Lázaro Issaqui era un músico excelente, un artista que llegó a convencer al mundo flamenco de su talento para mezclar la música cubana con el arte jondo, y que en Lo Ferro acogieron con los brazos abiertos. El pasado sábado, tras un concierto en la República Dominicana, falleció de un infarto cerebral; junto a él se encontraba su mujer, médico de profesión. Mañana martes se repatriarán sus restos a España para que sus familiares y amigos puedan despedirse de él.
Lázaro era una persona que dejaba huella por donde pasara, transmitía alegría, frescura, y todo aquel que lo haya conocido, aunque fuera brevemente, se acordará de él por su energía y sus ganas de vivir. En Lo Ferro fue una figura indispensable año tras año, la resonancia de su caja es un sonido único que añoraremos, y que ahora estará volviendo a escuchar Sebastián Escudero, fundador del Festival de Cante Flamenco de Lo Ferro.