El director general de Economía, Antonio Vicente Álvarez, explicó hoy que los datos de IPC final vienen dados por las fluctuaciones de los precios de la energía y de los alimentos no elaborados, ya que la inflación subyacente, que no tiene en cuenta estos productos, se está situando en valores cercanos a 0. En el caso de septiembre la inflación sube respecto a agosto, al aumentar la tasa anual del -0.9 por ciento al -0,3 por ciento, con la subyacente situada de forma estable en torno al -0,2 por ciento.
De hecho, los alimentos y bebidas no alcohólicas, el vestido y calzado, el ocio y la cultura y hoteles y restaurantes tienen tasas de variación positivas, compensadas fundamentalmente por la tasa negativa del transporte afectada por el precio de la energía.
Estos datos, a pesar de mantenerse en cifras negativas durante los últimos meses, "alejan la posibilidad de deflación, aunque la evolución de los precios de la energía condicionará el cierre del año", destacó Álvarez.
El director general resaltó que los precios "se mantienen moderados en un contexto de incipiente, aunque todavía tímida, mejora del consumo" (las ventas del comercio minorista han crecido un 1,3 por ciento en lo que va de año) y un "significativo crecimiento de las cifras del sector turístico".
Además, este comportamiento de los precios "es importante en cuanto que la estabilidad de precios y salarios mejoran la competitividad de nuestra economía, elemento clave para la recuperación", señaló Álvarez.