Esta tarde ha tenido lugar en la Catedral de Murcia la ordenación sacerdotal de Jaime Palao Rubio, Miguel Ángel Sanchíz Díaz, Álvaro José Maury Peñalver, Pablo García Félix, Daniel Aparicio Martínez y José Fulgencio Aguilar Tárraga. A las 18:00 horas comenzaba la celebración presidida por el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, con un aforo reducido. Participaban también en la celebración el obispo auxiliar, Mons. Sebastián Chico; y el arzobispo emérito de Burgos, Mons. Francisco Gil; así como los rectores y formadores de los seminarios, y un nutrido grupo de sacerdotes.
Después de la proclamación del Evangelio ha tenido lugar el escrutinio en el que el obispo ha preguntado a los rectores de los seminarios San Fulgencio y Redemptoris Mater si los candidatos eran considerados dignos, tras la respuesta afirmativa, Mons. Lorca ha elegido a los seis candidatos para el Orden de los Presbíteros.
«Hoy, por la imposición de mis manos, el Señor dará un giro nuevo, admirable y sorprendente a vuestra historia, por eso, estamos contentos y os felicitaremos de corazón». Con estas palabras comenzaba el obispo de Cartagena su homilía, recordando que las ordenaciones sacerdotales de estos jóvenes se realizaban en la solemnidad de san Pedro y san Pablo, celebraba hoy en fiesta adelantada en la Diócesis de Cartagena. Por este motivo Mons. Lorca ha animado a los presentes a orar por el Papa Francisco y a colaborar económicamente en la colecta de hoy para el Óbolo de San Pedro, destinada a las obras de caridad realizadas por el Santo Padre.
El obispo ha recordado a los ordenandos que la santidad es su meta, «ser santos sacerdotes», y que el resto de sus vidas será «un tiempo de respuesta y de conversión al Señor». Mons. Lorca ha animado a los seis jóvenes en la tarea que les espera en el desarrollo de su ministerio sacerdotal: «No temáis, no vais a estar solos, vuestro valedor y vuestra fuerza está en el Señor, solo en el Señor, y no caigáis en la trampa de pensar que no necesitaréis a nadie, como si fuerais superhéroes, porque todos sabemos que solos no podréis vencer las potencias del mal». Les ha exhortado también a sentirse hermanos del presbiterio que hoy les acoge: «Nunca perdáis los vínculos de la fraternidad y de la amistad con el presbiterio diocesano, que nunca os distanciéis de los sacerdotes, porque son vuestros hermanos, ni del obispo, que es el garante de la comunión».
Tras las promesas sacerdotales, el rito de la Ordenación ha continuado con la letanía de los santos, con los seis diáconos postrados en el suelo en oración. Más tarde ha tenido lugar la imposición de manos del obispo, y después del resto de sacerdotes presentes, y la oración consagratoria, momento central de la celebración en el que se confiere el Orden Sacerdotal. Tras esto, los seis nuevos presbíteros han sido revestidos con la estola (ahora sobre los hombros) y la casulla; el obispo ha ungido sus manos con el Santo Crisma, signo del carácter sacramental de la ordenación; y les ha entregado la patena y el cáliz. Con el abrazo de paz del obispo y el gesto de acogida del resto de los sacerdotes, como señal de admisión en el ministerio, ha concluido el rito de la ordenación, y Álvaro, Miguel Ángel, José Fulgencio, Pablo, Jaime y Daniel se han incorporado al presbiterio, concelebrando por primera vez junto al obispo.
Al final de la celebración, el obispo ha pedido oración por las vocaciones sacerdotales: «Merece la pena una entrega generosa, ninguna seducción del mundo se puede comparar con la experiencia de seguir a Cristo Resucitado».