La explotación de las variables educativas de la Encuesta de Población Activa elaborada por el Ministerio de Educación y Formación Profesional arroja cifras que continúan siendo alarmantes. De 2017 a 2018, los años del estudio, la tasa de abandono escolar aumenta casi un punto porcentual situándose en el 24%. En el caso de los hombres, esta cifra se sitúa ya por encima del 30 %.
La Región murciana sigue ocupando las posiciones más destacadas en el ranking de las comunidades Autónomas con tasas de abandono escolar más altas, sólo por detrás de las Islas Baleares.
Desde STERM Intersindical señalan que detrás de estas pésimas cifras se encuentran malas políticas educativas y un déficit de financiación de la Educación Pública. La imposición de los recortes en el ámbito educativo no ha hecho más que empeorar la situación y dificultar más la puesta en práctica de acciones que podrían permitir situarnos en cifras mucho más bajas como las de Galicia (14%) o Castilla y León (13´9%).
José Manuel Fernández, co-portavoz de STERM Intersindical, señala que “la administración debe fomentar los sistemas de segunda oportunidad e incentivar mecanismos de apoyo que estén a disposición de los y las estudiantes que más lo necesitan. Además, es necesario reforzar los departamentos de orientación y el trabajo de acceso a la información y asesoramiento académico de los profesionales de la educación”.
Desde el sindicato critican que el gobierno regional del Partido Popular esté aplicando unas políticas educativas que ponen en cuestión uno de los principios fundamentales de la Educación: la inclusión y la cohesión social.
José Manuel Fernández, co-portavoz de STERM Intersindical, añade que “si realmente se quiere reducir la tasa de abandono escolar es necesario empezar a aplicar una política de recuperación de derechos laborales, puesto que tienen una manifestación clara y directa en la calidad del sistema educativo. Es necesario que se reduzcan las horas lectivas del profesorado, así como la ratio del alumnado por aula para poder mejorar la atención individualizada de nuestro alumnado y poder identificar e intervenir tempranamente sobre los factores que inciden en el fracaso escolar. Es una tarea inaplazable que la Consejería de Educación está evitando y que, como en el caso del abandono escolar, tiene graves consecuencias que hipotecan el futuro de nuestra región”.