Cada 21 de septiembre se celebra el día mundial del Alzhéimer, una enfermedad considerada la nueva epidemia del siglo XXI, ya que se sitúa entre las diez patologías más mortales del mundo. El Alzhéimer es la causa más común de demencia, engloba más del 60% de los casos. Se trata de una enfermedad degenerativa cerebral que destruye las neuronas y que conlleva la pérdida de memoria y capacidad funcional.
Según ha podido comprobar la compañía líder en salvaescaleras para el hogar Thyssenkrupp Home Solutions, en España hay más de 1.200.000 personas que la sufren, a los que hay que añadir los casos que aún están sin diagnosticar. Y lo más preocupante es que la tendencia indica que en los próximos quince años se podrían superar los siete millones, ya que cada vez aumenta más la población de más de sesenta años y la esperanza de vida. España es el tercer país del mundo con más casos de demencia, sólo le superan Francia e Italia. En el mundo se estima que hay más de cuarenta y seis millones de personas afectadas, una cifra que podría duplicarse en los próximos años.
Aunque el perfil de la persona que sufre esta enfermedad se sitúa en una media de setenta y ocho años, cada vez más va existiendo un desarrollo precoz de la enfermedad. El síntoma más común del Alzhéimer es la dificultad para recordar algo recién aprendido, pues esta enfermedad afecta en primer lugar a la parte del cerebro dedicado al aprendizaje, a medida que va en aumento se produce la desorientación, los cambios de humor y de comportamiento, la confusión, etc. El diagnóstico se lleva a cabo mediante una exploración física y neurológica, resonancia magnética y un TEP que puede mostrar la cantidad de placas y ovillos neurofibrilares.
Aunque no existe una cura, sí existen medicamentos para mejorar la vida de los enfermos y para que el Alzhéimer avance más lentamente. Además, es muy importante seguir una serie de hábitos y rutinas que faciliten el día a día de los enfermos, aconsejan cuales son los mejores:
Simplificar al máximo las tareas y dedicarle más tiempo
Una persona con Alzhéimer puede agitarse cuando las tareas que antes eran simples se vuelven difíciles, así que, es importante simplificárselas al máximo y dedicarle más tiempo. Esto hará que el enfermo no se ponga nervioso y necesite menor cantidad de ayuda para realizarlas. Para hacerle estas tareas más sencillas se pueden poner etiquetas en los cajones y armarios, apuntarlas en un calendario de manera que se puedan ir tachando y usar vestimenta fácil y cómoda de poner.
Flexibilidad en el día a día, aunque con rutinas
Algo muy importante a la hora de ayudar a una persona con Alzheimer es ser flexible, particularmente en los días más difíciles. Una rutina diaria puede ayudarle a hacer más llevadera su enfermedad, pero siempre hay que ser flexible de tal manera que si un día una de esas tareas resulta imposible de realizar es mejor dejarlo para el día siguiente.
Crear un ambiente seguro
La persona con Alzheimer tiene el riesgo de sufrir lesiones si el ambiente en el que está no es seguro, es necesario que no haya peligros, para es muy aconsejable adaptar la vivienda a las necesidades de la persona que sufra la enfermedad. Es importante instalar una cama especial que permita levantarse con facilidad, evitar barreras, es decir, quitar los muebles que dificulten el paso, alfombras peligrosas... Tener rampas, accesos habilitados para personas con movilidad reducida y un salvaescaleras. También es importante que la vivienda sea segura, una buena opción sería colocar cerrojos ocultos en ventanas y puertas y usar más iluminación sobre todo por la noche.
Crear un ambiente tranquilo
Para que el enfermo se sienta tranquilo en casa es recomendable poner música clásica y usar colores suaves en los techos y paredes, ya que los colores fuertes pueden provocar desasosiego y estrés. Es muy importante que por la noche duerma lo máximo posible ya que la falta de sueño puede hacer que pierda la tranquilidad, para ello hay que tratar evitar al máximo que la persona enferma duerma por el día largos periodos ya que esto hará que se altere su sueño nocturno.
Extremar la precaución con las comidas e higiene
El deterioro cognitivo hace que la persona con demencia tengan más dificultad a la hora de comer por lo que es importante facilitarle al máximo ese momento. La mejor manera y que además sirve para seguir una dieta saludable es triturar al máximo los alimentos, se pueden hacer más cremas, purés, sopas... Es importante estimularle para que coma haciendo platos variados y fáciles de digerir, evitando espinas, huesos y alimentos peligrosos y lo más importante no obligar a comer ya que la demencia afecta a la salud dental y la causa de no querer comer pueden ser llagas o encías inflamadas. A la hora de la higiene es importante que se le recuerde de forma periódica que tiene que ir al baño y si es posible cambiar la bañera por una ducha para facilitar el aseo personal, ya que para ellos puede ser traumático que alguien les ayude en esos momentos tan personales y cuánto más puedan hacer por si mismos, mucho mejor.