Tras las grandes protestas del ocho de marzo y la voz que cada vez se escucha más, de muchas mujeres cansadas de estar juzgadas y cuestionadas constantemente. Hoy, necesitamos en todos los niveles mayor implicación institucional y política.

El hartazgo de una sociedad que nos machacaba para seguir las reglas impuestas por otros, mayoritariamente hombres, han hecho encontrar un rayo de luz en la vida de muchas. Ya no se trata de romper estereotipos, que por supuesto, si no de encontrar esa libertad que nunca hemos tenido por el único hecho de tener otro sexo.

Desde el PSOE se ha trabajado mucho a todos los niveles por legislar una igualdad que ha permitido un cambio de paradigma. Sin atribuir ningún mérito que no se merezca, el Partido Socialista es una herramienta que nos ha servido a muchas de canal para visibilizar el trato social al que estábamos sometidas.

A veces, las que menos, las leyes han ido por delante de la sociedad. Ya lo vimos con el matrimonio igualitario, la ley del divorcio o la reforma del aborto. Esta, no ha podido ser de otra forma. ¿Es suficiente con que nos reivindiquemos solo en la calle? Está claro que no, hemos de estar en espacios de poder que nos ayuden a construir nuevos modelos de mujer, así en plural porque no hay solo uno.

Desde las instituciones se puede trabajar de forma más contundente. A nivel municipal se tiene que invertir más en conciliación para que no seamos nosotras a quienes nos caiga el mayor peso de tener hijos. Se tiene que apostar por el desarrollo de la mujer en disciplinas altamente masculinizadas.

A nivel regional le corresponderían planes de empleo con una incidencia alta en la inclusión de la mujer en las directivas de las empresas y en los consejos de administración. Así como a nivel nacional, necesitamos una ley de equiparación salarial que prohíba a las empresas pagar menos a mujeres y hombres en función de su sexo.

Todavía queda mucho camino y no vamos a parar hasta conseguirlo. Una lucha de todas, pero también de todo hombre que quiera apoyarnos.