La grave situación por la que atraviesa el Mar Menor, la laguna costera más grande del Mediterráneo, hace que sea urgente la aprobación del Plan de Gestión del Mar Menor, según el partido verde, para contrarrestar la degradación ambiental que sufre este espacio natural catalogado, entre otros, como Lugar de Interés Comunitario (LIC), Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA), y Hábitat Prioritario por la UE.
A la presión urbanística de las riberas del Mar Menor realizada desde los años '60 con el boom turístico, ya denunciado desde hace décadas, se suma el desarrollo de una agricultura intensiva y contaminante con la instalación de regadíos que demandan cantidades ingentes de agua, bien sea a través de trasvases, agua desalada o procedente de pozos. El agua extraída de los pozos (300 de ellos registrados, aunque se estima que su número alcanza los 1000) produce residuos salobres que van a parar a la laguna.
El deficiente tratamiento de esos residuos da como resultado la contaminación de las aguas del Mar Menor, principalmente por nitratos, que ha producido el alarmante estado de turbidez, reflejo de las sustancias contaminantes en suspensión que lleva el agua. A los vertidos procedentes de la Rambla del Albujón se suman los lixiviados de las lluvias con restos de fertilizantes y pesticidas que contribuyen a la eutrofización, es decir, al aumento de materia orgánica, de la laguna. El estado de grave deterioro del Mar Menor exige la aplicación de medidas urgentes a corto plazo, como la instalación de "filtros verdes" y a cambios estructurales a medio y largo plazo.
Desde EQUO RM creemos imprescindible un cambio de modelo productivo en sectores como la agricultura y el turismo. En el sector agrícola, la generalización de la agricultura ecológica extensiva, sustituyendo al modelo intensivo e insostenible que domina en la actualidad, sería el modo de revertir la situación, eliminando la fuente de contaminación de la laguna. Además, sería una oportunidad para crear una serie de productos agrícolas de calidad que contribuirían a la salud de los consumidores, de los ecosistemas y de los propios agricultores.
En cuanto al turismo, la adopción de un modelo de bajo impacto ambiental ayudaría a la recuperación de la laguna y a la promoción de un espacio natural singular como es el Mar Menor. Para ello, es primordial recuperar las condiciones originales, en cuanto a biodiversidad de fauna y flora, regulando la navegación a motor, mejorando la depuración de aguas residuales de origen urbano, poniendo fin a las urbanizaciones en el entorno de la laguna, eliminando las prácticas de remover el fondo con maquinaria pesada y paralizando el dragado de playas o la construcción de espigones que modifican la dinámica litoral y afectan a las poblaciones de fanerógamas marinas.