Este sábado, día 5 de octubre, como todos los años se celebra el Día Mundial de los y las Docentes. Celebrado anualmente en esa fecha desde 1994, conmemora el aniversario de la suscripción de la Recomendación de la OIT y la UNESCO relativa a la Situación del Personal Docente (1966).
Este año, la celebración llega envuelta en una situación de especial complejidad para el profesorado en muchas partes del mundo. La llegada al poder, en varios países, de fuerzas políticas que propugnan una involución en los derechos de la ciudadanía, ha provocado un deterioro de la enseñanza en esos países y también de la situación de sus docentes.
Las deficiencias en el sistema educativo español siguen siendo múltiples. Más de una década después del inicio de la crisis, los derechos perdidos con los recortes sufridos -fundamentalmente- entre 2010 y 2015, no han sido recuperados. Las distintas Administraciones con competencias en educación, salvo contadas excepciones, mantienen al profesorado en una situación lejana a la que disfrutábamos en 2008: no se ha recuperado el poder adquisitivo perdido en esos años, se mantiene la interinidad en unos porcentajes difícilmente soportables para el sistema, la precariedad en el empleo con contratos que llegan incluso a un quinto de jornada hacen sonrojar a las organizaciones que propugnan celebraciones como la de este día (UNESCO, OIT, Internacional de la Educación,...etc), el alumnado sigue abarrotando las aulas en no pocos colegios e Institutos….
A todo ello añadimos que en los últimos tiempos, por parte de partidos políticos de diversa índole y asociaciones de carácter ultraconservador, se están multiplicando las acusaciones de adoctrinamiento y las intromisiones de carácter ideológico en la labor profesional del colectivo docente, con el apoyo explícito -como el caso de la Región Murciana- de las responsabilidades políticas que bajo la falsa bandera de la libertad camuflan la represión de la diversidad y colaboran necesariamente a deteriorar el prestigio y reconocimiento del profesorado. La mediocridad y la irresponsabilidad política en nuestra Región nos sitúa ante una creciente situación de desprotección tanto laboral como social.
Hemos de considerar, además, que en el tiempo en que se producía esa pérdida mencionada de derechos y empeoramiento de las condiciones laborales, el sistema educativo no sufría ningún descalabro, sino –al revés- mejoraba en algunos indicadores importantes como el abandono escolar temprano, la tasa de escolarización en el tramo 0-3 años,… lo que demuestra la implicación y calidad de estos profesores y profesoras, que por premio recibían el colocarles en el centro de la diana cada vez que los responsables educativos señalaban la formación del profesorado como una de las claves de mejora del sistema, mientras obvian la financiación, el peso de la privada y sus intereses, las ratios, la atención a la diversidad…, que son- a nuestro entender- las claves (junto a esta necesaria mejora laboral del profesorado) para conseguir una enseñanza en nuestro Estado a la altura de las expectativas y necesidades.