Economía

El rol de la eficiencia energética en el marco de los objetivos 2030: Tecnología, prosumidores y casos de éxito en su implementación

La rápida evolución de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) combinado con la apremiante necesidad de un consumo energético más sostenible, y expresada en las políticas "verdes" promovidas por la UE en los objetivos 2030 y reforzado por el Plan de Recuperación NextGenerationEU, ha dado lugar a un cambio fundamental en las necesidades de los clientes en relación con los servicios energéticos. Esta premisa nos obliga a rediseñar a las comercializadoras eléctricas el modelo de negocio, buscando nuevos nichos de mercado, en los que la eficiencia energética sirve de hilo conductor para flexibilizar la transición energética y ofrecer nuevos servicios que aporten valor añadido al consumidor final.

Los datos de la eficiencia energética en España

Partimos de unos datos poco halagüeños a nivel del parque inmobiliario e industrial español.

La antigüedad media de la vivienda española es de al menos 45 años con una valoración energética media de categoría E según estudios de portales inmobiliarios. A nivel industrial se estima que aún queda un potencial medio de ahorro energético de 8,3 puntos porcentuales para igualarnos a la media europea, lo cual nos deja aún lejos de los Objetivos 2030, que pretenden alcanzar un 32,5% de ahorros energéticos en edificios del territorio comunitario. Según IDAE a nivel sectorial, el montante agregado de Industria, Servicios y Hogar tiene un peso en el consumo de energía final del 54.5%.

A la vista de estos datos, no llegamos aún a los niveles de implementación de eficiencia energética de los países que se encuentran en cabeza a nivel de la Unión, como Alemania, Reino Unido o Dinamarca. Con la transición a la movilidad eléctrica, una tecnología adecuada y una estrategia multidisciplinar oportuna enfocada al sector residencial e industrial, podemos recortar esa brecha y llegar a ese 30% de reducción energética antes del año 2030.

La tecnología es clave para la instauración de las medidas de eficiencia energética

Se ha avanzado mucho en los últimos años en materia de sistemas de medición de consumo energético. El Big Data, El internet de las cosas (sus siglas en inglés IoT), Smart Devices aplicados a los puntos de consumo eléctrico o la gestión de la demanda (demand response), son herramientas que están acelerando el proceso de implantación de estas medidas.

A pequeña escala, la capacidad de reducir los consumos individualizados en iluminación, climatización, los periodos de stand-by de electrodomésticos y maquinaria o la implantación de sistemas de gestión energética, han supuesto un avance en las estrategias de optimización energética de hogares y centros de negocios.

A nivel global, el avance de la tecnología también ha afectado al sistema eléctrico, permitiendo nuevos roles en el mercado o surgiendo nuevos tipos de organización, más flexibles, locales y descentralizados de los grandes productores y distribuidores de energía. Todo ello suma en la disminución de las ineficiencias del sistema: pérdidas energéticas por el transporte de la energía, fallos puntuales en grandes centrales de producción y reducción de intermediarios.

El papel de la eficiencia energética en la transformación del consumidor en prosumidor

La forma que tenemos de consumir y producir energía está cambiando, y con ello, los actores que participan en el mercado eléctrico. El prosumidor energético es una nueva figura que va a ocupar un puesto clave en el esquema energético europeo, pero depende de la disponibilidad de la tecnología necesaria para lograr que esa transformación le sea accesible. Las TIC aplicadas a la eficiencia energética están logrando impulsar el ahorro energético a la vez que facilitan la introducción del autoconsumo eólico o solar en el sector residencial y empresarial. De este modo, se está logrando cambiar el rol que antes tenía el consumidor final, transformándolo en un ente proactivo del sistema, capaz de ser generador de energía y demandante de soluciones que le ayuden a mejorar su comportamiento energético.

De este modo, los agentes tradicionales del mercado eléctrico están teniendo que adaptarse a esta nueva realidad, atendiendo a tres principales situaciones.

-   Ajustar los márgenes de beneficio por la comercialización de la electricidad.

-   Diversificar el portfolio de soluciones, ofreciendo nuevos servicios adaptados a los clientes para convertirlos en prosumidores energéticamente eficientes.

-   Adaptación a un nuevo esquema energético con múltiples productores energéticos, descentralizados, adaptados a un entorno local y cercano al lugar de consumo, y comercializando energías de origen renovable.

Una estrategia interdisciplinar en el campo de la eficiencia energética

Cada día surgen nuevas disciplinas dentro del campo de la eficiencia energética que, por medio del desarrollo de la industria tecnológica aplicada a la medición de sus diferentes parámetros, ayudan a optimizar o complementan a otros métodos para potenciar el ahorro energético en los centros residenciales o industriales.

-   El biomimetismo está potenciando el rediseño de los diferentes espacios construidos para entender e imitar los principios biológicos sobre los que se basa la propia naturaleza, para ahorrar energía y adaptarse de forma optimizada a su entorno.

-   La ecoeficiencia aplicada a la industria y al hogar, están permitiendo establecer estrategias de sostenibilidad capaces de reducir el impacto energético que genera el uso de electrodomésticos y aparatos eléctricos dentro de los espacios habitados.

-   Los sistemas de gestión energética están permitiendo detectar todas las ineficiencias de las instalaciones. El correcto dimensionamiento de las potencias contratadas, consumos latentes no deseados, o cualquier tipo de desajuste en sistemas de climatización, baterías iluminación o calefacción, son detectados por estos sistemas.

La combinación de todos ellos sumados a un correcto uso por parte del usuario final serán capaces de disminuir los consumos no necesarios de electricidad hasta los límites establecidos en la Directiva Europea de Eficiencia energética en edificios (Directriz 2018/844) que están marcados dentro de los Objetivos 2030. Una estrategia interdisciplinar en la que todos los participantes del mercado eléctrico deben aportar su grano de arena para no generar desfases en su aplicación.

El programa Horizonte 2020 y la implantación de la eficiencia energética

El Programa de innovación europeo Horizonte 2020 ha estado impulsando los avances en la transición energética y fomentando la consecución de los objetivos 2030 dentro del territorio europeo. Uno de los proyectos que más éxito ha demostrado en la implantación de soluciones de eficiencia energética ha sido el proyecto UtilitEE, en el cuál MIWenergía ha participado como socio-responsable de la prueba piloto española, junto a un consorcio de 11 empresas y organismos europeos.

El proyecto UtilitEE tenía como objetivo el análisis de los ahorros energéticos que se pueden alcanzar mediante el uso de las TIC, promoviendo hábitos energéticos más eficientes, y con la intención de implementar nuevos modelos de negocio en compañías comercializadoras de electricidad.

Los índices de reducción de energía observados durante las pruebas piloto de UtilitEE alcanzaron un ahorro medio de los participantes del 12% (hasta 840MWh a nivel agregado) gracias al uso de la aplicación en su versión inicial. En su segunda versión se pretende alcanzar un 30% de ahorro en las viviendas y negocios en los que se aplique esta solución, permitiendo recortar los consumos energéticos y reducir su factura de la luz.

Este y otros proyectos de este programa, ahora transformado en Horizonte Europa, están reduciendo la brecha de eficiencia energética entre los diferentes socios europeos, además de poner a Europa como referente mundial en medidas de lucha contra el cambio climático.

Noticias de Economía

La jornada, organizada por la Cátedra EMURI, ha reunido a representantes de 13 empresas referentes en I+D+i de la Región, así como a los rectores de la UMU y la UCAM