Con ocasión del Día Internacional de la Educación, el sindicato plantea sus preocupaciones por las consecuencias de la semipresencialidad y por el incremento de las tecnologías educativas que han exacerbado las desigualdades existentes.

La pandemia de COVID-19 trajo con sigo muchas alteraciones en el sistema educativo que fueron implantadas, muchas de ellas, sin el consenso ni el acuerdo de la comunidad educativa. Una de las medidas más contestadas socialmente fue la semipresencialidad que se implantó en todas las etapas educativas, siendo la Región de Murcia la única que apostó por este modelo que excluye, a diario, a miles de estudiantes de las aulas dejándolos sin clase ni atención educativa.

Algunas de las consecuencias de este modelo de semipresencialidad empiezan a ser evidentes en cuestiones como el retraso en el aprendizaje de los contenidos, el lento avance de los programas educativos, las desigualdades tecnológicas que generan una brecha digital entre el alumnado y entre el profesorado, un aumento de alumnado que está siendo atendido por servicios de salud mental, entre otras cuestiones. José Manuel Fernández, co-portavoz de STERM Intersindical, señala la existencia de "otras consecuencias no tan evidentes pero igualmente importantes como los procesos de desenganche del alumnado que pueden generar mayores niveles de fracaso escolar, absentismo y, por último, abandono escolar. Desde luego quienes sufrirán más las consecuencias educativa de la pandemia y la semipresencialidad serán los estudiantes más vulnerables".

Desde el sindicato afirman que la pandemia de COVID-19 también ha supuesto la rápida implantación de nuevas tecnologías en nuestro sistema educativo. Fernández informa que "el sector de las tecnologías educativas está creciendo con rapidez. Con la misma rapidez que se está ampliando la brecha digital entre alumnado y profesorado. Sin embargo, su acceso se está produciendo sin ningún tipo de control, facilitando la comercialización de la educación y sin que se haya realizado ningún tipo de consulta al profesorado acerca de la introducción de las nuevas tecnologías en la enseñanza".

Para el sindicato STERM-i la digitalización de la educación está estrechamente relacionada con el incremento de la comercialización y la privatización de la educación. Y el resultado no es otro que una brecha de desigualdad cada vez mayor. Por ello, Fernández insiste en que "no se puede permitir a las empresas que operen con tan poca supervisión en uno de los sectores más públicos más críticos. Por lo que hacen un llamamiento a Educación para que el uso de las tecnologías en la educación estén sometidos a una consulta sistemática con el personal docente".