A lo largo del día terminarán de llegar a la Región los autobuses con los hospitalarios y peregrinos que a primera hora de la mañana salían desde Lourdes, aunque el grueso de la peregrinación regresaba ayer. Durante tres días intensos la Hospitalidad Diocesana de Nuestra Señora de Lourdes ha vivido en esta peregrinación momentos de acercamiento personal y comunitario a Dios a través de la oración y las celebraciones pero sobre todo a través del enfermo.
El Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, quien ha presidido la peregrinación, valora positivamente el trabajo de la Hospitalidad, tanto organizativo como la labor propia de cada voluntario, a quienes ha denominado “ángeles” en más de una ocasión. “Miman a los enfermos, destaca la atención y dedicación con cada uno de ellos. Con un cariño desbordante, una ternura envidiable. No he visto esfuerzos ni una mala cara, solo diligencia, corazones entregados, mucha alegría, una espontaneidad tremenda”. Mons. Lorca resalta que el verdadero milagro de Lourdes es el ambiente de fraternidad, la caridad: “Estáis honrando a Dios con vuestra vida: ese es el milagro de Lourdes, la caridad, la misericordia, el amor”.
Durante la Misa en la Gruta, ayer por la mañana, el Sr. Obispo animaba a enfermos, voluntarios y peregrinos a vivir los sentimientos que se experimentan en Lourdes cada día. “Tenemos que hacer el esfuerzo de saber transportar este espíritu de caridad y alegría para vivir Lourdes en la casa, en el trabajo y en cada una de nuestras responsabilidades. Felicidades Murcia porque tienes una gran cantidad de hombres y mujeres en todos los pueblos y ciudades de la Región muy grandes y extraordinariamente admirables”, explica Mons. Lorca.
Son muchas las actividades y celebraciones que se han realizado estos días, pero a pesar de la intensidad de cada jornada enfermos, voluntarios y peregrinos buscaban a diario un momento para acercarse a la Gruta y pedirle a Nuestra Señora de Lourdes por sus intenciones o por las de aquellos que se las encomendaron.
El presidente diocesano de la Hospitalidad, Joaquín Martínez, asegura que un año más se ha vuelto a producir el milagro de Lourdes en la aceptación de la enfermedad y la alegría. “Volvemos a casa con las pilas cargadas, llenos de la gracia del Señor”, asegura, explicando además que ser hospitalario “es una forma de vida” por lo que no todo queda en los días de peregrinación, sino que el hospitalario trabaja durante todo el año.
Este próximo sábado, los responsables de los diferentes servicios y los delegados mantendrán una reunión para valorar cómo ha transcurrido la peregrinación y comenzar a preparar las actividades para el próximo curso.