará más dormir por las noches, los que tenemos que trabajar con temperaturas extremas poniendo en riesgo nuestra salud, los que podemos perder nuestros cultivos y la fertilidad de nuestras tierras, los que nos exponemos a perder nuestras casas por lluvias torrenciales o incendios… Es hora de luchar por nuestro futuro y el de nuestros hijos e hijas y no permitir que decisiones vitales se tomen siguiendo criterios económicos basados en un sistema que nos ha traído hasta la encrucijada en la que ahora nos encontramos. Reconozcamos de una vez que es imposible crecer infinitamente en un planeta finito, que tiene límites físicos, y que es el único, hasta el momento, donde podemos vivir. Es hora de "mirar hacia arriba" y decidir el final de la película y nuestro papel en ella. Por todo ello, esperamos poder asistir a una verdadera movilización de la ciudadanía en la Huelga Climática del próximo 23 de septiembre.