La Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Molina de Segura, con un lleno hasta la bandera, acogió en la noche de este pasado sábado el acto de lectura del Pregón de Semana Santa de la localidad que en su presente edición correspondió al que fuera párroco de la misma hasta el año pasado, el joven sacerdote oriúndo de Las Torres de Cotillas y gran persona Jerónimo Hernández Almela.
El pregonero, emocionado, recibió la ovación final del nutrido público congregado en el templo -compuesto por feligreses, familiares, amigos, autoridades civiles y eclesiásticas, vecinos de la localidad y visitantes- después de una intensa y vibrante expresión de devoción y sentimiento humano que no dejó a nadie indiferente. Y es que Jerónimo Hernández concitó el favor cálido del respetable aplaudiéndole, jaleándole.
¿Alguien recuerda algo así en la villa conservera? Un pregón que marca un antes y un después en su género revolucionando el arte de la oratoria cristiana con grandes dosis de emotividad y musicalidad discursiva y haciendo profesión de fe cofrade este torreño de devoción germinada ya en balbuceos de infancia en la veterana Hermandad procesional de Nuestro Padre Jesús Nazareno de su localidad natal.
Y todo ello bajo el halo de compases de marcha pasionaria en un deleite de jugoso -por sugestivo- mensaje de humanismo al que se sumaba en sus líneas discursivas remembranzas personales, glosas a las costumbres e hitos de Molina de Segura,..., un despliegue de perspectivas que caló en un auditorio que hizo resonar al máximo el palpitar de los corazones reunidos en el templo decano de la capital de la Vega Media.